Viña del Mar la albergó en su infancia y adolescencia. Sus calles, el mar, la playa y su familia, fueron para Francisca Imboden ese espacio desde donde comenzó a descubrir su pasión por el teatro. Hoy sobresale no solo por su tremendo desempeño profesional, sino por ser una mujer que logra traspasar su pasión más allá de la pantalla o de un escenario. Es, sin lugar a duda, una actriz que ha logrado trascender.
Entrevista: Marcela Cademartori
Fotografías y producción: Guille Vargas Pohl
Vestuario: Sagrada
MakeUp: Ely Gaby
IG @francaimboden
Más que el comienzo de una entrevista, es una conversación que nos traslada a un paisaje en donde el ruido del mar, y el ir y venir de las olas, se apoderan de nuestra imaginación. Y es que el relato de la actriz Francisca Imboden, de cómo vivió su etapa de niñez y adolescencia en Viñadel Mar, nos hace viajar a este espacio.
“Crecí con ese concepto de mar integrado en mí. Veía a las olas en su ir y venir. Parecía que cada una era diferente, pero en el fondo eran las mismas. Entender los ciclos y los procesos fue algo que adopté viviendo en esta ciudad y es algo que todos quienes habitan en zonas costeras lo perciben de la misma manera. Aunque no vivía frente a la playa, sí sentía el mar como parte de mi vida”.
Francisca habla de Viña como un barrio que podías recorrer caminando, un espacio que se habitaba desde la calma. “Recuerdo que me iba a estudiar a la playa de Las Salinas y llevaba mi traje de baño. Fue precioso haber crecido en contacto con la naturaleza dentro de la ciudad.Todas estas experiencias influyeron mucho en la manera en cómo me desarrollé en lo profesional”.
Y tiene un total sentido, ya que para la actriz egresada de la Pontificia Universidad Católica de Chile cada personaje hay que conocerlo e interpretarlo a fondo. “Es un proceso que toma tiempo descubrirlo para desde ahí crearlo”, explica la alumna de Héctor Noguera y Paz Irarrázabal.
Desde esta calma, partir a Santiago a vivir fue para la actriz una especie de shock. “Llegué con esa misma intención de recorrer la ciudad caminando, pero todo era lejos”. Sin embargo, para Francisca este aterrizaje en la capital fue el comienzo de una destacada carrera, con desafíos y metas que han sido parte de su evolución. “Los talentos que ahora te sirven, mañana puede ser que ya no. Para mí la vida es un constante aprendizaje”.
¿PERIODISMO?
Llevamos a Francisca a esos primeros años en que descubrió su amor por el teatro. “Me vine de Viña a Santiago a los 17 años a estudiar Periodismo. Era buena para escribir y pensé que era micamino. Me refiero a una época en que las personas, en general, creían que no se podía vivir del teatro. En mi caso, la actuación era parte de los ramos que teníamos en el colegio. Por lo tanto,tampoco lo veía como una disciplina. Era más bien como un juego”.
Hasta que una situación le mostró que su camino iba por ese lado. “Recuerdo que hice una prueba para teatro en una obra en donde en el jurado había grandes actores como Héctor Noguera y Paz Irarrázabal. Interpreté a un personaje que nadie quería hacer. Lo pasé maravilloso. Recuerdo que Paz se me acercó y me dice: ´tú vas a volver´. Yo bien incrédula lo dudé. Y acá me tienes. ¡Ya son casi 30 años los que llevo actuando!”.
EL CAMINO
El teatro infantil fue para Francisca esa primera vitrina que se le abrió como actriz. “Con Felipe Braun inventamos una obra infantil inspirada en unos cuentos de Alicia Morel llamados Los Querubines. Ese fue el paso previo hasta que tuve la gran oportunidad de caer en la televisión con un tremendo equipo editorial. Era una época en donde las teleseries tenían temáticas que mostraban que, pese a las diferencias, siempre había un bien común que predominaba”.
“Por eso – Iorana, La fiera, Romané, Pampa ilusión, y varias de las producciones de la época dorada de TVN – son teleseries que las siguen transmitiendo y que, pese al paso del tiempo, no han perdido vigencia. Creo que fue un tremendo acierto de esa época”.
LA LEY DE BALTAZAR
Hoy, el actual desafío de la actriz lo encarna Cristina Moya, su personaje en La ley de Baltazar,en donde interpreta a una madre con dos hijos: Feña (Claudio Castellón) y Luchito (Luis Rodríguez), quien tiene Síndrome de Down.
“Uy, este ha sido un tremendo aprendizaje para mí. Entendí lo que es ponerse al servicio del punto de vista del otro, ya que finalmente todos tenemos algún tipo de condición. Trabajar con Luchito ha sido un regalo”.
Teleserie que está siendo grabada en Cochamó, lo que para Francisca Imboden es una linda oportunidad de “conectar con la audiencia” y para que muchos conozcan otras hermosas localidades de nuestro país y puedan viajar a través de la pantalla.
Mientras hablamos con Francisca, nos va develando una personalidad inquieta, aventurera y ansiosa de ir por nuevos desafíos. Esto la llevó durante el 2021 a ser parte del elenco de lapelícula Un like de navidad, dirigida por Boris Quercia, muy pronta a estrenar.
“Además me atreví a participar del musical La Incondicional, aunque nunca pensé que podía cantar bien y esto me impulsó a estar hoy además en clases de canto”, confiesa entusiasmada.
Los personajes de Francisca han cautivado desde sus diferentes roles. Y es que para ella la pasión con la que abraza su profesión ha sido clave. “Cuando haces las cosas desde el corazón, y no por el valor monetario que hay detrás, es cuando logras conectar. Recordar es volver a pasar por el corazón. Las personas conectan cuando recuerdan algo propio, por eso siento que es tan importante abrazar lo que haces desde tu alma”.
Arriba de las tablas, detrás de una pantalla de televisión o del cine, da igual, porque se le ve feliz desarrollando con pasión cada desafío actoral. Ha sido un largo camino profesional testigo deun ir y venir demostrando talento y entrega. Y es que no hay dudas que, desde sus diferentes roles profesionales, pero también personales, Francisca Imboden es una mujer que enfrenta la vida con sus procesos, desde la calma, desde la pausa, desde ese camino que la ha llevado atrascender.