Un espacio en que la terapeuta Patricia Valdés y la psicóloga Paula Pinochet nos invitan a sentir-nos y descubrir-nos sin más expectativas que un buen vivir…
Queremos saludarlos con un abrazo muy afectuoso a todos y cada uno de ustedes, esperamos que a pesar de tantos cambios y constantes restricciones hayan podido celebrar la llegada del año 2021.
Mientras vivíamos los últimos días de diciembre cuántos de nosotros leímos, escuchamos, sentimos o dijimos, “al fin se terminó este 2020”. Divertidos memes se apoderaron de las redes sociales, aunque también escuchamos serias quejas al respecto.
Pero así también otros, habiendo vivido el mismo año, lo despidieron con reflexión, con nuevos aprendizajes. Muchos se reinventaron, lograron detenerse a observar y observarse. Hubo quienes se escucharon más, sostuvieron largas conversaciones con sus seres queridos y tacharon aquellos pendientes de tiempo atrás.
TÚ ELIGES
Dos miradas para un mismo año: una mirada desde lo perdido y otra desde lo ganado. Si sientes que el 2020 arrojó un saldo negativo, probablemente tengas razón porque así fue para ti.
Pese a ello, hay una fórmula para mejorar las cosas. El cambio depende de nosotros, no de cambiar las circunstancias sino de cómo enfrentarlas. Ante lo inevitable siempre hay posibilidades de elegir.
Si elijo vivir en gratitud, los cambios vienen solos. Desaparecerán las quejas y críticas, porque si me ocupo en agradecer, mi atención va a lo bueno y, ante un favor recibido, agradeceré el cariño que trae consigo.
Según amplias definiciones, la gratitud es un “sentimiento que nos obliga a estimar el beneficio o favor concedido y a corresponder a él de alguna manera”.
Este beneficio puede ser espiritual o material, puede ser un favor que nos han realizado otras personas, puede ser un beneficio que nos hacemos a nosotros mismos, para algunos puede ser un regalo de Dios, para otros del Universo.
Agradecer una buena conversación, un buen café con tus amigos, un buen trabajo realizado, un día soleado, estar sanos, ver lo bueno o positivo es la actitud que precede a vivir en gratitud.
Siempre habrá motivos para no agradecer, por ejemplo, una cuarentena, una enfermedad, un despido en el trabajo, una pelea con un ser querido, el término de una relación; este es el momento de comprender que soy yo quien mirará y evaluará desde la carencia o la abundancia.
La clave está en la elección. Elegir vivir en gratitud sólo te traerá beneficios, pues quien vive en gratitud se sabe merecedor del amor, es consciente de lo que recibe y da a los demás, de los dolores y tropiezos, de los logros obtenidos y los afectos recibidos… Quien sabe agradecer conoce del buen vivir.
Para practicar la gratitud:
– Escribe en un cuaderno o libreta una lista con todo lo que desees agradecer.
– Revisa tu listado cada mañana por siete días y si falta algo que agregar, escríbelo y así sucesivamente.
– Deja tu libreta de gratitudes en un lugar de fácil lectura.