El rincón preferido de Carlo Von Mühlenbrock

La historia del reconocido chef es un camino que nunca deja de sorprender. Desde su parcela en Peñalolén, nos cautiva con un frondoso paisaje rodeado de plantas, cultivos y mascotas, un nuevo espacio desde donde hace brillar toda su creatividad, talento y buen gusto.

Entrevista: Marcela Cademartori

Fotografía y producción: Guille Vargas Pohl

Asistente fotografía: Alejandro Ruz

Sigue la ruta de Carlo en @carlococinachile

Entre gallinas, cultivos, naturaleza y construcciones que nos invita a entrar en una sintonía ecológica,  Carlo Von Mühlenbrock nos habla de aquello que lo tiene motivado y trabajando de sol a sol.

“Hace 21 años decidí comprar una parcela en Peñalolén como algo personal y hace siete que comencé con este proyecto de sostenibilidad en el que busco hacerme cargo de todo aquello que se vincula con la economía circular”, relata como breve introducción que nos lleva a internalizar en una faceta con la cual vibra con pasión.

Pero más allá de plantaciones, sistemas sustentables de producción, mantención de sus cultivos y el cuidado que un lugar como este exige, el reconocido chef añade una dosis de aquello que para él siempre llevó consigo, pero que recién ahora lo hace suyo.

“Me encanta todo lo que se relaciona con interiorismo y paisajismo. Tengo una veta muy desarrollada en esta línea y es algo que traigo desde pequeño, en gran parte herencia de abuelo paterno. Te diría que recién me estoy haciendo cargo de esto, proponiendo ideas y sugerencias en aquellos proyectos que van en esta dirección. Creo ser un aporte con mi opinión”.

Y acá Carlo nos hace retroceder en el tiempo a la época cuando abrió su restaurant Osadía. “Este fue un proyecto en el cual trabajé toda su decoración interior. Con pocos recursos se logró un resultado que encantó. El trabajo de presentación de mis platos, también tienen ese toque que son parte de mi veta creativa. Tuve la oportunidad de viajar bastante y siempre me pedían apoyo en la presentación de los platos. Te diría que es algo que se me da fácil”.

Y así, sembrando creatividad va dando carácter a su parcela, un espacio que se ha convertido en algo así como su rincón favorito, un refugio del cual disfruta de momentos y de hermosos espectáculos que la naturaleza le regala.

“He tenido que aprender que en ella existen ciclos y que estos no son tan rápidos como uno quisiera. Al inicio me frustraba ver que las cosas no salían en el momento que yo quería, pero con el tiempo aprendí a respetar los procesos”.

Este mundo llevó a Carlo a sumergirse en nuevos desafíos. Esta vez de la mano con estudiar y con internalizar el conocimiento necesario para dotar de esa identidad sostenible con la cual su parcela ha ido floreciendo a través de los años.

“¡Claro que he tenido que estudiar para entender de técnicas y conceptos que son importantes en este ámbito! Pero también me he rodeado de personas, quienes hoy conforman un gran equipo de trabajo y que son los que me ayudan para que este proyecto se mantenga siempre vivo y en equilibrio”.

Siempre hay aspectos o situaciones que te obligan a estar pendiente – reconoce -. “Y pese a que es un trabajo 24/7,  a mí me encanta. Es lo que me tiene totalmente motivado en esta etapa de mi vida. Crecí en un ambiente muy cercano al campo gracias a mi abuelo materno, quien manejaba y aplicaba estos concepto de sostenibilidad; por tanto para mí era algo relativamente familiar y cercano”.

LOS PRIVILEGIOS DE CARLO

Sin grandes pretensiones, Carlo Von Mühlenbrock se dedica a disfrutar en este bello entorno natural, que más que un huerto, lo define como un proyecto de vida del cual se siente un privilegiado. “Disfruto de mis momentos acá. De salir y observar los colores de otoño, o aquellas cosas que suceden en cada rincón.  Cada día pasa algo diferente y eso es maravilloso”.

Cada detalle de la parcela no es producto del azar. Ha sido parte del diseño con el cual ha logrado desarrollar más que un proyecto de cultivo, una verdadera obra de arte. Cada rincón, cada espacio y cada elemento dan cuenta de una historia de logros que para el chef forman parte de un recorrido que se detiene a mirar y analizar, y de lo cual saca algunas conclusiones.

“Me encanta ser un aporte desde los espacios que conozco y que pregunten mi opinión. Jugar con diferentes facetas es algo que también me gusta. Y eso no es ser inconsecuente con quien uno es. Al contrario, es una manera de ser honesto. Lo importante es sentirse bien con lo que uno hace.  Podría resumir que hoy estoy enfocado en disfrutar de mis momentos”.

Desde este espacio, Carlo sigue sembrando nuevos proyectos como el que se aventura a adelantarnos y que forman parte de su agenda 2024.

“Estoy en un proyecto con DeliBest en el cual se trabaja en la línea de una alimentación saludable, midiendo indicadores de desarrollo personal y social. Esta es una iniciativa de alimentación escolar, que se busca realizar con diferentes colegios de Chile”.

“Y en mi parcela quiero construir una bio piscina y un quincho sostenible. El desarrollo de una línea de joyas de hombre también está en la lista de ideas que quiero hacer en el corto plazo”.

Carlo sin duda sorprende. En su vida solo hay cabida para ingredientes bañados de sueños, de pasión y con un toque final de creatividad. Su parcela de Peñalolén es definitivamente el rincón preferido de un artista, un huertero y un hombre que ama la vida.

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