Situada en el Cerro de Beranda de Cachagua, CASAJUVE se posa en el lugar más alto del terreno obteniendo, por una parte, capturar las mejores vistas al mar en ambos niveles; y por el otro, sumergirse en el cerro desde donde se observa la vereda y la calle que une Maitencillo a Zapallar.
Un volumen superpuesto en la vivienda unifamiliar, emplazada a 45 metros sobre el nivel de mar, permite crear una gran cubierta mirador, conocida también como la quinta fachada. En el espacio interior, la planta baja se ahueca creando un volumen de dos alturas – quincho – protegido del viento sur, abierto a las vistas y a la piscina.
En el piso superior de CASAJUVE (nombre formado en base a los apellidos de los propietarios) se distribuyen el estar, comedor, cocina, áreas de servicio y dormitorio principal. El proyecto incorpora la utilización de subsuelo habitable – denominado sexta fachada –, piso soterrado para los dormitorios de niños.
UN TODO
Cualquiera que sea la materialidad de la obra, hay una intención de representar ese material como un todo, axioma utilizado por la oficina del prestigioso arquitecto chileno Gonzalo Mardones Viviani, artífice que ha participado activamente en políticas de desarrollo urbano del país disfruta con la idea de no mezclar materiales.
“Cada material tiene su propio comportamiento y la idea de optar por un tono, un color, permite una arquitectura de continuidad más silenciosa, más emotiva, haciendo que los espacios arquitectónicos logren una intensidad sin la distracción de lo propio de la combinación de colores y materiales distintos”, destaca.
Por tal razón, el volumen de CASAJUVE es enteramente de hormigón visto con incorporación de dióxido de titanio. Las ventanas y ventanales son de cedro y todas las puertas, los centros y marcos son de pino insigne.
Gonzalo Mardones Viviani
Nacido en Santiago de Chile. Es arquitecto de la Universidad Católica de Chile, donde se titula con Distinción Máxima. Recibe el primer premio en la Bienal de Arquitectura al mejor proyecto de título entre las Facultades de Arquitectura del país, por el proyecto de renovación urbana del Centro Sur-Poniente de Santiago.
Ha sido profesor de taller de diseño arquitectónico y dirigido proyectos de título en las Facultades de Arquitectura de la Universidad Católica, Universidad de Chile, U. Central, U. Andrés Bello, U. del Desarrollo, U. Finis Terrae y Universidad Mayor, además de haber sido profesor invitado y haber dictado charlas en distintas universidades de Chile y el extranjero.
Su obra ha sido publicada por las principales revistas de arquitectura y distinguida en Bienales nacionales e internacionales. En 2008 recibió el Premio a la Trayectoria por la UMSA Universidad Mayor de San Andrés, Bolivia. En 2016 fue nombrado Miembro de Honor del American Institute of Architects (Hon. FAIA), Estados Unidos.
LUZ
“Nuestras obras son cajas de luz, cajas que buscan reflejarla, controlarla, a fin de obtener una luminosidad arquitectónica que despierte los sentidos”, manifiesta el arquitecto galardonado nacional e internacionalmente y actual miembro del directorio de la Fundación AIS.
A este respecto la incorporación de lucarnas en el proyecto de Cachagua diseñado a fines de 2017 y terminado un año después, brinda luminosidad natural a los recintos de tránsito, de manera de circular bajo la verticalidad y diagonalidad de esta. “Se optó por captar la luz vertical, diagonal y horizontal de acuerdo a los recintos y sus necesidades”, añade en su discurso Mardones como sello de sus obras, donde siempre declara que la luz natural es el material más importante de la arquitectura.
PAISAJE CASAJUVE propone una sensibilidad muy contemporánea consciente de respetar también lo propio del paisaje sobrecogedor de la costa de Beranda. Este recurso se ve en toda sus proyectos, independiente de que se trate de un edificio, una casa frente al mar como este caso, o en cualquiera de sus obras. De esta manera intenta que su arquitectura logre despojarse de lo innecesario, de lo superficial esquivando las a veces frívolas recetas del revival y evitando lo que él llama «la distracción de la materialidad».
Una de las ideas previas que fundamentan esta idea original, fue socavar la vivienda de manera que autos, peatones y ciclistas pudiesen ver el mar sin ningún elemento estorbador. Un volumen definido que evoca la ilusión de la casa flotando sobre la gran piscina de nado.
En sus propias palabras: «Aspiro a un trabajo de reflexión, de estética, de creatividad y mucha carga emotiva, con obras que combinan la razón constructiva con la razón de composición. Arquitectura hecha para el hombre, no para arquitectos”.