Un proceso creativo espontáneo, marcado por una identidad que evoca sensibilidades, emociones y las sutilezas de un fluir de experiencias, son el sello de la marca de moda Anchoke. Piezas únicas, exclusivas y elegantes, se convierten en los elementos que le entregan el valor a cada prenda.
Por Marcela Cademartori
Fotografías de Andrés Cabezas
IG @anchoke.cl
Entender la esencia bajo la cual nace la marca de moda Anchoke es adentrarnos primero en el relato de su autora Ana María Choque. El norte de Chile fue el lugar en donde la diseñadora creció, y hace siete años se radicó en Santiago para estudiar.
Se tituló como nutricionista; sin embargo, existía una inquietud dada por un ámbito que desde muy pequeña le llamó la atención: el diseño y la moda. “Comencé a cuestionarme cómo hacer de esto algo real y tangible, lo que me llevó a estudiar diseño de vestuario y a especializarme en alta costura. Sentía que ahí había una oportunidad para hacer algo diferente y dejar mi sello estampado”, relata Ana María.
La oportunidad que le entregó Eduardo Cerda, profesor de su carrera, para participar junto a él en el Fashion Week de Nuevas York, con una colección de accesorios, le significó a Ana María una oportunidad para desenvolverse en un ámbito, que como ella confiesa, es muy difícil sobresalir.
En el año 2018, surgió para Ana María otro proyecto. Esta vez el objetivo era mostrar una colección de vestidos en el Hotel W. Sin embargo, el estallido social y, posteriormente la pandemia, paralizaron todo, mas no sus ganas por seguir con esa inquietud que estaba decidida a llevar adelante.
“En plena pandemia nació mi primera colección de vestidos, que de alguna manera fue la proyección de esto que había trabajado en el 2018”. Con este primer impulso, Ana María comenzó a descubrirse como diseñadora y definió cuál era el sello que le quería entregar a su marca.
Si había algo en lo que estaba segura era que existían dos cualidades que no iba a transar: exclusividad y elegancia. “Puedo ir mutando o transformando mis procesos creativos, pero la base será siempre estas cualidades, que se han convertido en el sello de mi marca. Aspiro a que cuando alguien vea una prenda mía la reconozca como tal”.
EL VALOR
Hacer prendas únicas y personalizadas es uno de los atributos que le entrega el valor a la marca, tal como lo explica Ana María. “Son piezas exclusivas y de diseño de autor. Me gusta que en mis colecciones no solo haya vestuario, sino también incorporar accesorios, aros y diademas. En fin, busco que sean colecciones que engloben muchas cosas”.
Un proceso creativo que tiene un origen en una sensorialidad bien definida es otra de las cualidades que identifica a una marca que busca conectar con ámbitos que van más allá de solo telas y diseños. “Por eso digo que mis diseños apuntan a una mujer que le gusta sobresalir, que posee elegancia y prestancia, y que es capaz de trasmitirla”.
“Pero además mi proceso creativo ha sido un descubrimiento. En mi cabeza hay muchas ideas que se han acumulado producto de viajes y experiencias, y están todas ahí. Han ido brotando de a poco, cada una en el momento preciso y esto es algo que también me define como diseñadora. Siento que aún me estoy descubriendo y desde ahí nace obviamente un elemento sensorial que es parte de mi inspiración”.
Colecciones marcadas por detalles especiales hechos en pedrería y bordados son ese sello diferenciador de prendas que destacan por un minucioso trabajo, que es parte de la modalidad bajo la cual Ana María concibe su confección “Me gustan los detalles y la prolijidad del diseño, creo que es otra manera más de definir colecciones que, además son únicas”.
Para Ana María el diseño y su trabajo son expresiones artísticas y como tal deben encontrar un espacio en el país. “Es un camino por el cual es difícil transitar; sin embargo, siento que hay oportunidades, sobre todo junto a un trabajo colaborativo. Por ahora sigo en este descubrimiento como diseñadora y también de Anchoke”.