Por: Natalia Delorenzo @dra.delorenzo
Vivimos en una sociedad que avanza a pasos agigantados en el desarrollo de nuevas moléculas y compuestos químicos. Actualmente se venden alrededor de 60 mil productos químicos industriales en todo el mundo, muchos de los cuales contienen sustancias consideradas disruptores endocrinos (DE).
Aunque no somos conscientes de muchos de estos, nos acompañan en nuestra vidacotidiana y son capaces de interferir de manera directa en nuestra salud. Están en la comida, prendas de vestir, productos de limpieza, bienestar y belleza, envases plásticos y agua de la llave, entre muchos otros. Pero para entender bien que son, primero debemos conocer de manera general el funcionamiento de nuestro sistema hormonal.
El sistema endocrino funciona a través de mensajeros: las hormonas. Estas permiten comunicar órganos y tejidos, provocando así diferentes respuestas en el cuerpo. Son capaces de controlar procesos fundamentales como el crecimiento, reproducción, estrés, metabolismo, temperatura, sueño, hambre y muchas más.
Los DE son compuestos químicos capaces de mimetizar nuestras hormonas y, por lo tanto, alterar el correcto funcionamiento de ellas y afectar negativamente nuestra salud.
Cuando nuestro cuerpo absorbe estas sustancias químicas puede confundir al sistema endocrino, haciendo que el organismo lo cense como exceso o déficit de hormonas, o directamente impedir que éstas hagan bien su trabajo.
Los efectos sobre nuestro organismo son muy variados. Los más estudiados tienen relación con problemas de infertilidad, enfermedades metabólicas (como diabetes y obesidad), alteraciones a la tiroides, desarrollo de neoplasias, alteraciones neurológicas(como autismo, déficit atencional, alzheimer y demencias) y alteraciones del sistema inmune, entre muchos otros.
¿Cuáles son y donde encontramos estos disruptores hormonales?
¿Cómo podemos evitar el contacto con estas sustancias?
Los disruptores endocrinos son un problema al que nos enfrentamos de forma constante y silenciosa día a día y sus efectos perjudiciales para la salud humana, animal y medio ambiental son cada vez más estudiados. Investigar y aprender a elegir bien es el primer paso para mantenernos alejados de ellos y promover así salud y bienestar.
¡Menos industria, más naturaleza!