La estrecha relación entre lo que comemos y nuestras emociones
En los últimos años se ha estudiado mucho sobre la estrecha relación que existe entre psicología y nutrición: cada vez es más frecuente hablar sobre la influencia que tienen nuestras emociones al momento de decidir qué comer y cómo alimentarnos. Pero, ¿es posible que nuestra alimentación afecte nuestro estado emocional?
Nuestra mente está activa las 24 horas del día sin pausa: pensamientos, emociones, sentidos, respiración, movimiento, sueños… todo esto es controlado a nivel de nuestro sistema nervioso central.
El cerebro, como cualquier otro órgano del cuerpo, necesita recibir los nutrientes adecuados para tener un óptimo funcionamiento. Lo que comemos afecta directamente la estructura y función cerebral, repercutiendo así en nuestro estado de ánimo.
Los alimentos con un alto contenido nutricional en términos de calidad incluyen en su composición gran variedad de vitaminas, minerales y otras moléculas con efectos antioxidantes y antiinflamatorios.
En general hablamos de alimentos reales: vegetales y frutas frescas, granos enteros e integrales, legumbres, semillas y frutos secos en su estado natural. Estos tienen la capacidad de mantener nuestro cerebro bien nutrido y protegido del estrés oxidativo y otros procesos celulares que con el tiempo pueden provocar daños severos en los tejidos.
Por otra parte, están los alimentos procesados y con un alto índice inflamatorio: azúcares refinados, productos elaborados a gran escala con una lista larga de preservantes y otros químicos en sus ingredientes, endulzantes y edulcorantes, enlatados y derivados cárneos (embutidos y otros similares).
El excesivo consumo de estos puede provocar grandes daños en funciones de nuestro organismo que finalmente repercuten en nuestra función cerebral, promoviendo inflamación y estrés oxidativo.
¿Cómo se explica esta relación a nivel bioquímico? Nuestro sistema nervioso utiliza sustancias químicas llamados neurotransmisores para realizar sus funciones básicas. La mayoría de estos compuestos químicos se sintetizan a partir de los alimentos que ingerimos durante el día.
La serotonina, también conocida como “la hormona de la felicidad”, es la reina de nuestro estado anímico. Se sintetiza a partir de un aminoácido esencial: el triptófano, y su principal función es modular nuestros estados de ánimo, apetito y sueño.
El triptófano lo encontramos en ciertos alimentos como las semillas de sésamo, nueces, maní, cacao natural y plátano. Pero no sólo basta con esto: para sintetizar la serotonina necesitamos además otros nutrientes: ácidos grasos, magnesio, selenio, zinc y vitamina D, entre otros.
¡Una dieta basada en alimentos reales y en su estado natural es capaz de entregarnos esto y mucho más!
Empieza a poner atención de cómo te sientes luego de consumir distintos alimentos y observa la diferencia.
Dra. Natalia Delorenzo C.