AGUA DEL AIRE

El agua es un recurso esencial. Sin embargo, tres de cada diez personas en el mundo carecen de acceso a agua potable en el hogar según un nuevo informe conjunto de la Organización Mundial de la Salud y Unicef.  En parte, esto sucede por el aumento de población y el inmenso gasto que se requiere para transportar este preciado recurso desde ríos y lagos hasta las ciudades emergentes.

Muchos otros hogares son construidos en zonas remotas, alejadas de estas fuentes acuíferas, permaneciendo sin acceso al líquido vital. Pero ¿qué pasaría si no tuviésemos que depender de ríos o lagos para conseguir agua? Si pudiésemos extraerla en cualquier lugar. En realidad, ¿qué pasaría si se pudiera obtener agua desde el aire?

Tres profesionales se hicieron esta misma pregunta y, utilizando sus conocimientos en ingeniería, diseño y soluciones de agua, adaptaron tecnología militar israelí para crear FreshWater, sistema inteligente de uso doméstico que produce agua purificada a partir del aire, sin necesidad de conectarse a una red convencional de agua potable y que funciona tan sólo con ser conectada a una fuente eléctrica (o paneles solares en su defecto). Esto la convierte en una solución complementaria simple, efectiva y sustentable para los problemas de escasez de agua en el planeta.

Ha sido tal el impacto en localidades rurales del norte de Chile o en comunidades de Centroamérica, que el invento liderado por el ingeniero forestal Héctor Pino ganó la versión chilena del Chivas Venture, competencia internacional que premia start-up de impacto social, y ahora se alista para la final global de mayo en Europa.

“Lo hicimos porque queremos que millones de personas puedan acceder al agua, sin importar dónde vivan”, explica el propulsor de esta iniciativa. Tras ganar el Chivas Venture en diciembre pasado, el CEO de FreshWater viajó a Estados Unidos para un mentoring en la Universidad de Oxford. De regreso en nuestro país y con la ilusión de mejorar la calidad de vida de las personas a escala global, Héctor Pino apartó unos minutos de su apretada agenda  concediendo esta significativa entrevista a Costa Magazine.

 

¿Cuál es tu evaluación del mentoring impartido por la Universidad de Oxford?

“Muy valioso. Como representantes de Chile fuimos uno de los 27 países que se medirán en la final europea. La idea fue potenciar nuestra iniciativa mediante un sistema de evaluación de negocios o medición de impacto social. Por otro lado, hubo mucho coaching respecto al modelo de negocios, a los números y la competencia misma en cuanto a presentar y exponer de la mejor forma cada proyecto”.

 

Hasta la fecha tienen unas 30 máquinas instaladas en el norte del país beneficiando a más de 3 mil personas, ¿cómo ha sido esta experiencia?

“Puedo mencionar a la comunidad de Copaquire que vive a 3.800 metros de altura. Ellos utilizan una de nuestras máquinas (modelo Eco) abastecida de energía solar. En realidad cuentan con una fuente de agua pura ilimitada, sin tener que depender de otra fuente energética. Recordemos que durante el invierno boliviano quedan totalmente aislados y no pueden llegar a ciudades como Calama o Pica para abastecerse de agua u otros insumos”.

 

Pero entiendo que no es sólo en Chile donde están causando gran impacto.

“Estamos trabajando con la cancillería colombiana para implementar un primer sistema en zonas remotas de Guajira donde no hay luz ni agua, de hecho, es uno de los lugares con mayor tasa de mortandad infantil. También en El Salvador, isla de Tasajera, instalamos un sistema de provisión de agua, pues la gente la obtenía en bolsas de plástico, lo que contamina aún más al planeta”. 

 

¿Cómo ha respondido el Estado chileno con la idea de implementar a mayor escala FreshWater?

“Diría que tratamos de evitar al Estado, pues en vez de desgastarnos convenciéndolos de lo bueno que somos preferimos invertir nuestro tiempo en hacer cosas. Y a pesar de que han conocido nuestra tecnología a través del Congreso del Futuro, o recordando la vez que la ex presidenta Bachelet y sus ministros tomaron agua, está lo que denominamos como ´barreras mentales´, ya que no son capaces de asimilar  en forma  rápida estas iniciativas para introducirlas dentro de un programa que permita mejorar condiciones de vida y salud de las personas en distintas localidades.

Más bien, caen en un PxQ que es una licitación – vendamos 200 mil máquinas pero no importa a quien le caiga  y no importa si el día de mañana se echa a perder y quién la mantiene-. Allí caemos en una disyuntiva con FreshWater.  A nosotros sí nos interesa quiénes van a ocupar el sistema o si se echa a perder y qué pasará en 10 años más.

 

Ahora, una de las entidades gubernamentales que sí nos han apoyado es Corfo como uno de nuestros aliados principales. Pero cuando entras al área chica con las entidades técnicas, las cosas no resultan, se van dilatando, y en realidad Freshwater lo que busca es un aliado para ejecutar proyectos ahora. La gente hoy tiene problemas de agua y necesita una solución urgente”.

 

En Ciudad del Cabo, Sudáfrica, están sufriendo gran sequía. ¿Los contactaron?

“Desde este verano se redujo el consumo en Ciudad del Cabo a 50 litros por persona cada día o podrían quedarse sin agua. Pero para que veas tú, nos contactaron a nosotros que estamos en el “poto del mundo” para ver si podíamos colaborar de alguna forma. Así que estamos analizando con Prochile, el consulado y el Gobierno de Sudáfrica la manera de aterrizar la iniciativa. Nuestro gran problema como emprendimiento social es que nos queda muy lejos la logística, y esto también te encarece poder llegar a otros puntos, poder masificar la tecnología. Por eso necesitamos aliados en otros países”.

 

¿Tiene techo FreshWater?

“No hay techo. Esto es una evolución constante, a pesar de ser una tecnología  que estamos modificando, innovando constantemente, tenemos la ambición de escalar a otros países, posicionarnos en Centroamérica, ojalá en 2019-2020 estár en Arabia Saudita, en La India”.

 

Si ganaran la final europea en mayo de Chivas Venture, cuál sería el destino de los recursos.

“Debo aclarar que cada proyecto solicita un monto de acuerdo a su plan. Nosotros necesitamos 250 mil dólares para escalar más rápido y no esperar de aquí a dos años para posicionar a FreshWater, por ejemplo en Centroamérica. Lo que buscamos es un aceleramiento”.

 

Ahora, 250 mil dólares es una cifra ínfima de acuerdo a los alcances de esta tecnología y al impacto social que tiene.

“Si analizaras cuánta plata se gasta el Estado para atender hoy en día las necesidades de agua de todo tipo, no solo como gobierno sino en todas las áreas  ( Ministerio de Vivienda,  Mop, Indap, DGA), dices con toda esa plata ya hubiésemos resuelto el tema de muchos hogares en nuestro país. Nuestro objetivo es implementar un programa del agua a través de incorporar la tecnología en la vivienda  social. Para ello, trabajamos con Fundación Vivienda en un prototipo de una casa autónoma con energía solar y agua extraída de las partículas del aire”.

 

 

 

 Imágenes: Gentileza Freshwater / Texto: Cristian Muñoz Caces 

 

Otras lecturas

Suscríbete a nuestro Newsletter