El plan era recorrer diez países de Europa adentrándome en su gente, historias y cultura. Tenía 30 días y comenzaría en España. Obviamente eran otros tiempos cuando no existían mayores restricciones para viajar. Anhelo ese 2019. Con el itinerario listo y chequeado partía subiendo desde Madrid por el sureste de Francia hasta llegar a París.
Así iniciaba poco más de 400 kilómetros para recorrer la religiosa ciudad de Lourdes, sitio conocido emplazado en las faldas de los Pirineos y conocido como un importante enclave de peregrinación para el mundo católico.
Diariamente cientos de fieles devotos – hasta cuando la pandemia lo permitía – visitaban la Gruta de Massabielle donde, en 1858, se dice que la Virgen María apareció ante una mujer de la zona. Además de un sinnúmero de procesiones que según dice albergan a más de 40 mil personas, los peregrinos pueden beber o bañarse en el agua que brota de un manantial en la gruta.
La fe juega un rol fundamental en esta especie de turismo religioso, pues muchas personas que padecen enfermedades graven llegan hasta allí con la esperanza de recibir una sanación milagrosa. Una ciudad preparada con 22 lugares de culto en sólo 52 hectáreas para recibir anualmente a más de 3 millones de fieles provenientes de 140 países.
CIUDAD DE ARTE
Adentrándonos en el Valle de Loira – el cual fascina por sus castillos – primero debí visitar Tours, a la cual también se le llama la ciudad de arte e historia. Situada a orillas del Loira y del Cher, este sitio simboliza todo el patrimonio histórico, cultural y gastronómico que tiene que ofrecer el valle. La que fuera una vez capital del Reino de Francia ahora resume a la perfección el arte de vida francés.
El casco antiguo de Tours tiene aires medievales con sus callejuelas adoquinadas, sus casas de armazón de madera y sus plazas. La más conocida es la plaza Plumereau rodeada de casas típicas y repleta de acogedoras terrazas. Animada tanto de día como de noche, la plaza atrae a una población cosmopolita de habitantes, estudiantes y turistas.
CIUDAD REAL
Estando relativamente cerca, puedes pasar de Tours a Amboise, la cual es, con todas sus letras, una ciudad real. A orillas del río Loira se erige majestuosamente el Castillo Real de Amboise y sus jardines presumiendo de su fina mezcla arquitectónica, entre fortificaciones medievales y estilo renacentista.
Residencia real desde comienzos del Renacimiento, este castillo fue el primero en introducir las influencias italianas en el Valle del Loira de la mano de Carlos VIII. Su construcción continuó bajo la supervisión de Francisco I, en compañía del genio toscano Leonardo da Vinci, enterrado en la capilla del castillo. El Castillo de Amboise, lugar destacado de la historia de Francia, figura entre las joyas arquitectónicas del Valle del Loira.
EL CASTILLO EMBLEMÁTICO
En lo alto de su promontorio rocoso, el Real Castillo de Blois domina la ciudad y el Loira. Presume haber sido el único en acoger en sus aposentos a nada más ni nada menos que 10 reinas y 7 reyes de Francia. Sus cuatro caras de estilos bien diferenciados conforman por sí solas un auténtico panorama de la arquitectura francesa y de la historia de los Castillos del Loira.
Sus pedregosas callejuelas nos invitan a recorrerla a pie en la parte baja de la ciudad. Emplazamiento ideal para degustar las delicias culinarias del sureste de Francia y aprovechar para conocer su artesanía y por supuesto, traernos un souvenir.
A menos de una hora de París y siempre en este majestuoso y fértil valle, puedes visitar el Castillo Chambord, uno de los más bellos del mundo. Aunque fue construido en un origen como pabellón de caza para el rey Francisco I, en 1840 fue inscrito en la primera lista de monumentos históricos del país y declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1981.
Un palacio que acoge 440 habitaciones, 365 chimeneas y 84 escaleras. ¡Todo un espectáculo! Pero en el encantador Valle de Loira hay mucho más para conocer que sus 22 castillos diseminados a lo largo del río que lleva su nombre. Si disfrutas del outdoor, entonces podrás aprovechar los más de 800 kilómetros de senderos transitables para bicicletas.
RUTA DE LOS VINOS
Si visitas este valle no pierdas la oportunidad de hacer enoturismo pues el Valle del Loira es la tercera región vitivinícola por extensión y producción después de Burdeos y Borgoña, pues cuenta con cerca de 70 Denominaciones de Origen. Una de las más prestigiosas en cuanto a la abundancia de Chateaux y renombre de sus vinos.
Tras una buena caminata, podemos continuar nuestra ruta a lo largo del curso del río, el cual nos guiará hasta las bodegas de Roches Neuves o de Château de Trecy, para completar una embriagadora experiencia en el que conoceremos vino, historia y tradiciones.