Explorando la fauna del archipiélago de Juan Fernández

Escogimos esta época del año para visitar Juan Fernández como parte de nuestro itinerario de recorrer los parques nacionales del país. Siguiendo la ruta eléctrica a bordo de un Volvo C40, nuestro objetivo es descubrir y promover la belleza natural de Chile. Con la visita a Juan Fernández, hemos completado 12 de los 45 parques nacionales, acercándonos cada vez más a nuestra meta. Aunque enfrentamos un día lluvioso al llegar, el resto de los días estuvieron mayormente nublados o soleados, permitiéndonos disfrutar plenamente de esta aventura única.

IG benjavalenzuelawallis

Relato y fotografía de Benjamín Valenzuela Wallis

El archipiélago de Juan Fernández, ubicado en las aguas del océano Pacífico, es un verdadero paraíso para los amantes de la naturaleza y los entusiastas del ecoturismo. Con su biodiversidad única y su fascinante fauna marina, esta joya oculta de Chile es un destino que merece ser descubierto. En mi travesía por los parques nacionales del país, tuve la oportunidad de explorar este remoto archipiélago y sumergirme en sus maravillas submarinas.

Llegar a Juan Fernández no es una tarea sencilla. Consciente de su carácter aislado y preservado, abordé el único buque que se dirige hacia la isla. Sin embargo, esta embarcación no tiene fines turísticos, sino que está destinada principalmente al transporte de mercancías y, en ocasiones, a unos pocos afortunados viajeros.

La travesía que suele durar alrededor de 48 horas, se extendió en nuestro caso debido al mal tiempo, prolongándose a 75 horas de navegación. A pesar de los desafíos logísticos, el esfuerzo vale la pena cuando uno se encuentra frente a la maravilla natural de Juan Fernández.

Una vez desembarcamos en el pintoresco pueblo de San Juan Bautista, el más importante de la isla de Robinson Crusoe en el archipiélago, tuvimos de 4 a 6 días para explorar y descubrir sus encantos. La isla alberga una variedad de trekkings que permiten adentrarse en su exuberante naturaleza.

Realizamos cada uno de ellos, desde el desafiante «Sal Si Puedes» hasta el cautivador «La Plazoleta», donde se preservan especies de plantas endémicas y se puede observar al famoso picaflor de Juan Fernández. Además, ascendimos al Cerro Centinela y alcanzamos el mirador Alejandro Selkirk, brindándonos vistas panorámicas impresionantes.

Uno de los trekkings más destacados de la isla de Robinson Crusoe es el que recorre sus 17 kilómetros de punta a punta. Este sendero revela paisajes completamente diferentes, reflejando la geografía única de la isla. Desde la aridez y sequedad del paisaje cercano al aeródromo, hasta la exuberancia de los bosques estilo valdiviano en el extremo opuesto, el trekking ofrece una experiencia incomparable. A medida que uno avanza, se puede apreciar lo que los isleños llaman «Chile en miniatura», una diversidad que representa la riqueza natural del país.

BUCEO IMPERDIBLE

Pero no solo en tierra firme se encuentran los tesoros de Juan Fernández, sino también bajo el mar. Durante nuestra estancia, dedicamos dos días al buceo, una experiencia inolvidable que nos permitió conocer la fauna marina única de la isla de Robinson Crusoe.

Sus aguas albergan una combinación singular de especies, que mezcla elementos propios del continente con toques tropicales. Los colores vibrantes y la vida marina diversa nos maravillaron, y afortunadamente, pude capturar algunos de esos momentos mágicos con mi cámara submarina.

PICAFLOR

Otra misión importante en nuestra visita era la búsqueda y captura del picaflor de Juan Fernández, una especie endémica en peligro de extinción. Con alrededor de mil ejemplares restantes, este hermoso y distintivo picaflor es muy diferente a sus parientes continentales. Su plumaje naranja intenso y su cresta dorada lo convierten en un tesoro que debíamos preservar en imágenes, para poder compartir la maravillosa flora y fauna de Robinson Crusoe con el continente.

Explorar la fauna del archipiélago de Juan Fernández fue una experiencia reveladora y enriquecedora. Desde los trekkings que nos sumergieron en la exuberante naturaleza de la isla, hasta el buceo que nos mostró la vida marina vibrante y diversa, cada momento fue una invitación a conectar con la riqueza natural de nuestro país. La ventana al océano que ofrece Juan Fernández es un regalo que nos recuerda la importancia de proteger y preservar estos tesoros naturales para las generaciones futuras.

 

Otras lecturas

Suscríbete a nuestro Newsletter