IG @ cristobal_corbeaux_art
Por Cristian Muñoz
Bronce sobre una base de granito, gres esmaltado en base de fierro o resina epóxica con cuarzo y estructura metálica cobran vida en manos de Cristóbal Corbeaux, quien tras explorar distintas ramas creativas – dibujo, pintura, escenografía y carpintería -, hoy se centra en la escultura inspirándose fuertemente en la figura humana.
Alternando su tiempo entre el arte y su profesión como arquitecto, el joven capitalino de 27 años moldea en diversas materialidades nobles y profundos sentimientos que nacen de una relación de pareja, proyectando a través de su obra un mensaje de unión y esperanza en una sociedad cada vez más distante y polarizada.
“Soy un convencido de que ese amor romántico, donde hay una entrega absoluta, es real –
expresa el escultor capitalino -. Creo posible encontrar un amor así inclusive hoy, cuando vivimos en una sociedad cuyas costumbres y estilos de vida nos alejan a veces de esos pequeños gestos que caracterizan una relación de pareja soñada”.
Respecto a sus inicios, detalle que a pesar de haber desarrollado toda su vida cierta inclinación artística, no fue sino hasta cumplir 22 años, mientras estudiaba arquitectura en la Pontificia Universidad Católica, que descubrió su habilidad para la escultura.
“Me levanté muy temprano porque era el día de la madre y buscaba regalarle algo especial. Así me encontré con un retazo de greda conservado del colegio y, sin mucha complicación, le hice una escultura que fue de su total agrado”, recuerda Cristóbal.
PERSEVERANCIA
Reconociendo la dificultad de vivir del arte en nuestro país e insertarse en el cerrado mundo de las galerías, el joven escultor ha puesto en práctica la facultad de perseverar e insistir en un objetivo vez tras vez. “Siempre he sido súper busquilla para todas estas cosas. Toco diez puertas y se me cierran nueve, pero se abre una y eso lo aprovecho”.
Y los resultados no se han tardado en llegar. “Todo ha sido bastante rápido, pues he tenido la suerte de incursionar en el mundo del arte conociendo gente que me ha brindado la oportunidad
de exponer – individual y colectivamente – en importantes galerías y aparecer en prestigiosas
revistas nacionales e internacionales”, añade Cristóbal Corbeaux.
Recalca la importancia de insistir y no darse por vencido. “No he tenido contactos de amigos o mi
familia que me facilitara las cosas. Y pese a que las redes sociales influyen, yo iba sin importar
mucho el ser desconocido y me presentaba en una galería para ofrecer mi trabajo. A la larga –
reconoce – ha sido mucho más gratificante conseguir logros producto del mérito y la constancia”.
CREACIONES
Un taller en su casa, antaño utilizado como depósito de objetos y antigüedades en desuso, es el
escenario donde ocurre el proceso creativo. “Años atrás lo tomé para hacer manualidades de
carpintería; hoy lo ocupo para la escultura”. Un espacio que conserva un toque especial, pues fue
el propio Cristóbal que diseñara cada uno de los muebles donde trabaja.
Como ferviente creyente del amor, el joven arquitecto despliega en aquel lugar toda su habilidad e
inspiración para crear obras de pareja que proyectan nobles y fuertes sentimientos moldeados en
fierro y bronce, resina o gres, sin cerrarse a explorar otros materiales.
“Hoy en día, ya sea por la edad o la sociedad en la que vivimos, cada vez somos objetos más
impersonales, más insensibles, menos de piel. En mi caso, creo sinceramente que todavía existen
esas relaciones románticas sacada de cuento de hadas, donde una pareja ese entrega a ojos
cerrados, donde uno confía, se siente libre y totalmente en confianza para mostrarse como uno
es”, reflexión desde donde surge la inspiración y creatividad del joven escultor Cristóbal Corbeaux.