Desconexión

A sus 56 años el periodista, locutor de radio y presentador de televisión, Polo Ramírez enfrenta su día a día corriendo. Una rutina centrada principalmente en el running es esencial para funcionar en el día a día cuando la agenda noticiosa está más copada que nunca. Un momento en que apaga su mente, desconectándose del diario acontecer, para conectarse con la naturaleza y su cuerpo. 

Por Cristian Muñoz

Fotografías, gentileza de @Lena_Bam

Antes de mediodía Polo Ramírez cambia su camisa y corbata por sus zapatillas de running, le da play al audio libro y comienza a correr los acostumbrados 10K por el parque Charles Hamilton, dos o tres veces por semana, con tal de recuperar su condición física, algo relajada por la pandemia. A sus 56 años, el periodista de Teletrece Am necesita de ese momento de libertad, de desconexión del ajetreo imparable – y abrumador por momentos – del mundo noticioso.

“Algunos estamos obligados a estar bien informados, lo que te exige estar prácticamente todo el día conectado, escuchando radio, leyendo incluso las redes sociales. Por ello, prepararme para el Patagonia Festival del 8 de octubre me ayuda a desconectarme completamente, a olvidarme de la rutina laboral, de la coyuntura, de que estoy en Santiago, conectándome con cosas mucho más esenciales, desde la misma conexión con la naturaleza, a la conexión con tu propio cuerpo”. 

Al cumplir treinta años, por recomendación de algunos amigos, Polo comenzó a trotar. Y no ha parado hasta ahora. Por momentos incluso participó en los 42K y en el Iron Man de Pucón, en la disciplina de triatlón combinando bicicleta, trote y natación.   

“Actualmente entreno para recuperar mi estado físico, pues la pandemia tuvo un impacto importante en mi rutina. Intenté resistirme a los cambios pero después me pegó y dejé de tener tanta disciplina”. 

Pero en opinión popular, Polo Ramírez envejece como un vino de calidad. Y es que superar las cinco décadas de existencia no han sido en vano, edad que Paulo Alberto Ramírez Corvalán percibe de manera muy positiva. 

“No veo la edad como una acumulación de años, sino más bien como una acumulación de vida y de experiencia que te va formando, que te genera carácter, que te va dando con el tiempo perspectiva, mesura, valores que uno va conquistando de a poco con el pasar de los años”.

Profunda y hermosa reflexión que hace el comunicador, quien además todas las tardes se instala en los estudios de Radio Duna, de 17 a 19 horas, para formar parte de los programas Café Duna y Aire Fresco. 

Al hacer un repaso de las últimas décadas de nuestro país, ¿cómo abordas un debate de ideas?

“A mis 56 años, te podría decir que somos unas de las generaciones que más acontecimientos ha presenciado en los últimos cincuenta años. Desde el gobierno de la UP, la dictadura y el retorno a la democracia hemos sido testigos de rupturas, crisis, también momentos interesantes y apasionantes que nos han marcado. Ni hablar del estallido social y la pandemia. 

Entonces, uno intenta mirar la situación-país con perspectiva histórica, algo de lo que carecemos como sociedad. Nos falta mirar el pasado y tomar las lecciones que nos ha dejado. Yo al menos, por experiencia vital, soy un agradecido del período de la postdictadura, de la época de transición, del retorno a la democracia. 

Al recordar cómo era Chile en los años ochenta podremos obtener la perspectiva del enorme avance logrado hasta el día de hoy, con un crecimiento y desarrollo en muchos sentidos casi imposible de pronosticar en ese entonces. Creo que eran pocos los que pensaban que lograríamos construir una situación política tan estable, una situación económica y social con un desarrollo tan importante”.

¿Qué opinión te merece entonces el descontento popular manifestado en el estallido? “Claramente algo pasó, o algo no pasó, y que explica lo que vivimos en el año 2019 a partir del 18 de octubre.  Probablemente tuvo que ver con el tipo de desarrollo logrado y las expectativas en torno a la promesa de surgir en base a los esfuerzos propios. La evidencia demuestra que a pesar del gran esfuerzo de muchos – al límite en algunos casos – existía un modelo que excluía a buena parte de la sociedad, una especie de marca que les impedía crecer, un problema no abordado a tiempo”.  

Hoy, ¿cuál sería la lección que debiésemos tomar de nuestra historia reciente? “Que para lograr cambios y consolidar ciertas mejoras se requiere de tiempo, de una cierta cantidad de años. Se deben considerar estrategias a largo plazo y, para mí gusto, se deben apurar ciertas mejoras urgentes y corregir otras; pero la esencia del camino que se trazó en los treinta años debiese ser el modelo a seguir”.  

RUTINA

Polo comienza sus días levantándose a las 5 de la mañana. Treinta minutos después abandona su hogar rumbo a Canal 13 para revisar la pauta, preparar móviles y notas. A las ocho finaliza Teletrece AM y queda de cierta forma libre para hacerse algún tiempo con tal de desenchufarse y hacer ejercicio.

Como dato confiesa que en los últimos 16 años – tiempo en el que comenzó a trotar con audio libros – ha escuchado cientos de libros de todo tipo: ficción, no ficción, científico, novela, biográfico. “Y logro concentrarme. Es que podría trotar por este parque de Los Domínicos con los ojos cerrados, conozco cada hoyo, montículo y los descensos”, alude. 

El marido de una sola mujer, padre de cuatro hijos y abuelo de un nieto, aprovecha los minutos de desconexión. Cada tarde de lunes a viernes participa de programas radiales. Una vorágine que sabe conjugar, en forma ordenada y sistemática, sin perder su rol esencial de comunicador. 

PERIODISMO OBJETIVO

En este ejercicio del periodismo, el profesional formado en la Universidad Católica de Chile es bastante ortodoxo y tradicional. “Todavía creo en un periodismo que busque ser objetivo, ecuánime, con la intención de entregar a las personas la oportunidad de expresarse”, señala.

“Creo en un periodismo donde la opinión del periodista es o mínima o irrelevante. No creo en el periodismo comprometido políticamente, o en el periodismo militante ni opinante tampoco. Me parece que todos estos tipos de profesionales escapan del rol que nos corresponde: empujar una búsqueda objetiva de la verdad”, puntualiza el presentador de televisión.  

¿Te sientes parte de una minoría entre tus colegas? “Para mí gusto sí, pues hoy desgraciadamente se está tendiendo a ese periodismo más militante, más opinante, más comprometido con causas y no con la única causa que creo que nos debiera movilizar, la causa de la verdad. Reitero, nuestro papel en esa causa es ser un medio, un catalizador de la expresión del resto, y no ser nosotros el centro ni los protagonistas de la discusión”.

Y ¿qué hay del rol de las redes sociales? “Creo que han jugado un rol determinante y muy negativo, ya que han destruido la esencia del periodista a través de un mecanismo perverso pero muy efectivo, la vanidad. He observado cómo muchos de mis colegas se han transformado en buscadores de likes, en cazadores de halagos, en personas que están expuestas a transar incluso sus convicciones más fuertes sólo para lograr el aplauso de la gente”.

Para ti Polo, ¿qué te llena y te motiva a seguir cada día?

“Con el paso de los años he aprendido a concentrarme en las cosas más esenciales, aquellas que le dan verdadero sentido a la vida: amor, cariño, fidelidad y dedicación a lo que te apasiona. Tengo una esposa con quien hemos pasado juntos más de treinta años, cuatro hijos que enfrentan la vida con su capacidad y manera particular de abordarla y un nieto maravilloso. No tengo más que agradecimiento”. 

 

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