Agatha Christie: cuando la realidad supera a la ficción

Por Isabel M. Saieg

Recibiendo apodos como La Duquesa de la Muerte, La Señora del Misterio y La Reina del Crimen, Agatha Mary Clarissa Miller es, según muchos, la mejor autora de novela negra de todos los tiempos. “Firmé 66 novelas negras bajo el pseudónimo de Agatha Christie, además de 6 novelas rosa y 11 cuentos bajo el pseudónimo de Mary Westmacott”, mencionaba, acomodándose el largo abrigo negro y cruzando los de brazos.  “También escribí dos autobiografías y dos obras de teatro”.

Nacida en la ciudad de Torquay en 1890, Agatha estudió en casa a lo largo de su infancia, sin asistir a ningún tipo de instituto, aprendiendo a leer a la corta edad de cuatro años. “Viví una infancia bastante feliz, creciendo rodeada por mujeres extraordinarias y fuertes que fueron mis grandes modelos a seguir. Eso hasta que mi padre falleció cuando yo tenía apenas 11 años, dejándonos en manos de un futuro económico incierto y marcando el fin de mi infancia.”

Después de la muerte de su padre, entró al sistema de educación formal, estudiando así en distintas escuelas en París. De mayor, estudió canto en la capital francesa.

“¿En qué momento comienzas a escribir?” pregunté. Me contó que en 1910 su madre enfermó, yéndose así con ella a El Cairo para pasar más tiempo juntas. Fue en esta situación cuando escribió su primer relato, que constaba de 6.000 palabras. Después de ese momento, nunca más se detuvo.

En 1914 se casó con el coronel Archibald Christie, militar y hombre de negocios. 6 años después de su matrimonio escribe su primera novela policíaca “El misterioso caso de Styles”, donde presenta a su personaje Hércules Poirot, un detective privado de nacionalidad belga, protagonista de 33 novelas y 50 relatos cortos.

Agatha se divorció del coronel Christie en 1928, para luego contraer matrimonio con un arqueólogo llamado Max Mallowan. “Gracias al trabajo de mi marido, pude recorrer distintos lugares, como Siria e Irak, inspirándome así para escribir varias de mis novelas.” Entre estas se encuentran “Asesinato en Mesopotamia”, “Muerte en el Nilo” y “Cita con la muerte”. Tras escribir una larga lista de textos, falleció por causas naturales a los 86 años.

Lo más interesante de la vida de esta autora, fue su desaparición por once días en 1926. Era el día del lanzamiento de su sexta novela policial “El asesinato de Roger Ackroyd”. Esa misma mañana su marido le confesó que estaba enamorado de otra mujer y que quería divorciarse de ella. Tras una gran pelea, Agatha se esfuma por once días. Le deja una nota a su secretaria diciéndole que estará en Yorkshire y lo próximo que se sabe de ella es que su auto está completamente destrozado, hallándose en él una pequeña valija con su ropa y manchas de sangre.

Más de 15.000 personas la buscaban por todas partes, sin poder encontrarla. Finalmente, se estaba alojando en un hotel bajo el nombre de la amante de su esposo. En relación al accidente, lo único que dijo fue “Fui estúpida, estúpida… porque amaba profundamente la vida”. Ni siquiera al redactar sus autobiografías tocó el tema.

Con esto podemos decir que la vida de Agatha Christie fue igual o incluso más emocionante y misteriosa que sus novelas, que la llevaron a convertirse en una de las autoras más vendidas de la historia. Hoy la conocemos como la reina del misterio y, sin duda alguna, será muy difícil destronarla.

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