Más de 500 carreras ganadas, más de cuatro décadas trabajando en el Valparaíso Sporting y una admirable conexión que logra con los caballos que tiene a su cargo, nos va revelando la increíble personalidad que Inés Maffud – a quien todos conocen como “La Mami” – ha construido en esta bitácora que ha recorrido como cuidadora, capataz y ahora preparadora.
Por Marcela Cademartori
Fotografías de Olivier Maugis
Cuando el reloj marca recién las 10:30 de la mañana, Inés Maffud ya lleva varias horas de trabajo. Al llegar al Valparaíso Sporting la encontramos como cada jornada haciendo una de las tantas labores que por más de cuatro décadas la han ocupado.
“Hoy tenemos falta de personal por lo que se hacen pocas las manos para todo lo que hay que hacer a diario”, comenta la “mami” como todos cariñosamente la llaman.
Inés llegó al Valparaíso Sporting a los 16 años y desde ese momento inició un camino que la llevó a perfeccionarse en este ámbito. Primero como cuidadora, luego como capataz hasta llegar a ser preparadora. Orgullosa reconoce que alcanzar este nivel ha sido a punta de mucho esfuerzo y dedicación, por eso mira con satisfacción todo lo logrado. “Gracias a este trabajo pude educar a mis dos hijos. Sofía mi hija ha seguido estos pasos y hoy es capataz. Espero que ella continúe con mi legado”.
Más de 500 carreras ganadas convierten a Inés Maffud en una reina de las pistas. “Me gusta entrenarlos, pero con amor. Si ganan me pongo contenta, pero si no lo hacen, no pasa nada”, reconoce la preparadora, mientas acaricia a un tierno ejemplar llamado Ídolo Máximo. Ahí nos explica que es un caballo que se viene recuperando de una lesión y que se encuentra en proceso de rehabilitación. “Espero que pronto regrese a las pistas. Es un caballo que ha destacado por su rendimiento”, agrega.
¿Qué significa ser mujer en un mundo de puros hombres?, le preguntamos. “Ahora no es un gran tema. De hecho tú ves como todos acá me saludan y me respetan. En este lugar no se pasan penas, pero tuve momentos difíciles, sobre todo al principio. Necesitas tener una voz de mando para imponer una orden. Aprendes a hacerte fuerte, a sacar las garras y a que no te pasen a llevar”, asegura.
DE LOS CORRALES A LAS CARRERAS
Inés explica que la preparación comienza desde que un ejemplar tiene 2 años que es la edad a la cual llegan a un hipódromo. Este proceso puede durar entre 4 a 5 meses, dependiendo del caballo. “Hemos tenido casos en que el ejemplar no tenía ninguna chance de ganar, y de un minuto a otro han salido de ganador brindando gratas sorpresas”.
“Ver cuando corre un caballo que has preparado es emocionante y más aún cuando este gana. Durante las carreras suelo estar en la galerías, y es desde allí que disfruto lo que se está produciendo en la pista. He tenido triunfos destacados, pero a lo que uno siempre aspira es que un caballo tuyo gane en una de las fiestas hípicas más importantes: El Derby”.
“Ser preparadora es una labor dura, ya que te exige una alta perseverancia y además tener resultados. Obviamente el propietario que te entrega un fina sangre deposita toda su confianza en ti, y debes responder con resultados positivos. Acá el trabajo es permanente, no se descansa, pero es algo que me encanta hacer”.
Día a día, Inés les dedica, a los ejemplares que tiene a su cargo, sus mejores cuidados y muestras de afecto. Con un dejo de orgullo nos habla de cómo es cada uno y de cómo son sus personalidades. Existe una maravillosa conexión que de solo verla cautiva. Pasan los minutos y el tiempo transcurre, pero la magia de ese amor incondicional permanece intacto.
Como una reina se pasea por los corrales, mientras cada ejemplar se asoma como queriendo saludarla. Los acaricia y les habla estableciendo con ellos una perfecta comunicación. “Cada uno tiene su propia personalidad. Los aprendes a conocer y también a manejar. Son como tus hijos, por eso vibras con cada logro que tienen”.
Para Inés su vida está entre los corrales. “Acá me siento segura. Me acuesto y me levanto escuchándolos. Por eso no quiero jubilarme aún, porque mi vida está acá”.
Más que una destacada preparadora, Inés es una gran mujer. Cálida, comprometida y luchadora. Una garra que la ha llevado a alcanzar sus sueños y a construir una historia que lleva por título “conexión”.