Desde su estreno por Netflix en 2020, la serie creada por Chris Van Dusen, producida por Shonda Rhimes y basada en las novelas de Julia Quinn, ha redefinido el género del drama de época.
- Por Edmundo Caces
- Licenciado en Comunicación Social
En un escenario marcado por la lucha entre las esferas de poder, la traición, el sexo, la malicia y los matrimonios arreglados, Bridgerton ha surgido como un fenómeno cultural que redefine el género del drama de época. La serie basada en las novelas de Julia Quinn, es un acercamiento a las vidas de las familias más adineradas, las que se preocupaban por cuidar las apariencias y por encontrar un buen marido para sus hijas.
Situada durante la Regencia inglesa, entre 1811 y 1820, la serie estrenada en su primera temporada por Netflix en el año 2020, presenta a la prominente familia Bridgerton – encabezada por una madre viuda y sus ocho hijos – donde cada uno de sus integrantes debe navegar por las intrincadas redes de la alta sociedad londinense, donde la reputación y las apariencias son moneda corriente.
En este contexto, la llegada de Lady Whistledown, una misteriosa cronista que escudriña y divulga los secretos más oscuros de la aristocracia, agrega un elemento de intriga constante y un toque de modernidad a la trama.
El corazón de la serie late con fuerza en los romances apasionados que florecen contra viento y marea. La primera temporada nos introduce al ardiente amor entre Daphne Bridgerton y el Duque Simon Hastings, interpretados con química palpable por Phoebe Dynevor y Regé-Jean Page respectivamente. Esta pareja central enfrenta obstáculos formidables mientras luchan por encontrar su lugar en un mundo donde el deseo y la decencia chocan constantemente.
La segunda temporada, por su parte, se centra en el intrépido Anthony Bridgerton y su búsqueda de una esposa adecuada, un proceso que lo lleva a encontrarse con Kate Sharma, una mujer con un temperamento igualmente desafiante. Este nuevo enfoque no solo expande el universo narrativo de Bridgerton, sino que también profundiza en temas como la libertad individual y el poder del amor en la formación de la identidad.
Ahora, con la tercera temporada recién estrenada en mayo, la serie nos sumerge en la evolución de otro romance intrigante: el de Penelope Featherington y Colin Bridgerton. Lo que comenzó como una amistad entrañable entre estos dos personajes, interpretados magistralmente por Nicola Coughlan y Luke Newton, se desarrolla en una historia de amor compleja y llena de misterios.
Esta nueva entrega no solo ha superado las expectativas de los espectadores, sino que ha batido récords de audiencia, con 3,6 millones de espectadores durante los primeros siete días de estreno de la tercera temporada.
Detrás de su encanto visual y sus vestuarios exquisitos, Bridgerton aborda temas contemporáneos con profundidad. Desde el feminismo hasta la búsqueda de la verdadera identidad en una sociedad constrictiva, la serie teje hábilmente estos hilos temáticos en su narrativa, ofreciendo una reflexión sobre el poder, la lealtad y los sacrificios necesarios para sostener las apariencias.
La visión de Shonda Rhimes para la adaptación de las novelas de Julia Quinn brilla a través de cada episodio, garantizando no solo una producción impecable, sino también una experiencia cinematográfica que trasciende el mero entretenimiento.