En el silencio estrellado
la Luna daba a la rosa
y el aroma de la noche
le henchía -sedienta boca-
el paladar del espíritu,
que adurmiendo su congoja
se abría al cielo nocturno
de Dios y su Madre toda…
— de Miguel Unamuno —
Como si de un sagrado ritual se tratase, Gabriel espera cada mes pacientemente la llegada de la luna llena para capturar su esencia desde las mágicas y frondosas tierras del sur de Chile.
Allá, en la comuna de Fresia, perteneciente a la Región de Los Lagos, y en ocasiones desde el mismísimo patio de su casa – ubicado a unos 35 kilómetros del Lago Llanquihue – el astrofotógrafo genera a través de su cámara una conexión propia con el único satélite natural del planeta Tierra.
“Siempre me gustó mirar el cielo, buscar alguna luz que esté en movimiento, tener suerte y quizás ver alguna estrella fugaz, esos fueron mis primeros acercamientos con el cielo nocturno, sin profundizar demasiado en lo técnico”, expresa Gabriel Paredes, quien en 2010 culminó sus estudios de criminalística.
Tras largas horas de práctica, y adquiriendo su primera Nikon D7000, logró al ocaso retratar el centro galáctico. “Desde entonces no volví a bajar la mirada, llegaba la noche y comenzaba a fotografiar el cielo nocturno. Luego vinieron las noches de luna”, añade.
Con el tiempo y, tras adquirir un lente Tamron 70-300, fue cobrando mayor habilidad. Son varios años en que mes a mes – dedicando unos tres o cuatro días – Gabriel comenzó a buscar la luna, siguiendo el curso de su trayectoria y entendiendo sus fases con tal de encontrar los mejores horarios para fotografiarla.
“Observarla en su fase de luna llena es todo un espectáculo, ya sea al atardecer, en hora dorada, hora azul, crepúsculo y/o noche… Ver cómo se refleja en el Lago Llanquihue o apreciarla emergiendo por la cordillera, adornando e iluminando los volcanes del sur”.
CONEXIÓN
No solo es un momento de quietud, de reflexión; un escaparate a la rutina mundanal que nos acapara con los dispositivos tecnológicos. “La fotografía me llevó a generar una fuerte conexión con naturaleza” – reconoce Gabriel -. Así, ha comenzado a recorrer de principio a fin la tierra que lo vio nacer, mostrando en redes sociales “lo hermoso del sur, particularmente la riqueza natural de mi comuna y región”.
Y sin ser un gran deportista, los propios recorridos para encontrar postales memorables le han permitido acercarse al trekking, una especie de tour fotográfico que muchos le han pedido. Un taller que pronto podría comenzar a desarrollar.
“La luna, sin duda, es lo más increíble que podemos apreciar a simple vista en la naturaleza. Me inspira a crear, por esto siempre intento componer con algún paisaje característico de mi zona. Pero no siempre hago fotografías de ella, en algunas ocasiones simplemente prefiero disfrutar observando su llegada”.
Actualmente Gabriel Paredes utiliza dos cámaras:
Nikon D7000 con un objetivo Tokina 11-16mm (paisajes y fotografías nocturnas) Nikon Z5 con un objetivo 24-50mm de la misma marca (paisajes y fotografía nocturna) y un lente Tamron 70-300mm (paisajes y lunas).