Al oriente de Bolivia, en la cuenca del Amazonas, se encuentra una de las regiones con mayor biodiversidad del mundo y con una abundancia inigualable de especies únicas en flora y fauna, El Beni. Una especie de archipiélago boscoso rodeado por sabanas y humedales de los llanos Mojeños. La vegetación constituye un intrincado mosaico de bosques de tierra firme, inundaciones y pantanos, sabana de inundación estacional, pantanos de cyperaceas y lagunas.
Para el biólogo y herpetólogo chileno Damien Esquerré, éste es su lugar favorito en el mundo. “En términos de aventura, fotografía y naturalismo Bolivia fue y seguirá siendo la mayor escuela y experiencia para mí. La combinación de una riqueza cultural intacta, la falta de influencia norteamericana y una diversidad biológica indescriptible lo hacen un paraíso para alguien buscando una desconexión del mundo moderno y zambullirse en lo impredecible”.
Cada fotografía de este reportaje ha sido captada por la cámara reflex de Damien, quien lleva varios años adentrándose en el Amazonas boliviano con tal de estudiar y descubrir nuevas especies. Con una diferencia horaria de catorce horas nos contactamos con el joven biólogo de 29 años, quien reside en el oceánico país desde el año 2013 época en que comenzó su magister. Hoy continúa con el doctorado de biología en la Universidad Nacional de Australia (ANU por sus siglas en inglés).
Desde pequeño Esquerré sintió gran fascinación por la naturaleza y una atracción particular por insectos y reptiles, sobre todo las serpientes. “Fue una progresión natural haber elegido la carrera de biología”, confiesa. Al trabajar durante un tiempo en el Museo Nacional de Historia Natural haciendo taxonomía – la ciencia de descripción y organización de especies – y al adentrarse en estudios de biología evolutiva decidió realizar un doctorado.
Esta búsqueda de lo impredecible que describía Damien en medio de una desconexión total del mundo moderno son algunas de las vivencias destacadas del investigador chileno que el año pasado realizó un importante hallazgo que – según consignaba el rotativo nacional La Tercera – “ayuda a entender la teoría de la evolución al descubrir que pitones y boas, pese a ser especies distintas, evolucionaron de manera similar, compartiendo muchos rasgos”.
MISTERIO & BELLEZA
Los tres últimos viajes realizado a la región del Beni, la figura del guía y experimentado cazador Julio César Pelón Roca es fundamental. “Nadie conoce la selva como él – dice Damien-. Nos llevaba por lugares jamás transitados por turistas. Vimos cráneos humanos siendo lavados por el desgaste de la orilla por el rio Beni; compartimos con tribus indígenas y acampamos varios días en el medio de la selva durmiendo bajo las estrellas. Julio además tiene el mayor sentido de humor excepcional. Cuando nos manda la lista de compras, siempre nos encargaba velas por si sufríamos la picadura de una serpiente. No quedaba más que hacer el velorio (broma tal que te hace pensar dos veces embarcarte en tal aventura)”.
La aventura del científico chileno, junto al equipo guiado por el cazador boliviano, retrata de forma casi artística ciertos momentos que en palabras del biólogo cobran mayor riqueza. No se trata de un texto de Ciencias Naturales o una revista especializada como Nature. Es una historia en que diversas emociones se conjugan. Alrededor del pueblo Rurrenabaque, adentrándose en la selva el riesgo de ser mordido por una serpiente, o sufrir el ataque de algún caimán, junto a otros tantos insectos que habitan en la cuenca amazónica, se mezcla con la alegría de descubrir nuevas especies y de verlas interactuar en su hábitat natural.
La emoción de acampar en medio del todo y, de la nada a su vez, bajo las estrellas, a la interperie, cuando muchos de los insectos se activan, y sentir caminar a tremendas arañas por tu cuerpo es toda una aventura para este apasionado biólogo titulado en la Universidad Católica. Demás está mencionar aquel terrorífico episodio en que una manada de más de cien pecaríes (chanchos de monte) alborotan el lugar con su nauseabundo olor y el ruido de sus colmillos chocando con la vegeteción. “Al escucharlos venir y sentir el olor tan fuerte tuvimos que subir a los árboles pues son muy confrontacionale, y si te ven tu vida corre peligro”.
Uno de los misterios que aún persisten para Damien se da en los momentos del descanso, cuando se detenían a observar cada detalle del entorno. El propio científico lo describe.
“Debajo de cada hoja, sobre cada rama, hay alguna criatura que nunca has visto antes. Muchas de esas las he compartido con expertos de todo el mundo, y nadie sabe qué son. Posiblemente muchas sean especies completamente nuevas para la ciencia. En uno de estos días, veo algo pequeño y verde, un poco mas grande que un grano de arroz, en el suelo del bosque. Era uno de estos gorgojos verdes, una especie de una familia con mas de 60 mil especies. Pero no estaba vivo, estaba muerto, agarrado de una ramita. Le salían por los lados estos honguitos rojos. Estos se llaman Cordyceps, unos hongos que infectan insectos y toman control de su conducta. Eventualmente mueren y los hongos salen para esparcir sus esporas. Lo increíble es que al mirar bien alrededor, estaba cubierto de estos mismos insectos y todos habían sufrido el mismo destino”.
Hay varias clases de serpientes venenosas en el Amazonas boliviano, aunque si te pica una, como dice Julio: ya no hay nada más que hacer, solo colocar velitas. “Un montón de veces fui picado por hormigas de fuego que te imprime un dolor muy agudo – señala Damien -, también fui picado por avispas amazónicas. En cierta ocasión comencé a sentir un ardor fuertísimo en la cabeza, miré hacia atrás y había frotado mi frente con una cuncuna de 15 centímetros llena de espina que me inyectó veneno. Por un par de horas tuve un dolor insoportable. En el agua hay rayas que tienen un aguijón venenoso, hay anguilas eléctricas que quizás son más peligrosas que los caimanes y las pirañas que habitan el Río Beni”.
Este sería para Damien Esquerré su lugar favorito en el mundo. A partir de la presente sección Naturaleza, Costa Magazine hará un seguimiento al trabajo del biólogo chileno consignando sus increíbles aventuras por el Amazonas, Asia y la extensa sabana australiana, aventuras en que la biología cobra más vida que nunca.