Es inevitable que en productos de consumo tan antiguo como el té haya una leyenda que rodee su nacimiento. La mítica historia nos sitúa en la China del sabio emperador Sheng Nung, quien exigía a sus súbditos consumir el agua pero hervida. Algunos ya podrán imaginar que el descubrimiento de esta aromática planta fue casual. Así es. Mientras el alto dignatario dormía al aire libre una tenue brisa desprendió unas hojas que cayeron en el agua caliente. La agradable fragancia lo llevó a beber la infusión sin poder más que satisfacerse con este hallazgo.
Sea historia real o no, lo cierto es que hoy – varios siglos después – prácticamente todo el mundo se deleita con la gran variedad de sabores que nos ofrece la planta Camelia sinensis la cual, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), tiene por grandes productores a India, Kenya y Sri Lanka.
AMANTES DEL TÉ
El té es la bebida más consumida en el mundo después del agua siendo Turquía, Irlanda y el Reino Unido los que encabezan la lista de los más bebedores del antiguo brebaje – según la consultora Euromonitor – además de China. Pero en Chile no nos quedamos atrás siendo uno de los quince países que más lo consumen, aunque no solo caliente.
Así lo explica Carolina Cifuentes, Brand Manager de Lipton Chile: “A pesar de que el té es una categoría tradicional, el consumidor chileno está abierto a novedades, nuevos sabores y diferentes beneficios. Por otro lado, varían los momentos de consumo donde el té ya no solo se sirve al desayuno u hora del té, sino que se ha incorporado en distintos contextos sociales, fuera de la casa, entre otros”. Agrega además que Chile es el país número uno en Latinoamérica en consumo de té, con 428 tazas anuales per cápita. “Esto hace que el consumidor chileno sea más exigente y esté siempre a la vanguardia cuando se trata de nuevas tendencias”, señala.
Sin duda, la variedad más conocida es el té negro, precedida por el verde y rojo, pero hay muchas más. Una de las más recientes, aparte del matcha – té verde en polvo que suma cada año más adeptos – es el kombucha, una bebida fermentada a partir del té con glucosa y la bacteria Scobyl (bacteria con levadura). Se le atribuyen varias propiedades tales como su alto contenido probiótico. Sebastián Caram, gerente técnico de Adagio Teas detalla que “gracias al proceso de fermentación es mucho más fácil absorber los antioxidantes, vitamina B y polifenoles del té los cuales, combinados, logran un efecto sinérgico para purgar toxinas y ayudar limpiar nuestro hígado”.
NUEVOS HORIZONTES
Aunque pareciera que el ya tradicional five o´clock tea, con galletas y loza fina, quedó en la pre-historia, aún mantiene cierta popularidad compartida con una práctica que en su momento fue bastante disruptiva y hoy reúne cada vez más seguidores. Hablamos de la mixología, término que proviene de Estados Unidos y se aplica a una coctelería más “elegante” y también a cócteles con ingredientes poco usuales como el té.
Para Miguel González, mixólogo de té Dilmah, “qué mejor que preparar cócteles o mockteles (cóctel sin alcohol) en base a té, no usarlo es impensable, pues es la bebida más consumida en Chile, por ende está en todas las casas”. El experto recomienda todo tipos de tés para ser usados en tragos y cócteles, “todo depende de lo que quieras lograr. Por ejemplo, un té verde para hacer un trago detox, un Lapsang Souchong para ahumar un buen cóctel o un Earl Grey para hacer un trago fresco este verano”.
Según el mixólogo el gran aporte de esta hoja como ingrediente para un trago con o sin alcohol es que “el té solo aporta sabor y aroma, características organolépticas que uno siempre busca a la hora de crear un plato de comida o un cóctel. Y sí, también lo ocupo en comida – reconoce -, agregando todas las propiedades y beneficios de salud que otorga el té”.