¿LO OPUESTO DE MACHISMO? Siempre he creído que hombres y mujeres deben ser reconocidos con los mismos derechos y deberes y que merecen por tanto, el mismo trato y las mismas oportunidades. Sin embargo reconozco que, al momento de ponerle un nombre a esa concepción de género, la palabra feminismo no me gustaba. Durante mucho tiempo y como presumo que muchas personas todavía lo hacen, yo significaba el término feminismo con una posición contrapuesta a la de machismo.
Es decir, si machismo se asocia a una consideración de abuso y dominación de las mujeres, por parte de algunos hombres, entonces el feminismo debía ser lo contrario. Algo así como “los hombres no son nuestros pares, puesto que ellos durante siglos nos han sometido y descalificado”.
No obstante, al investigar de donde venía la palabra machismo, descubrí que ésta tiene un origen asociado a la cultura hispánica, algunos la sitúan incluso en Portugal. Tanto es así que incluso en inglés la mayoría de las veces la palabra se pronuncia en español “Machismo”. Por el contrario, el concepto de feminismo nace en Francia y dice relación con la doctrina y movimiento social que pide para la mujer el reconocimiento de unas capacidades y unos derechos que originalmente han estado reservados a los hombres.
Es importante saber lo anterior para entender que, al tener orígenes diferentes, los términos naturalmente también tienen significados distintos aun cuando fonéticamente puedan sonar similares. Dicho esto, me parece importante destacar que este movimiento en pro de la igualdad de derechos es transversal aun cuando a veces se intente mostrar lo contrario asociándolo a posturas ideológicas, muchas de ellas caricaturizadas y por lo tanto extremistas.
Asimismo, que no implica en modo alguno ningún tipo de revancha hacia los hombres ni nada que se le parezca ni menos perjudicarlos. Eso porque entendemos que una sociedad se construye con respeto y tolerancia y que hombres y mujeres aun cuando seamos esencialmente distintos, somos seres humanos iguales en derechos y capaces de contribuir de manera eficiente tanto en el mundo público como en el privado.
Para lograr esta meta hay todavía barreras que derribar, mitos culturales que superar y leyes que modificar, porque así como hasta ahora el ámbito familiar ha estado a cargo de las mujeres, el mundo público ha sido construido sólo desde lo masculino y eso sin duda hay que cambiarlo.
Sin embargo, soplan vientos de esperanza ya que este nuevo aniversario del día de la mujer nos encuentra en un momento de la sociedad en que están ocurriendo cambios significativos que, si se trabajan desde la confianza, respeto y solidaridad, serán positivos para todos. Es que la igualdad de derechos sólo se puede lograr si tanto hombres como mujeres compartimos la responsabilidad de corregir las dinámicas que nos han dificultado progresar. Ojalá así sea.