Natural y espontánea. Así es Javiera Díaz de Valdés, quien en una íntima conversación con Costa Magazine habló de sus inicios como modelo Elite, de sus papeles como actriz en el cine, de su emprendimiento de belleza y de su rol como mamá. Entrevista que nos lleva a conocer a una gran mujer en todas sus facetas.
Son varias las facetas en las que hemos visto desplegado el talento y belleza de la modelo, actriz y emprendedora, Javiera Díaz de Valdés. Pero quisimos conocerla más a fondo y trasladarnos hasta sus inicios en el mundo del modelaje y saber cómo logró vencer su timidez de niña para convertirse en actriz que ama el cine.
Por supuesto, con una ajetreada agenda y en pleno verano, Javiera – que en redes sociales es seguida por más de 300 mil fans – se hizo un tiempo en sus vacaciones para participar de una sesión fotográfica exclusiva y conversar con nuestra revista.
Te queremos llevar a tus días en el modelaje, ¿cómo lo recuerdas y qué aprendizajes rescatas de aquella etapa?
Empecé a los 12 años a modelar en fotos y comerciales. Cuando tenía 15 llegó la agencia Elite y me reclutó en la primera generación. A mí me fascinaba todo lo relacionado con la fotografía y el diseño. Era un sueño ser parte de un mundo así con fotógrafos y diseñadores extranjeros, pero también era algo que me permitía ganar plata y tener cierta independencia.
Ahora, en mi acercamiento a la moda rescato la parte artística, en especial, lo relacionado al diseño, la fotografía, al maquillaje y la creación de mundos. Lo disfruté, pero tampoco me lo tomé de manera tan profesional en un principio, ya que era una niña con su mundo de niña.
Supimos que eras tímida de niña, y así y todo te inclinaste por la actuación, ¿qué sucedió?
En el colegio siempre fui extremadamente tímida. Me era casi imposible pararme en una disertación frente al curso. Pero cursando cuarto medio, sin decirle a nadie, decidí entrar a estudiar actuación para fortalecer la puesta en escena.
¿Y te costó mucho adaptarte?
Quizás me hubiera sido más fácil el diseño teatral, ya que me gusta mucho la dirección de arte, la escenografía, la iluminación y el vestuario. En la Escuela de Fernando González, donde estudié, era muy importante la propuesta escénica, el discurso, además del histrionismo de cada alumno. Esto me hizo sacar la voz y perder miedo a plantarme en el escenario. Para mí fue un placer pasar por esta escuela, en la cual tuve a grandes maestros.
SEXO CON AMOR
Según reconoce Javiera, tuvo la suerte de ser reclutada por Andrés Wood para hacer un casting para la película Sexo con Amor de Boris Quercia. “Era mi vecino en la casa de mi mamá. Así que debuté muy chica en cine y en una película muy exitosa”.
Pese a los excelentes réditos de la actuación y a las numerosas ofertas que llegaron después de esta película, Javiera siguió estudiando. “Hice teatro durante toda la época de la escuela y al salir, entré rápidamente a la televisión, un lenguaje que me costó bastante por la misma timidez de siempre”.
Y bueno, “ha sido una carrera no muy ordenada”, confiesa. A largos periodos sin actuar, los que hay que aprender a manejar emocionalmente, Javiera los enfrenta con todo el ánimo posible. Las ganas de seguir se mantienen intacta aprovechando también de hacer cine más alternativo, “donde he aprendido un montón. He realizado teleseries y algo de teatro. Además, he sido rostro de distintas marcas”.
EL VACÍO
El año pasado fuiste coprotagonista de la película “El Vacío”. Cuéntanos de este proyecto y de tu personaje.
El Vacío fue una maravillosa experiencia. El actuar junto a Francisco Reyes fue todo un placer. Sin dudas, un gran compañero con el que logramos mucha intimidad, sin conocernos mucho. Si bien era un equipo muy pequeño, formamos una linda familia que permitió un rico espacio de creación y confianza. El director, Gustavo Graef Merino, también fue un encanto y estoy agradecida de la confianza que me brindó.
Mi personaje en la película es una mujer sin mucha vocación y que a sus cuarenta y tantos se apoya mucho en su pareja, le falta autonomía y se pierde en la difícil crianza de su hija adolescente. Ella espera mucho de la relación con “el hombre” que es mayor que ella y que está en una etapa muy diferente, debido a lo cual se frustra mucho. Es el comienzo y ocaso de esta relación. Es una historia muy de estos tiempos. Simple y profunda a la vez.
¿Existe algún otro proyecto en la actuación para el corto plazo?
Tengo el guion de una película que sería un sueño hacer. Soy una amante del cine. Pero me voy con cuidado con las expectativas e ilusiones. Con respecto a la televisión, muero de ganas de tener ahí algún proyecto, así que estoy siempre tocando puertas. No es fácil cuando hay un solo canal dando trabajo y con elencos “estables”. Pero no pierdo la esperanza y estoy siempre abierta a participar de proyectos que enriquezcan.
SER LIBRA
Emprender ha sido otro de los grandes desafíos en la vida de Javiera Díaz de Valdés. Su marca Libra Skincare – www.serlibra.com – nos abre las puertas para valorar la belleza y el bienestar desde una nueva perspectiva.
“Mi oficina es en mi casa. Somos un equipo pequeño y hacemos todo a pulso”. Así es como Javiera se esmera día a día por hacer crecer su emprendimiento para que un mayor número de mujeres se puedan beneficiar de esta colección de productos esenciales para el cuidado de la piel.
Háblanos de los atributos de la línea Libra Skincare.
Libra Skincare (@libra_skincare) es mi proyecto de cuidado de la piel con la que ya cumplimos cuatro años. Se trata de productos naturales para todo tipo de piel, edad y género. Soy una persona que cree mucho en la producción local, en potenciar las marcas, el diseño y la creación nacional. Aquí lo tenemos todo. Solo hay que tener la curiosidad de probar y valorar. Por lo mismo es que apoyo este tipo de consumo.
¿Y qué tal la experiencia de emprender?
Ha sido un viaje emprender, ya que en Chile no es fácil hacerlo. He aprendido mucho, se me ha abierto el mundo a otros oficios y profesiones. Ha sido un desafío a la resistencia y perseverancia. La parte que más me fascina es la creación de productos, la investigación de ingredientes, las campañas, la fotografía, la narrativa, hacer videos, crear un concepto y hasta un discurso.
Y este mismo sentido, ¿nos compartirías algún secreto o rutina de belleza?
Mi rutina de belleza va muy ligado a la salud. Hacer ejercicio es fundamental. Box, yoga Ashtanga y caminar es lo mío. Me da fuerza, flexibilidad, estabilidad física y mental. Es importante tener conciencia con la alimentación y tomar agua. Me hago mensualmente acupuntura y masajes de drenaje, semanalmente. Ah, y dormir es sagrado, además de rodearme de personas que me aporten y me nutran de distintas maneras.
“Me gusta estar con mis perros, compartir con mi hija Rosa, hablar con mis mejores amigos y con mi mamá todos los días. El jardín es importante para mí, estar en él, observarlo y atenderlo”
Además del trabajo, ¿qué otras cosas te apasionan?
Hay días que escribo y para eso tengo mi cuaderno. Estoy en el taller de lectura de Matías Rivas hace años, así que ahí me toca leer el libro de la semana. Tengo varias plataformas de cine como MUBI y Filmin, por lo que también veo mucho cine y documentales. Y también me acuesto temprano para tener fuerza para el día siguiente.
Javiera, eres una mujer que proyecta naturalidad, ¿cómo logras esa conexión?
Me imagino que lo hago de manera natural y espontánea. Así soy yo y así es mi familia en general. Valoramos la simpleza, la educación, la sencillez y la normalidad. Eso se manifiesta en la forma de ser y me imagino que se muestra sin estrategias.
“En mi rol de madre siempre he sido muy relajada y cariñosa. Tenemos mucha confianza. He tenido que aprender a poner límites, a estar más atenta en este periodo de adolescencia, aprender a decir más NO, y a cuidarme más para mí y para ella”
¿Existen sueños que aún te queden por cumplir?
Todos los sueños del mundo, partiendo por desarrollarme infinitamente más como actriz y crecer con Libra. Me encantaría tener una casa en el sur o en la playa, viajar más y tener paz, entre otras cosas.
¿Cuál es la huella que te gustaría dejar en este camino llamado vida?
No sé. No lo he pensado. Creo que ser una buena persona.