HOTEL ARREBOL PATAGONIA

Esta encantadora propiedad cuenta con una original arquitectura donde la modernidad se ha complementado con elementos rústicos como la madera, creando espacios únicos e inigualables. En el Hotel Arrebol Patagonia se han rescatado elementos propios de la región que forman parte de la decoración tanto interior como exterior, dando origen así a un lugar donde la elegancia y el buen gusto se mezclan con la armonía del medio ambiente.

 

Construido en lo alto de una colina, en la ribera sureste del Lago Llanquihue al límite urbano de Puerto Varas, rodeado de árboles centenarios de la zona, existe un lugar para desligarse del ruido, de lo repetitivo y encontrarse con la fuerza y los colores,  aromas y sabores de esta parte del mundo. El espacio está hecho para desprenderse de la cotidiana vida de la ciudad, volcando los sentidos al gusto de usar textiles y lanas naturales, a encontrarse con maderas milenarias rescatadas de su destrucción, y trasformadas por artistas de la zona en obras de arte.

Hotel Arrebol Patagonia se encuentra en un área aún rural, rodeado por un bosque de especies nativas para que el visitante  pueda descansar mirando los atardeceres, escuchar los pájaros al despertar y sentir el viento que mese las ramas de los árboles. Una propuesta que rescata elementos propios de la zona, integrándolos al lugar para que el huésped viva el sur, ya sea por los detalles en madera, o por lo sutil y elegante de una seleccionada textilería chilota.

Según describe Harald Opitz, arquitecto responsable de la obra, “el terreno posee cuatro árboles nativos que por su envergadura y belleza se hicieron fundamentales en la  conformación del diseño y distribución de los volúmenes del edificio”. Con tal de generar una preciosa vista a la ciudad, el bosque y el horizonte se planteó el emplazamiento del hotel en el área superior del terreno, lugar que contaba con un pendiente fuerte y una crujía de alrededor de diez metros.

El edificio  conformado por dos volúmenes – uno privado en el área superior del terreno y otro público en un nivel inferior – consta de 22 habitaciones, las cuales se dividen en 4 suites, de entre 45 y 50 metros, en la planta baja y 18 habitaciones en la planta superior. En resumen se distribuyen en una master suite, tres suites ejecutivas, nueve superiores matrimoniales, ocho twin y una habitación especial para minusválidos.

El volumen privado posee dos niveles de habitaciones, además del hall de entrada que funciona como espacio conector entre las dos zonas y una terraza como  proyección de éste. En el volumen público, se encuentra la sala de estar que se prolonga hacia el restaurant a través de una escalera de mañio de 2,5 metros y el bar, que tiene relación directa con tres árboles de gran envergadura que se incorporan al espacio.

El restaurant, posee un acceso independiente para el público externo, marca la cota cero del edificio y se relaciona con la terraza y la ladera que baja al bosque.

 

MATERIALES

El edificio se construyó  principalmente con dos materiales, acero y hormigón. Para el aislamiento acústico, se utilizó un sistema de doble tabique con hormigón celular. Luego para la construcción de las losas, se utilizó losa colaborante y para las terminaciones del pavimento, hormigón pulido. Por otro lado, las ventanas  son de raulí y vidrios termopanel. Finalmente, la calefacción utiliza energía geotérmica, y se emite a través de losa radiante.

Otorgando un plus extra a su privilegiada ubicación, el proyecto plantea un reconocimiento de los elementos propios del lugar, utilizando cercos preexistentes, los que a través de soluciones constructivas tales como cerramiento y revestimiento de fachada, son incorporados al edificio, dotándolas de un nuevo valor.

En el volumen privado, los elementos utilizados en el desarrollo de los cerramientos hacia el talud, fueron cercos preexistentes en la zona, los que se dispusieron para las terrazas del primer nivel de habitaciones y la proyección del Hall de entrada. Hacia el costado sur, los cerramientos del volumen de habitaciones fueron resueltos con varas recolectadas desde el propio terreno, las que fueron tejidas por artesanos de forma entrelazada similar a los cercos de Chiloé.

 Así también, el uso de este revestimiento se interrumpe parcialmente en la fachada nor-oriente, dejando apreciar la vista a la ciudad, pero generando la prolongación de la sombra hacia el interior.

 

ELEMENTOS RECICLADOS

Los revestimientos de fachada fueron desarrollados con lingotes de madera de desecho, leña y trozos recolectados en el sector, los que se dimensionaron en un formato de 30 por 3 centímetros. La utilización de estas piezas, tiene relación con la intención de dejarlas expuestas sin tratamiento a la inclemencias climáticas, con la finalidad de que su respuesta al medio sea supeditada a su posicionamiento según exposición solar y a la lluvia, generándose un desarrollo progresivo de las fachadas en el tiempo donde se incorporarán colores y texturas propias del lugar.

 

 

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