Rodeados de palafitos sumergidos en imponentes paisajes isleños, en medio de fiordos y ensenadas, se realizó en la Región de los Lagos uno de los encuentros más importante del sector turístico nacional, que en su versión número 41 estuvo enfocada en dar a conocer los cambios experimentados por el transporte aéreo, la transformación de la digitalización en la industria turística y cómo prepararse ante los nuevos escenarios.
El congreso realizado en Castro entre el 19 y 22 de octubre, reunió a más de 200 representantes de las principales agencias de viajes, líneas áreas, empresas, hoteles, organizaciones, asociaciones y prensa especializada de diversos rincones de Chile y Latinoamérica. “Chiloé es un destino único, su magia, mitología e historia construyen un atractivo relato, el que, junto a su patrimonio arquitectónico, artesanía y gastronomía, cautiva a sus visitantes”, destacó en la inauguración el presidente de Achet, Guillermo Correa.
La nueva estrategia nacional de turismo 2020-2030, fue presentada por la Subsecretaria de Turismo, Mónica Zalaquett como el pilar para el desarrollo en los próximos diez años del turismo rural, deportivo, de experiencias exportables, potenciando a Santiago como capital de grandes eventos musicales. “Tenemos todos los elementos para instalarnos como un referente mundial del turismo que se desarrolla de manera responsable, sustentable e inclusiva”, aseguró.
Curanto & Chapalele
Parte del programa incluyó una visita a diversas localidades de la provincia de Chiloé. La primera parada fue en Dalcahue para conocer la Iglesia “Nuestra Señora de los Dolores” que data del año 1893, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el 2000. Esta comuna se encuentra ubicada en la Isla Grande de Chiloé en la región de Los Lagos, a solo 20 minutos de Castro y 19 kilómetros de distancia.
El origen de su nombre proviene del lenguaje huilliche y significa “Lugar de Dalcas”, en honor a unas pequeñas embarcaciones confeccionadas con trozos de maderas por los chonos, pueblo indígena nómada que habitó las islas y canales entre el sur del archipiélago de Chiloé y la península de Taitao en la zona austral de Chile, hasta fines del siglo XVIII.
Continuamos el recorrido atravesando en ferry hasta la Isla de Quinchao para conocer su capital, Achao, donde se encuentra la iglesia “Santa María de Loreto”, la más antigua de toda la península y de Chile, construida en 1730, por los jesuitas en tiempos de la Colonia y declarada Patrimonio de la Humanidad también en el año 2000. Vivimos un momento muy especial, pues la visita coincidió con la misa dominical que incluye una procesión por todo el pueblo, siendo testigos de la profunda fe y devoción de sus habitantes que caminaron en medio de las calles y sus típicas casas de madera revestidas con tejuelas.
Finalizamos en la hermosa comuna de Curaco de Vélez, ubicada en el sector noroeste de la Isla Quinchao. Con un pasado glorioso surgido a comienzos del siglo XVII, que estuvo marcado por el desarrollo comercial y portuario, este pequeño y encantador pueblo, posee al igual que todo el archipiélago, gran riqueza agrícola y pesquera. Aquí se cultivan gran variedad de papas, de exquisito sabor que pudimos probar en el almuerzo típico de la zona, donde se preparó el tradicional curanto y nos deleitamos probando el milcao, relleno con diversos ingredientes.
Había para todos los gustos, vegetarianos, relleno con champiñones y verduras y otros con carne, eso sí, todos muy sabroso. El alcalde de Castro, Juan Eduardo Vera, compartió con todos los asistentes en una actividad que incluyó música en vivo, comida típica y una muestra de productores locales que sorprendieron con sus exclusivas y originales artesanías de excelente factura y calidad, además de deliciosos productos gourmet. Sin duda la experiencia da para regresar en un próximo viaje y conocer nuevos rincones, islas y pueblos que comparten su belleza, autenticidad y valor histórico.
Texto y fotos de Paula Chávez Garrido, desde Chiloé · @paulachavezg_