A propósito de que en mayo celebramos el día de la madre, en esta columna nos parece importante reflexionar acerca de lo mucho que ha cambiado en Chile la situación de la mujer en relación a su posición en la sociedad y al rol que cumple en esta. Hace décadas la sociedad situaba a las mujeres como las principales responsables del cuidado y la crianza de sus hijos asignándoles ese rol como única función a desempeñar.
Es decir cuando se definía el papel de una mujer en la sociedad se la situaba casi exclusivamente cumpliendo tareas como esposa y madre. Hoy la sociedad ha evolucionado y si bien las mujeres seguimos priorizando nuestra tarea de madres, la mayoría lo hace compatibilizando esas tareas con otras que se vinculan con el trabajo fuera de la casa e incluso muchas de ellas son jefas de hogar lo que evidentemente complejiza sus responsabilidades las que a veces pueden ser abrumadoras.
Esta multiplicidad de tareas a cumplir dentro y fuera del hogar, ha tenido efectos no sólo en las vidas personales de las mujeres sino que también en la demografía nacional. En efecto en los últimos diez años, las mujeres en Chile han aumentado la edad en que fueron madres, disminuido el número de hijos y se han incorporado masivamente al mundo del trabajo pasando de un 33.% en 2006 a un 50,1% en 2016 (datos del INE citado por El mercurio 12 de mayo 2019, C9). Y todo parece indicar que estas tendencias se van a mantener.
Por lo anterior es muy importante mejorar las condiciones del contexto laboral que todavía no están a la altura de los requerimientos de la madre chilena trabajadora. La brecha salarial por ejemplo sigue existiendo e incluso se acentúa cuando las mujeres tienen hijos. Hay además otros factores, siendo uno de ellos, la rigidez de la estructura laboral. En ese sentido la nueva reforma laboral parece ser un buen camino de mejora en la medida en que permitiría tener horarios de trabajo más flexibles.
Sin embargo se requiere más. Hoy las nuevas tecnologías, el aumento de consumo digital, así como las dificultades de desplazamiento en las grandes ciudades entre otros factores, hacen posible y necesario innovar en estos temas. Promover el trabajo desde la casa y en horarios que se puedan adaptar a las necesidades de los trabajadores, influye directamente en la calidad de vida de las mujeres y sus posibilidades de conciliar adecuadamente las exigencias del trabajo y la familia, especialmente en la época de la crianza.
Es importante tomar en cuenta estas consideraciones. De lo contrario la tasa de nacimientos del país seguirá disminuyendo tanto como la calidad de vida de las mujeres y sus familias.