Depuración hepática: un proceso esencial para nuestra salud

Diariamente nos exponemos a pequeñas dosis de contaminantes y sustancias tóxicas (xenobióticos). Estos enemigos microscópicos provienen de nuestro propio entorno y estilo de vida: están en lo que comemos, en el aire que respiramos, en los productos de aseo y cocina, cosméticos, envases y botellas plásticas, por nombrar algunos.

Nuestro organismo tiene sistemas de depuración y limpieza internos que buscan el mantenimiento del equilibrio y bienestar profundo. Los principales órganos que participan en estos procesos son la piel, riñones, intestino, pulmones e hígado, siendo este último el “detoxificador” por excelencia.

El hígado es uno de los órganos más grandes e importantes de nuestro cuerpo. Puede pesar hasta 2 kilos y medio y cumple más de 500 funciones, entre ellas la de limpieza y detoxificación.

Es capaz de filtrar la sangre y depurarla de toxinas. Además, guarda una estrecha relación con el sistema digestivo a través de la fabricación de bilis, encargada de descomponer alimentos para poder asimilarlos.

Su funcionamiento también afecta al sistema inmunológico, metabolismo y equilibrio hormonal. Además, es el encargado de producir enzimas necesarias para la mayoría de las funciones vitales.

A pesar de que nuestro órgano detoxificador es muy eficiente, puede congestionarse y producir desbalances muy importantes, pues la mayoría de las toxinas que encontramos en el ambiente no producen reacciones inmediatas sino que se van acumulando en nuestro organismo silenciosamente hasta provocar una sobrecarga hepática.

Esta se evidencia a través de síntomas inespecíficos como dolores de cabeza, cansancio o fatiga constante, digestión lenta, náuseas, hinchazón y otras molestias gastrointestinales. Confusión y niebla mental, cambios de humor, erupciones en la piel, entre muchas otras reacciones.

AYUDAR AL HÍGADO

Hay varias formas en las que podemos ayudar al hígado a hacer bien su trabajo. Lo primero sería no darle más trabajo de la cuenta evitando – por ejemplo – alimentos ultraprocesados, grasas saturadas, azúcares procesadas, bebidas gasificadas y alcoholes, endulzantes o edulcorantes artificiales y harinas blancas refinadas.

A continuación, te dejo algunos tips para optimizar la función de tu hígado dándole soporte específico a este órgano:

  1. Aumenta el consumo de vegetales, priorizando el consumo de verduras de sabor amargo como el rábano y hojas de rúcula, kale y mizuna.
  2. Realiza ayunos terapéuticos: si no existe contraindicación médica, intenta ayunos de al menos 12 horas para darle un descanso a nuestro sistema digestivo.
  3. Asegura un buen descanso, especialmente las horas de sueño, ya que es allí cuando nuestro organismo activa los procesos depurativos.
  4. Mantenerse activo físicamente mejora la oxigenación de nuestros tejidos, preservando la vitalidad de estos.
  5. No olvides trabajar en la gestión de tus emociones, pues desde la visión ancestral de la medicina china, el hígado enferma por exceso de ira y rabia.
  6. Además de cuidar nuestra alimentación, podemos potenciar la limpieza hepática a través del uso de hierbas hepatoprotectoras: cardo mariano, alcachofera y diente de león son algunas de las más conocidas.

Nuestro cuerpo físico es nuestro templo y hogar para que nuestro ser logre crecer, desarrollarse y evolucionar en la vida. Es importante recordarnos que nuestra maquinaria funciona de manera íntegra, coordinada y perfecta, sólo si nosotros se lo permitimos.

Otras lecturas

Hombres al diván

Por Catalina Marowski Aguayo Psicóloga clínica Psicoterapeuta de adultos Certificada en EMDR y Coaching (PUC)

Suscríbete a nuestro Newsletter