Hombres al diván

  • Por Catalina Marowski Aguayo
  • Psicóloga clínica
  • Psicoterapeuta de adultos
  • Certificada en EMDR y Coaching (PUC)
  • IG @ps.catamarowski

El título de esta columna es una caricatura  del psicoanálisis, corriente de la psicología que en sus orígenes freudianos literalmente usaba un diván donde el paciente se recostaba y el terapeuta, evitando el contacto visual, se ubicaba en una silla fuera de su campo visual.

Yo no soy psicoanalista y actualmente ya no se usa este formato, pero me parece simpático rescatar la imagen y la intención: cuando nos recostamos estamos diciéndole al sistema nervioso que “estamos a salvo”, entonces baja nuestro estado de alerta. En lenguaje psicológico, bajan las defensas psíquicas y podemos conectar con nuestra vulnerabilidad.

Ahora bien, no olvidemos que hace unas tres décadas, ir al psicólogo presentaba un verdadero estigma – tanto en mujeres como hombres -, y se terminaba ocultando por el juicio social severamente castigador. Más de alguna vez se escuchó la frase: “al psicólogo o psiquiatra van los locos”.

Alentadoramente, en el último tiempo vemos en redes sociales tanto a psicólogos como pacientes que han comenzado a visibilizar y normalizar cada vez más el ir a terapia y a significarlo no solo como algo necesario, sino que además como algo positivo. Este fenómeno, paulatinamente comenzó a incluir cada vez más a los hombres en los espacios de salud mental.

  • Motivos de consulta frecuente en hombres
  • Durante un proceso de duelo por muerte de la pareja
  • Infidelidad descubierta, desean saber cómo reparar el daño
  • Adaptarse a una separación, fortalecer recursos de comunicación para una coparentalidad conflictiva y mejorar habilidades parentales
  • Reiterados fracasos amorosos o soledad perpetuada a pesar de tener el anhelo de formar pareja
  • Al tomar consciencia de que necesita aprender a gestionar el mundo interno y sus emociones
  • Heridas de apego asociadas a padre y madre, manifiestas en el presente con consecuencias que merman la calidad de su vínculo con pareja y/o hijos

BRECHA GENERACIONAL

Aunque el porcentaje de pacientes masculinos en los últimos años ha ido aumentando sutilmente, en mi consulta solo el 20% son hombres adultos. Por otra parte, los datos entregados en la  VIII versión del “Termómetro de Salud Mental en Chile ACHS-UC”, elaborado por la Asociación Chilena de Seguridad y el Centro UC de Encuestas y Estudios Longitudinales de la Universidad Católica, reflejan un 11,2% de mujeres versus un 4,7% de hombres en tratamiento de salud mental. ¿Cómo se explica esta brecha?

“Me encantaría que mi papá fuera a terapia” – me dijo un paciente de 27 años, que lleva once meses de proceso. Ambos sabemos que es muy poco probable que su papá asista a terapia, aunque la necesite.

La generación de los llamados Baby Boom y X son lejos los más resistentes, porque se aferran a la distorsionada idea de “yo debo resolver mis problemas solo” y “no creo en los psicólogos”. Lamentablemente, ni piden ayuda ni resuelven sus asuntos; es decir, nada cambia.

LOS “CONVERTIDOS”

“Yo no creía en los psicólogos y ahora estoy feliz de haber hecho este proceso”, me comentaba un paciente en la recta final, luego de haber reprocesado un trauma y haber atravesado un estrés post traumático. No fue la primera vez, ni será la última que escuche esta confesión.

Siento mucho respeto por los “convertidos” pues manifiestan una clara señal de inteligencia al cambiar de opinión cuando la experiencia te brinda nuevos argumentos y se tiene la adultez para integrarlo.

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