El Renacer del viejo lobo

A sus 49 años, Arnaud Frennet se consagró Campeón Mundial Master de Windsurf en la isla de Maui, Hawaii, consolidándose como el atleta especializado en tablas de agua más galardonado de la historia de nuestro país. Radicado en Pichilemu junto a su esposa y dos hijas, el deportista nacido en Bélgica y nacionalizado chileno nos cuenta su apasionante historia, una historia que habla del renacer y de segundas oportunidades sin importar las circunstancias y el paso del tiempo.

  • Relato de Cristian Muñoz
  • Fotografías cedidas por Arnaud Frennet
  • IG @ arnaud_frennet

Esta es una historia de renacer. De volver a creer en uno mismo, “de jugársela por aquello que amamos sin importar nuestra edad”. Es la reflexión que hace Arnaud Frennet, actual campeón master de Windsurf y que se coronó a fines de octubre pasado en Maui, Hawaii.

Desde su tierra, en aquella que por opción y pasión decidió establecerse y formar su familia, es que este deportista “todo-marino” relata los últimos años de su vida, periodo en que retomó el deporte acuático que realmente lo mueve y motiva desde adolescencia.

“Nací hace 49 años en Bélgica y desde chico practiqué todo tipo de deportes en el mar. Pero sin dudas, fue el windsurf el que me llevó a competir y viajar por el mundo”, recuerda. Desde los once años tuvo la oportunidad de entrenar y prepararse para disputar torneos organizados mayormente en Europa.

Paralelamente, Arnaud intentaba conciliar el deporte con los estudios de agronomía, lo que le fue prácticamente imposible. Pero con el pasar del tiempo le ofrecieron un viaje a Chile para probar algunas de las playas de la costa sudamericana del Océano Pacífico. “Fue una linda aventura para unas revistas de Francia, Inglaterra y Holanda, donde viajé con un fotógrafo y otro windsurfista para conocer las condiciones de la costa chilena”.

Sin siquiera sospecharlo, el que sería un viaje de un par de semanas, se tornó en una estadía permanente, pues el joven de 21 años se había enamorado de una chilena. En 1996 Arnaud comenzaba a establecerse en la país mientras seguía compitiendo.

“Siempre he tratado de practicar una gran cantidad de deportes. Surf, SUP, Wing Foil o Windsurf, pero ha sido este último el que me ha impulsado a tomar las decisiones más importantes de mi vida”. Entre ellas, la de radicarse en el país junto a su mujer y formar una familia junto a sus dos hijas en Pichilemu.

“Decidimos comprar en 2003, pero nos establecimos definitivamente en 2010 en la capital del surf. Tal como su apodo lo indica, Pichilemu no cuenta con las condiciones óptimas para practicar windsurf. Así que por esos mismos años me incliné a practicar SUP o stand up paddle”.

LARGA TRAVESÍA

La increíble historia del “Viejo Lobo”, como se le conoce en el círculo de surfistas y coterráneos de Pichilemu, nos transporta al año 2013 en que Arnaud corrió en el tour mundial de SUP Race: Stand Up World Series. Gracias a la consistencia y regularidad en sus resultados, le bastó disputar la cuarta etapa en Bilbao, España para ubicarse en el Top5 mundial.

El dos veces campeón nacional de SUP, volvió a competir en 2014, esta vez en el SUP 11city Tour de Holanda, completando la mítica “vuelta de las 11 ciudades” en un tiempo récord de apenas 26 horas y 20 minutos, batiendo la marca anterior por más de dos horas.

“En ese momento se dijo que yo era el nuevo campeón del mundo de SUP pero no fue así, gané la travesía más larga del mundo, las 11 ciudades, pero no el tour mundial”, explica con admirable humildad Arnaud.

MOLOKAI 2 OAHU

En septiembre de 2015, el deportista belga-chileno volvió con 41 años a las aguas del pacífico central de Hawaii para disputar una de las pruebas más duras y prestigiosas del planeta: Molokai2Oahu. Arnaud cuenta cómo enfrentó esta batalla, donde logró un meritorio tercer lugar, dominando cambios de corrientes, el oleaje y un calor terrorífico.

Esta mítica carrera entre las islas hawaianas de Molokai y Oahu, que cada año se celebra a fines de julio, consiste en cruzar el estrecho de Kaiwi (o estrecho de Los Huesos), el cual separa ambas islas por 32 millas.

Son aproximadamente 52 kilómetros en pleno centro del Océano Pacifico donde rugen los vientos alisios con su mayor intensidad, donde las corrientes y los oleajes se cruzan en forma a veces inentendible, y donde desaparecieron muchos hombres de mar como la leyenda hawaiana Eddie Aikau, a quien se recuerda en un memorial y un importante campeonato de surf en olas grandes.

“La partida fue una locura, pero muy entretenida, un espectáculo, con tantos remadores rodeados de centenares de botes y helicópteros. Eran las ocho de la mañana y hasta allí lo estaba gozando. Pero a medida que pasaba el tiempo y nos adentramos en el estrecho Kaiwi la temperatura empezó a hacerse casi insoportable. Perdí todo apetito y a pesar de hidratarme lo más posible empecé a sentir señales de calambres. De a poco empezó la pesadilla…

En un poco más de dos horas estaba en la mitad del estrecho, pero me demoré más del doble en hacer la segunda parte. No lograba acercarme a “China Wall”, un acantilado que sirve de punto de referencia para entrar en la bahía de la meta; la corriente me mantenía prácticamente estático.

Sin fuerzas, remando 95% del tiempo de un mismo lado para mantener mi rumbo, el calor me estaba matando. Ya no era carrera con los demás sino que una prueba contra mí mismo. Había que mantener el mental enfocado para que siga funcionado el cuerpo, sin desvanecerse. Abandonar era imposible”, relata con un vívido recuerdo.

Finalmente, Arnaud logró entrar en la bahía, sin idea alguna de su posición en la carrera, lo que ya había perdido toda relevancia a esas alturas. Allí las condiciones de olas era efectivamente las esperadas, grandes muros de color turquesa entrando con todo en la bahía, y no pudo resistir en cobrar su premio.

EL RENACER DEL WINDSURF

A sus 45 años y hacendado en Pichilemu, Arnaud pensaba en retirarse de las competencias. Dedicado a su trabajo como director comercial en Viña Casa Silva y, desde 2016,  a la producción junto a su señora Vania de su cerveza “Viejo Lobo” es que entrenar, y dedicar tiempo a la recuperación, a costear los viajes, se hacía cada vez más difícil. La edad también es un factor.

Pero, justo antes de pandemia, volvió a Chile el tour mundial de windsurf. “Mis amigos me instaron a competir y lo hice. Volví a entrenar y poco a poco fui recuperando el ritmo y la condición física”.  Pero es en 2023 cuando la leyenda de los deportes acuáticos en nuestro país logra consagrarse en la disciplina que lo vio nacer como deportista de élite y que lo ha posicionado como el windsurfista con más títulos nacionales en la historia.

A comienzos de abril,  el pichilemino disputó la primera parte del tour internacional, en las olas de Matanzas, evento llamado “Surazo Infernal”, en donde consiguió el segundo puesto. Luego en septiembre viajó a Pacasmayo, Perú donde se llevó la corona del “Pacasmayo Classic”.

“El resultado en Perú fue excelente, me dejó con buena ventaja arriba en el ranking y ahí fue imposible no ir a Hawaii, ya no pude hacer nada. Todo se fue dando por la forma del tour este año y a medida que venían los resultados obviamente decidí seguir”, explicaba Arnaud en su momento.

Volviendo a Hawaii, esta vez como windsurfista, el chileno – belga se consagraba campeón en la última fecha del Tour Mundial de Windsurf – Aloha Classic, etapa en donde necesitaba avanzar algunas mangas para sumar puntos y llevarse el Campeonato Mundial Master (+45) de Windsurf en Olas , de la Unified Wave Tour PWA/IWT.

Con estos puntos Arnaud logró llegar a la cima del ranking consagrándose como el nuevo campeón master de la especialidad. Un logro histórico para este multicampeón chileno. Un triunfo que lo presenta, sin lugar a dudas,  como el atleta nacional especialistas en tablas de agua más galardonado de la historia.

En una reflexión final, Arnaud Frennet nos deja entrever su esencia. “Mi relación con el mar es que yo me adapto a las condiciones climáticas de este. Adapto mi rutina, mi trabajo y mi vida al oleaje, al viento y al frío. Así he logrado desarrollarme en distintas disciplinas disfrutando de esa conexión con la imponente naturaleza y disfrutando de los enormes beneficios que brinda el deporte, sin importar la edad que tengamos”.

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