¿Cuál es tu dosis de Naturaleza?

El cerebro humano evolucionó por millones de años en la naturaleza y, por lo tanto, encontramos armonía y paz en espacios naturales. 

Por otra parte, la desconexión y lejanía de estos lugares podría provocar desequilibrios y diferentes condiciones y/o enfermedades no sólo a nivel físico, sino también de salud mental.

El Trastorno por Déficit de Naturaleza (TDN) se define como la situación en la que se vive una persistente desconexión de lo natural y todo lo que el contacto con esto conlleva.

Según la OMS, hoy en día pasamos el 90% de nuestro tiempo en lugares cerrados y algo tan simple como salir al aire libre, hoy en día es un lujo. 

Nuestro ritmo de vida, nuestros horarios, la irrupción de la tecnología en nuestros hogares y la comodidad de las ciudades y nos han alejado de la naturaleza, perdiendo perspectiva de que dependemos y nos nutrimos de ella.

Aunque aún no es una condición médica reconocida, diversos estudios demuestran que la desconexión con nuestro ambiente natural se ha visto fuertemente asociada al desarrollo de cuadros ansiosos, fatiga y estrés crónico,  enfermedades metabólicas como sobrepeso, obesidad, resistencia a la insulina y diabetes, déficit de vitamina D, hipertensión arterial y debilitamiento del sistema inmune, entre muchas otras. 

En el ámbito del desarrollo de los niños, este síndrome se asocia a la reducción de la capacidad creativa y resolución de problemas. Tiene influencia también en la capacidad de sociabilizar y nuestra manera de reaccionar: aumento de reacciones violentas y pérdida de empatía, tanto con personas como con la naturaleza son sólo algunos de los efectos que se han podido estudiar en niños y personas con déficit de naturaleza.

Por otra parte, la inmersión en el mundo natural produce incontables beneficios fisiológicos, psicológicos y físicos:

  • Reducción en los niveles de adrenalina y cortisol (principales hormonas del estrés)
  • Estimulación y activación del nervio vago, impulsor de la calma, relajación y regeneración
  • Reducción en cifras de presión arterial
  • Síntesis de vitamina D
  • Fortalecimiento del sistema inmunitario
  • Sensación de bienestar dada por el aumento de la actividad cerebral en áreas relacionadas con placer, emoción y empatía 

La desconexión de la naturaleza no solo nos aleja de nuestro planeta, sino que también nos enferma como seres humanos. Retomando el contacto con el medio natural lograremos recuperar salud y goce de sentirnos vivos. 

Dra. Natalia Delorenzo C.

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Por Catalina Marowski Aguayo Psicóloga clínica Psicoterapeuta de adultos Certificada en EMDR y Coaching (PUC)

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