Un proceso creativo que fluye todo el tiempo, que no tiene un cauce único, sino una serie de vertientes que confluyen en un resultado final. Así es como la ceramista Anita Simian va transitando a través de un trabajo cargado de identidad, pensado y concebido desde la más íntima libertad.
Un taller, varias piezas de cerámica gres en proceso de elaboración, trabajos terminados y esmaltes que se lucen como si fueran los protagonistas de esta nota. Este es el lugar desde donde la ceramista Anita Simian ha construido la mayor parte de su historia como artista.
Es el espacio en donde cada noche se refugia para revisar, cuidar y supervisar las piezas de sus alumnas que son como pequeños hijos que tienen diferentes tiempos de secado y cuidado. Pero también es el lugar desde donde proyecta sus propias obras cuando se le abren algunas pausas en medio de una rutina en donde las clases ocupan la mayor parte de su día.
“La verdad es que este último tiempo me he enfocado más bien en hacer clases y realizar encargos. Es allí donde he volcado mi foco creativo. Sin embargo, este ha sido un espacio sumamente enriquecedor también. Haciendo clases y conversando con mis alumnas hemos ido transitando por un aprendizaje en donde todas nos vemos beneficiadas. Ellas aprenden de mí, pero también yo he aprendo de ellas. Juntas nos atrevemos a hacer mezclas y combinaciones, descubriendo qué sucede y experimentando; en fin, es un proceso que nunca para”.
Los colores son para Anita una base importante de inspiración. “Me gusta jugar, probar y hacer que el horno finalmente sea el que me sorprenda. No me gusta trabajar bajo patrones muy estructurados. Me suele pasar que parto con un trabajo y un objetivo bien definido, y a medio camino surge algo que me desvía en otra dirección. Visto desde esta perspectiva es alucinante, porque te está sorprendiendo todo el tiempo”.
EL ARTE EN LOS OBJETOS
Anita Simian estudió Diseño de Ambientes y Objetos en la Universidad Finis Terrae y, para la artista, desarrollar piezas utilitarias ha sido ese espacio desde donde comienza una creación sin barreras ni horizontes, en un proceso que nace desde una mágica espontaneidad.
“Mi fin es que objetos de uso común se conviertan en obras de arte, y desde esa perspectiva voy elaborando y trabajando formas y colores. Te diría que más que prolijidad, lo que busco es llevar al máximo la creatividad, pero siempre priorizando la funcionalidad y la ergonomía de cada pieza”.
“No me interesa que los objetos que elaboro queden con un grado de perfección máximo. Me gusta trabajar con las manos, pero siempre teniendo claro que lo estético debe primar. Creo que cada uno tiene que buscar su propio camino en esto”, asegura Anita.
El torno es el implemento con el cual Anita va dando forma a cada pieza; una técnica con la que se encantó después de trascurrido un tiempo.
Hoy si bien Anita se encuentra en cierta pausa en su proceso personal de creación, este ímpetu lo ha volcado hacia sus alumnas, para que logren iniciar su propio camino de descubrimiento. “Busco que sean capaces de romper esos límites a veces medio estructurados con los que llegan, las animo a que se atrevan, a que se expresen, a que prueben, y es maravilloso como de a poco van avanzando en encontrarse, desplegando sensaciones en un recorrido que termina con la pieza ya lista”.
Con la frase la perfección no es la meta, Anita se sumerge también en este proceso de descubrimiento. “Cada una de ellas me enseña algo. Es maravilloso transitar por este camino que sabes donde se inicia, pero nunca donde termina. Esto es lo interesante de fomentar una creación que sea propia. Te conecta con tus sentidos, con tus emociones y eso le va entregando identidad a cada pieza que nace”.
La escultura también ha sido un área que Anita ha explorado en ese camino llamado creación, y en donde destaca su línea de vestidos en cerámica gres. “Pretendo retomar esto en unos años más, cuando tenga un poco más de tiempo. Por ahora todo mi potencial creativo está enfocado en compartirlo con otros”.
“La cerámica es una pasión que te acompaña de por vida. Nunca dejas de aprender y para mí en lo personal, la apertura de los hornos es lo máximo. Ya que cada pieza es una sorpresa y un sendero hacia nuevos recorridos”
La cerámica gres se ha convertido para Anita en un camino de descubrimiento, en donde no existen barreras para avanzar. Al contrario, cada camino enriquece un resultado en donde formas, colores y usos le entregan un valor único a piezas que nacen con la intencionalidad de una emoción.
@ceramicasanitasimian
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