Felipe Assadi ha declarado abiertamente su amor por el concreto desnudo, material que mitiga el impacto de volumen en el paisaje costero de Zapallar y se conecta perfectamente con el entorno. Al proyectar la Casa H sobre una pendiente que desciende hacia el mar, el reconocido arquitecto chileno emplea la estructura como elemento definidor de la obra configurando la imagen final de la vivienda.
La casa de desarrollo longitudinal norte-sur se coloca en la parte alta del terreno, paralela a las curvas de nivel, potenciando las vistas hacia el océano Pacífico y el atardecer, desde cualquier punto. Esta audaz geometría y el material explícito son los que el arquitecto utiliza para mitigar el impacto visual y real del edificio en su entorno, junto con un uso inteligente de la pendiente natural del sitio.
Como en otros proyectos de Felipe Assadi, el resultado formal parte del planteamiento, “habitar una estructura en vez de estructurar una habitación”. De esta manera, la configuración volumétrica de la vivienda no es la simple resolución de un programa o la respuesta a unos condicionantes espaciales. La estructura determina la forma, define un espacio y condiciona su imagen.
ESPACIO DIÁFANO
Dos vigas principales (41 metros de largo y 1.4 de alto) que abarcan la longitud del techo y el primer piso corren en dirección norte-sur y están soportadas por solo cuatro paredes, creando voladizos de siete metros en cada extremo. Este sistema estructural genera un espacio diáfano, sin pilares y sin apenas compartimentaciones otorgando una forma única a la Casa H.
En esencia, la vivienda es un cascarón estructural de hormigón cerrado por paños de vidrio en la fachada que vuelca hacia el mar mientras que las caras que enfrentan las montañas se presentan casi opacas, con aberturas mucho más pequeñas.
DOS NIVELES
Diseñado en dos niveles, la vivienda presenta en la parte alta espacios comunes para la familia – salón, comedor y cocina – en un mismo ámbito abierto, así como el dormitorio principal en el extremo sur. La chimenea, como un juego de piezas prismáticas, separa y diferencia los ambientes de estancia y comedor, mientras que la viga grande que enmarca la fachada principal del proyecto es un gabinete de madera que recorre el largo del hogar para ser utilizado como lo requiere cada habitación.
En la planta baja hay tres dormitorios y una sala de estar, a la que se accede a través de una escalera parcialmente abierta cerca de la piscina. La decoración interior se mantiene mínima para no distraer las vistas al mar; la madera clara recubre los pisos con concreto expuesto en los cielos; los gabinetes blancos lacados se destacan en cocina y baños, reflejando la luz del exterior.
Una escalera y una rampa de hormigón, por supuesto, proporcionan circulación vertical conectando los dos niveles en la piscina que se extiende en voladizo a siete metros con vistas al mar. Las escaleras y la rampa llegan a un patio que cruza debajo de la estructura principal de este a oeste, reforzando la idea de la casa que parece flotar sobre el sitio, todo abierto y orientado hacia el Océano Pacífico, un jugador absolutamente clave en el proyecto de Felipe Assadi.
Definitivamente, este edificio de hormigón expuesto deslumbra a cualquier amante del estilo modernista, una obra donde la estructura, el esqueleto arquitectónico, es en sí misma el proyecto, sin necesidad de recurrir a modas ni recursos figurativos, despojándose de lo superfluo.
Arquitectos: Felipe Assadi Arquitectos / Ubicación: Zapallar, Chile / Equipo de Diseño: Felipe Assadi, Trinidad Schönthaler, Macarena Ávila, Alice Schuck
Área: 340 metros cuadrados / Año Proyecto: 2018 / Fotografías: Fernando Alda