El biopic que retrata la lucha de Enzo Ferrari por mantener a flote su pasión por el automovilismo y su vida familiar.
- Por Edmundo Caces, Licenciado en Comunicación Social.
Enzo Ferrari (Adam Driver) está en crisis y la quiebra amenaza su fábrica automotriz que diez años atrás construyo junto con su esposa Laura (Penélope Cruz). El volátil matrimonio también ha sido afectado por la pérdida de su hijo Dino y el reconocimiento del hijo concebido con su amante Lina Lardi (Shailene Woodley).
Enzo deberá enfrentar algunos puntos de inflexión como la presión financiera para aumentar la productividad, lo que significa ir en contra de su antiguo deseo de producir solo autos de carrera. Mientras tanto, la pasión de sus pilotos por ganar la traicionera carrera de mil millas a través de Italia, la Mille Miglia los empujará al límite.
Adaptando el libro “Enzo Ferrari: The Man, The Cars, The Races, The Machine” de Brock Yates, el director aspira a explorar tanto la vida profesional como la personal del legendario empresario y piloto de Módena. Sin embargo, la película se enfrenta a problemas al tratar de equilibrar estas dos dimensiones.
Michael Mann se esfuerza por retratar la pasión de Enzo por la ingeniería y la velocidad, pero la trama deportiva, centrada en la Mille Miglia, se ve opacada por un exceso de subtramas que abordan diversos pilotos, problemas con la prensa y cuestiones técnicas y políticas. Aunque destaca una secuencia íntima que captura la dedicación y la pasión de los pilotos, estas escenas son escasas en el resto de la película.
En el ámbito familiar, la película también muestra desequilibrio, con la relación entre Enzo y Laura teniendo más profundidad que la del protagonista con su amante Lina. Adam Driver y Penélope Cruz brillan en sus roles, especialmente la actriz española, cuya interpretación destaca en la lucha de una mujer contra la sociedad patriarcal. La cumbre dramática llega en un primer plano conmovedor en el que el dolor de Laura por la pérdida de su hijo se refleja magistralmente.
Estilísticamente, Ferrari es una de las películas más clásicas del director norteamericano, alejándose de la experimentación digital. Aunque intenta sumergir al espectador en la experiencia de la velocidad con una cinematografía dinámica, no logra ofrecer nada novedoso en comparación con otras películas del género. Esto puede resultar decepcionante para los seguidores de Mann, quien tenía el potencial para crear una obra impactante dada su trayectoria en el cine.
Disfrutar o no de Ferrari es cuestión de gustos. Si quieres algo del estilo de Rush, te gustará, pero no te satisfará del todo. Pero si lo que busca es ver más a Ferrari como hombre que como fabricante, te permitirá echar un vistazo detrás del telón.