Energía y motivación, dos cualidades que van moviendo el día a día de Andrea Molina. Una agenda apretada es el mejor reflejo de su nuevo desafío: convertirse en la próxima alcaldesa de Viña del Mar. De su manera de ver la política, de los cambios que se deben generar y algunos de sus pasatiempos preferidos, hablamos en esta entrevista que concedió a Costa Magazine.
Hacer política en estos tiempos parece no ser una tarea fácil. Pese a ello, Andrea Molina tomó la decisión de regresar y volver a un ámbito que la apasiona, y en el cual ha podido demostrar un marcado sentido social. ¿Pero de dónde nace esta vocación? Una respuesta que la lleva a recordar su tiempo de infancia y adolescencia, en el cual siempre estaba dispuesta a ayudar a primos y conocidos.
“Era mi esencia, algo que me nacía en forma natural. Hasta el día de hoy tengo una sensibilidad muy a flor de piel. No temo mostrar mis emociones o a expresar mis sentimientos. Eso es lo que te convierte en única y especial. Es lo que nos hace diferentes a unos de otros”, comenta la ex parlamentaria, quien fue diputada por la V Región entre el 2010 y el 2018.
Esta forma tan espontánea de Andrea de expresarse y mostrarse tal cual es, risueña, divertida, a veces seria cuando la situación lo amerita, la hace ser una mujer íntegra en todo aspecto, y es desde acá que ha proyectado la forma de hacer política desde que partió en esta actividad.
“Hoy es fundamental humanizar la política, plantear las propuestas desde una mirada ciudadana y territorial, entendiendo los problemas reales de la gente y levantando las soluciones en conjunto. Es la única manera en donde las personas se vuelvan a sentir consideradas, escuchadas y que dejen de pensar que son solo un número más”.
Una mirada inclusiva y de horizontalidad es la que Andrea busca imprimir en lo que espera sea su futura gestión como alcaldesa. “Debemos trabajar en propuestas reales, que se puedan cumplir. Hay que ser cuidadosos de no generar falsas expectativas, y para ello es fundamental saber el terreno al cual se va a entrar y los recursos disponibles. Con eso claro, se puede trabajar en programas construidos en base a una alianza público- privado, considerando a la comunidad en esta participación”.
Todo esto demanda un trabajo en terreno al que Andrea no le teme, y más aún, es para ella el punto de partida para conocer de primera fuente cómo se debe ir delineando la gestión municipal. “Y es que las soluciones adecuadas no van a llegar desde una oficina. Estas deben nacer y desarrollarse a partir de un trabajo en terreno y en conjunto con las personas”, sostiene.
UN CAMBIO NECESARIO
El vínculo de Andrea con Viña del Mar nace hace ya bastante tiempo debido a diversos temas que le tocó abordar siendo parlamentaria. “Trabajé en la discusión para que los gobernadores fueran elegidos desde las regiones y no en Santiago, un tema que hoy ya es una realidad. Impulsé la descentralización de las regiones y también hice una senatorial en la zona. Son varias las aristas que me vinculan con la comuna”.
“Viña se merece una nueva cara, más moderna y ágil. Para mi hay muchos temas que ya vengo trabajando desde hace tiempo en relación a gestión municipal y en donde aprendí mucho, por lo tanto para mí no es algo nuevo. Tuve que ir a tocar puertas, me tocó hablar con autoridades, desarrollar proyectos, en fin son varios los ámbitos en donde tengo conocimiento. Esto en gran parte se lo debo a mi paso por la Municipalidad de la Florida”.
Modernizar al municipio, a sus departamentos que son la columna estructurante de todo, levantar proyectos que han demostrado ser exitosos en otros lados, entregar identidad a los barrios, trabajar en temas medioambientales, disminuir la brecha digital, trabajar en el ámbito de la seguridad, son algunos de los hitos que Andrea se ha trazado y sobre el cual se propuso enfocar su preocupación. “Pero insisto, hay que desarrollar propuestas reales, no caer en falsas esperanzas y juntos construir la comuna en la cual queremos vivir. ¡Esta es la invitación!”.
TIEMPOS DE PAUSA
Un despertador que nunca suena después de las 7 de la mañana, le anuncia a Andrea Molina que su jornada ya partió. Su día comienza con una rutina de meditación, una disciplina que se ha convertido en el medio que tiene para conectarse con su salud emocional.
“Me encanta estudiar y hace algunos años atrás me recibí de maestra de yoga. Hoy es lo que me da espacio para un cuidado personal que es muy necesario. Me ayuda a conectarme y así estar bien para el resto”.
“He tenido la fortuna de rodearme de personas que me han aportado mucho conocimiento. Creo que uno nunca termina de aprender y esa es la mirada que también busco imprimir en mi gestión municipal, Sí, me avala una trayectoria, pero también uno debe abrirse a nuevas enseñanzas”.
La cocina es otro de los pasatiempos con los cuales Andrea se distrae. Muchos recordarán el menú con el que se lució en un capítulo del programa “La Divina Comida”, una receta que rápidamente nos confidencia.
Y bueno, así es Andrea Molina. Natural, espontánea, con un marcado espíritu de servicio que traspasa su ámbito personal para llevarlo a ese espacio que la mueve, que la ilusiona y que hoy la mantiene motivada, recorriendo cada rincón de la comuna de Viña del Mar. “Es momento de generar cambios, pero con un horizonte claro. No hay tiempo de improvisar, ni de equivocarse. Sabemos que no controlamos nada, pero en medio de esta turbulencia debemos tener claro al menos hacia dónde queremos ir. Es un trabajo al cual todos juntos debemos entrar para encender la luz. Pero al salir, juntos también debemos apagarla. Acá nadie sobra, todos suman”.