Mi primera experiencia fotográfica y de vida en festividades populares tuvo lugar el año 2012 en La Tirana, poblado de unos mil habitantes perteneciente a la comuna de Pozo Almonte, en la Región de Tarapacá. En aquel oasis situado en el corazón de la Pampa del Tamarugal vi a un grupo gigante de fieles envueltos en una popular fiesta religiosa, no obstante fueron las mujeres quienes cautivaron de lleno mi atención.
Vestían pintorescos trajes, llenos de símbolos y colorido, bailaban emocionándose hasta los poros mientras “La Virgen del Carmen” – su chinita – salía del templo. En ese preciso instante me vi atrapada en una emocionalidad colectiva sin parangón. ¿Estaba viviendo una experiencia devocional, siendo testigo en primera persona del sacrificio de vida o de la entrega total que es capaz de hacer el ser humano por una deidad?
La procesión no era mi fin último. Sí aquellas habitantes del rincón extremo del norte chileno. Aquellas mujeres y sus devotas miradas, quienes con manos al cielo y lágrimas recorriendo agrietados rostros lograron conmocionarme.
Observé sencillez y humildad, en un arrojo total hacia algo que trascendía la deidad. Féminas entremezclándose con un calor imposible de verbalizar; una sensación sutil y fuerte, una comunión que nace y se mantiene viva a través de la comunicación atávica entre la tierra, el hombre y la divinidad.
Aquel contacto ancestral azuzó mi intriga… aunque desconocido podía sentirlo profundamente. Un micromundo se revelaba ante mis ojos, algo que faltaba en mi propia vida. Sin saber dónde conduciría mi búsqueda, deseaba entender a estos seres tan devotos. Conocer su intimidad desde la sencillez, desde el cotidiano, sería mi fin último.
Maureen Mayne-Nicholls Klenner
Fotógrafa
Hace 17 años, estudié Bachillerato en Artes, donde conocí la fotografía como medio de expresión artística que brinda más sentido hacia mi búsqueda personal. No tuve estudios formales, pero fui sumando diplomados, cursos, talleres y workshop en el área de la fotográfica y el audiovisual.
Durante muchos años viví en la carretera austral, donde no ejercí profesionalmente mis pasiones, hasta el año 2012, donde conocí las festividades populares latinoamericanas, que despertaron la necesidad de trabajar y realizar mi trabajo de autor.
Instagram: @maureen_maynenicholls
MUNDO PARALELO
La investigación personal me fue llevando a distintas festividades, experimentando cada una de ellas intensamente; desde el lente de mi cámara retrataba lo imperceptible para el no creyente. Fuera de La Tirana, asistí a La virgen de Guadalupe en el poblado de Ayquina, Inti Raymi en Mamiña, Virgen del Rosario de las Peñas en el pueblo de Livilcar, San Joao en Salvador de Bahía, Brasil y Carnaval de Oruro en Bolivia.
En cada fiesta aquellas fieles mujeres me abrían la intimidad de su hogar para convivir por unos días junto a sus familias, mostrándome en aquel templo cotidiano la sencillez como factor común.
Vi ese amor maternal y profundo, encontré ese sostén femenino, esa mujer instintiva, latina. Independiente de la virgen, patrono o Pachamama me enseñaron de qué trataba la devoción: una entrega ciega y visceral, un sacrificio para cumplir año tras año una promesa posándose a los pies de la imagen o bailando hasta desmayar. Fue ahí cuando entendí el verdadero significado de mi investigación.
Este micromundo comenzó a crecer transformándose paulatinamente en un universo paralelo en mi vida, donde transito como hilo conductor entre esta realidad espiritual, y “los del otro lado”: mi mundo, hermoso y terrenal, una sociedad un tanto quebrada y ajetreada, desconectada de la inmensidad que nos rodea… pero aún no pierdo la esperanza.
Fotografías y escrito de Maureen Mayne-Nicholls. Edición de Cristian M. Caces
www.maynenicholls.cl