Ignacio Rojo no solo conquistó las cumbres más desafiantes del país, también se propuso abrir camino para las nuevas generaciones del MTB chileno. Hoy, desde su escuela Rojo Racing Team a los pies del Morro de Las Papas, transforma cada sendero en una oportunidad para formar ciclistas y personas con corazón de campeón. Costa Magazine conversó con esta leyenda del descenso en una entrevista donde repasamos su historia, visión del deporte y su compromiso con el futuro del mountain bike en Chile.
- Entrevista: Cristian Muñoz
- Fotografías: cedidas por Rojo Racing Team
Más que bajar cerros o montañas, Ignacio Rojo comprendió que el verdadero triunfo está en compartir el camino. Por eso fundó Rojo Racing Team, una escuela formativa de mountain bike que educa sobre ruedas desde un escenario privilegiado: a los pies del Morro de Las Papas, en plena red de Parques Cordillera. Allí, en contacto directo con la naturaleza, niños, niñas y jóvenes no solo aprenden a dominar la bicicleta, sino también a crecer con valores como la perseverancia, el respeto y la conexión con el entorno.
Hoy, a sus cuarenta años, desde la categoría máster y con la misma garra de siempre, este rider y formador sigue liderando con el ejemplo. Su historia es la de un ciclista que nunca dejó de soñar, de un mentor que cree en el poder transformador de la bicicleta y de un chileno que pedalea fuerte por dejar su huella.
Con más de 20 años de carrera y más de 14 participaciones en el Red Bull Valparaíso Cerro Abajo, ¿cómo valoras tu trayectoria?
La verdad es que hace tiempo ya no estoy entre los 10 más rápidos, pero eso no le quita valor al camino recorrido. Me considero uno de los pioneros del mountain bike en Chile, especialmente en disciplinas como el enduro y el descenso, donde sí tengo una trayectoria muy extensa. En parte, y gracias a esa misma trayectoria, en Rojo Racing Team tenemos una cantera increíble, con chicos de entre 14 y 30 años que andan muy fuerte y que incluso me superan, pero sigo estando presente en los podios de la categoría máster y me mantengo activo como referente.
Participé en 14 de las 21 ediciones del Red Bull Valparaíso Cerro Abajo, un evento emblemático. Desde 2003 estuve presente sin faltar un año, y en 2017 decidí dejar la pista para asumir el rol de animador para Red Bull TV. Fue una transición significativa, porque sigo ligado al evento desde otra vereda, aportando desde la comunicación. Junto a pilotos como Pedro Ferreira, Jorge Monzón y Andreas Kukulis fuimos parte de esa primera generación que ayudó a consolidar este evento como un clásico a nivel mundial.
Has sido seleccionado nacional y participaste en Panamericanos y una Copa del Mundo en Brasil. ¿Cómo influyó esta experiencia en tu desarrollo como deportista y formador?
Competir internacionalmente fue clave. Estuve en el primer Panamericano en Chile en 2002, luego en Ecuador en 2004, y en 2005 en la Copa del Mundo en Brasil. A los 20 años ya tenía experiencias importantes en el cuerpo, y a los 21 y 22 pude andar en Europa, conociendo lo que se hacía en Andorra y España. Todo eso me abrió la mente sobre el alto nivel competitivo y cómo podíamos proyectar ese conocimiento a nivel formativo en Chile.
Además, formarme como instructor en la Escuela Nacional de Esquí me permitió aplicar principios pedagógicos al mountain bike, lo que me dio una visión más profunda y me posicionó como un referente en formación deportiva.
Eres fundador de Rojo Racing Team, la primera escuela de MTB con pedagogía aplicada en Chile. ¿Qué te motivó a unir deporte y educación?
La experiencia en el esquí fue fundamental. Fui instructor en Europa y esa formación estructurada, con manuales, protocolos y mucha teoría, me inspiró a replicar algo similar en el mountain bike, donde casi todo era empírico. Al principio, disciplinas como el descenso eran vistas como peligrosas, pero demostramos que, con el enfoque adecuado, podían ser perfectamente enseñables y seguras.
Llevamos casi 20 años formando en Chile y otros países, y desde 2012, con la llegada fuerte del enduro, logramos unir ambas disciplinas en proyectos que van desde colegios hasta programas sociales en Farellones. Ha sido un proceso largo, pero muy enriquecedor.
En tu escuela trabajan con niños desde los 4 años. ¿Qué importancia le das a ese inicio temprano y cómo adaptan la enseñanza a cada edad?
Hoy incluso recibimos niños desde los 2 años y medio gracias a las bicicletas balance, que no tienen pedales y ayudan a desarrollar equilibrio desde muy pequeños. Eso ha cambiado completamente las reglas del juego. Padres comprometidos, implementos adecuados, y un entorno educativo han hecho que los fines de semana en la escuela sean una verdadera fiesta familiar.
Ya hemos visto generaciones completas que comenzaron con nosotros de pequeños. Casos como el de Lucía Escobar, actual campeona nacional y panamericana, o Felipe Agurto, son ejemplos de niños que iniciaron su camino con nosotros y hoy son referentes del MTB en Chile. Adaptamos nuestras clases según la etapa de desarrollo de cada niño, priorizando el juego, la confianza y el vínculo con el entorno natural.
Te defines como un «ciclista 360°», involucrado en múltiples aspectos del MTB. Cuéntanos más.
El concepto 360 me representa porque amo todas las formas del ciclismo: desde la ruta y el Cross country, hasta el enduro y el descenso. Incluso la bicicleta eléctrica ha abierto nuevas posibilidades, acercándonos a la montaña de manera diferente.
Chile tiene un potencial enorme: tenemos la cordillera más extensa del mundo, climas diversos y paisajes únicos. El cicloturismo, el gravel, el freeride, todo convive. En mi caso, me gusta explorar líneas en lugares como el Ojos del Salado o El Plomo. Siento que vivimos un momento muy positivo para el MTB a nivel nacional e internacional.
Como host de Red Bull y voz oficial en español para eventos internacionales, ¿cómo ha sido esta experiencia y qué impacto crees que tiene en la región?
Dejar la pista del Valparaíso Cerro Abajo me abrió la puerta para crecer en el mundo de la comunicación. Ya había tenido experiencias produciendo eventos y hablando frente al público, pero Red Bull me permitió profesionalizar ese rol. Hoy participo como host en eventos de clase mundial: Copas del Mundo de Cross country, Short Track, Down Hill, Hardline, Rampage y la serie urbana Cerro Abajo.
Esto no solo me mantiene conectado con la élite del MTB, sino que también me permite visibilizar a nuestros talentos latinos y contribuir a que el mountain bike crezca como deporte y cultura en la región.
Después de 17 años, volviste a competir en un Panamericano. ¿Qué te motivó a regresar y cómo viviste la experiencia?
Fue una decisión muy especial. Después de 17 años sin inscribirme en un Panamericano, sentí el impulso de volver a medirme. Conseguí un octavo lugar en una categoría muy competitiva, enfrentando a corredores con los que compartí años de pista: mexicanos, peruanos, argentinos, chilenos… fue muy emotivo.
Además, ese mismo fin de semana – a mediados de abril – participé en el Sudamericano y logré el primer lugar. Más allá del resultado, lo valioso fue compartir la pista con mis alumnos, mostrarles que la edad es solo un número, y que la pasión y el entrenamiento siguen marcando la diferencia.
Rojo Racing Camps ya tiene más de 10 años. ¿Qué planes tienes para el futuro de la escuela y su proyección en el MTB nacional?
Nuestro enfoque ha sido siempre el de comunidad. La “familia Rojo Racing” no es solo un lema, es una realidad. Nos preocupamos de formar guías, crear vínculos entre los niños y sus instructores, y acompañar sus procesos en cada etapa.
Los camps de verano en Nevados de Chillán son el punto cúlmine del año, una instancia que todos esperan. También están los campamentos de Canadá, donde llevamos a nuestros alumnos a competir en las British Columbia Cups y en Crankworx, el evento de MTB más importante del mundo. Ahí hemos sido pioneros, ofreciendo doble temporada y experiencia internacional desde temprana edad.
Mirando al futuro, creemos que el descenso tendrá un renacer muy fuerte. El enduro con E-Bikes, o las bicicletas eléctricas, seguirá creciendo; pero el Down Hill está retomando protagonismo, y estamos preparados para acompañar ese auge.
¿Qué cualidades fomentas en tus alumnos para que puedan alcanzar el éxito?
Este es un tema clave, y lo conversamos frecuentemente con alumnos que ya crecieron con nosotros y hoy están en sus veintitantos, como Felipe Agurto, que estuvo más de ocho años en la escuela, o Maximiliano Caro, ambos campeones en sus disciplinas y en pleno camino profesional. Es una alegría verlos florecer, pero también una responsabilidad formarlos más allá del rendimiento deportivo.
Lo que buscamos es que sean personas íntegras. Que disfruten del proceso, que respeten a sus compañeros, a la montaña, al entorno. La bicicleta es una herramienta, pero lo que realmente importa es la actitud con la que enfrentan el deporte y la vida.
“Ya no basta sólo con ganar carreras”, mencionabas…
Así es. Hoy, además, los deportistas deben saber comunicar lo que representan. Ya no basta con solo ganar carreras. Las marcas —incluso algunas fuera del mundo del ciclismo, como automotoras o empresas de tecnología— buscan embajadores que proyecten un estilo de vida saludable, que inspiren a otros, que tengan valores. Las redes sociales, el manejo de su imagen, el desarrollo de su marca personal, son herramientas claves. Si logran combinar eso con talento, perseverancia y valores, entonces sí, estamos formando verdaderos referentes para el futuro del mountain bike nacional e internacional.