El parapente se ha convertido para Macarena Prieto en un estilo de vida, o como dice ella “aeroterapia”. Costa Magazine se elevó junto a ella a las alturas y desde acá comenzamos a descubrir las sensaciones que emergen en el vuelo y a entender qué es lo que hace a este deporte una verdadera adicción.
Fotografía: Hernán Cortés Piñones
El factor responsabilidad es y seguirá siendo el punto de partida para un deporte que ofrece, sin lugar a dudas, una experiencia única, no tan solo por las emociones que fluyen cuando se está en el aire, sino también por los maravillosos paisajes que emergen y la forma de mirar el mundo cuando la altura se convierte en tu mejor amigo.
Para conversar de este deporte, fuimos donde Macarena Prieto, quien nos reveló cómo se inicia en el parapente hace 29 años atrás y cómo se encantó con esta disciplina. “Desde muy chica siempre soñé con volar; de hecho, sigo haciéndolo. Un amigo me comentó de la existencia en Europa de los parapentes, hasta que un día los vi volando desde el San Cristóbal en el sector de La Pirámide”.
SEPARAR PARRAFOS
Llegó en su bicicleta alucinando al ver cómo se equipaban, abrían sus mochilas y salían en sus propias naves voladoras. “Estaban en 20 minutos libres en el aire. Ese momento fue el inicio de un deporte que no termino nunca de aprender y que me tiene cautivada como el primer día. Cada vuelo es distinto y me enseña nuevas cosas”.
Macarena es educadora diferencial y actualmente trabaja en Vielco como jefa de proyectos de arriendos de generadores para la agricultura, la minería y la construcción. “Es un trabajo bastante dinámico, 100% servicio, se corre mucho y eso me gusta. Por lo mismo es que necesito arrancarme a volar. El vuelo es mi aeroterapia. Es contemplar la naturaleza desde el aire, en silencio, en meditación. Hay momentos adrenalínicos, sin duda, y también me gustan, pero lo que yo disfruto es la conexión que se logra con uno mismo”.
ENCUENTROS
La tecnología del parapente avanza a pasos agigantados día a día. Cada vez son más seguros y planean mucho más que hace 29 años. “En Chile no existía un mercado desarrollado. Las velas que llegaban eran las usadas de Europa. En la escuela de vuelo existía un mismo parapente para todos los alumnos, independiente de tu experiencia o de tu peso. Tampoco estaban los biplazas para salir a volar con un instructor. Hoy, en cambio, mis equipos son de última tecnología en su categoría”.
SEPARAR PARRAFOS
La tendencia en la actualidad – explica – es hacer equipos más livianos para incursionar también en el Hike and Fly, “una modalidad en la que subes caminando un cerro dos o tres horas, buscas un despegue y luego bajas volando sin el cansancio de la bajada a pie”.
Farellones, La Pirámide, Maitencillo y Cochento están entre los lugares favoritos de Macarena para volar. “Son lugares que reúnen buenas condiciones de viento. Chile tiene lugares fascinantes para el vuelo libre. En la zona centro y sur del país volamos de septiembre a mayo y en el norte, Arica, Antofagasta e Iquique vuelas todo el año. En invierno despegar con skis es muy entretenido también”.
Para esta deportista nacional volar es más que una competencia. Es un encuentro íntimo y personal. “Es una adrenalina muy especial la que se siente. Entras en una suerte de transe y de meditación de forma instantánea. Hay vuelos tan emocionantes que se te caen las lágrimas al aterrizar”.
Esta apasionante calma con la cual Macarena relata sus experiencias, nos lleva a preguntar si es este el punto que la cautiva una y otra vez para volver a repetir un siguiente vuelo. “Es que cada vuelo es único y en cada uno aprendes cosas diferentes. Por eso es importante la humildad, dejar de lado los egos y estar siempre muy atenta para evitar riesgos. No estamos jugando a las bolitas. El vuelo es muy mental y de mucha concentración”.
ESCENARIOS
La compañía de cuatro cóndores en un vuelo en Farellones, significó para Macarena una conexión potente y que le llevó a reflexionar acerca de lo maravillosa que es la naturaleza. “Te conmueve, te sorprende y nos está pidiendo a gritos que la ayudemos”.
“Este es un deporte que se disfruta y debes hacerlo desde la pausa. Volar solo por sumar puntajes o kilómetros, en lo personal ya no me llama la atención. Lo hermoso es sentirlo y vivenciarlo, y que al fin del día el vuelo te regale una sonrisa y te vayas feliz para tu casa. Ese el gran aprendizaje que he logrado internalizar en mi recorrido como deportista”.
Macarena tiene algunos desafíos que espera cumplir durante este 2022, entre los que figuran explotar más la zona de vuelo de llano en el sur de Chile, ojalá poder volar en La Patagonia, ir a una competencia a Brasil con sus compañeros del club XC CHILE, además de mantener la copa femenina de la Liga XC Chile 2022. “Dentro de mis planes está hacer también algunas cumbres y bajar volando, por ejemplo, el Volcán Lanín”.
¿Adrenalina o calma? ¿Quizás ambas? Desde la tierra es difícil saberlo o experimentarlo. Solo quienes han logrado vivenciar lo que es el vuelo de un pájaro podrán describirlo a la perfección. Por ahora solo disfrutamos con el relato de Macarena, quien abraza la libertad cada vez que inicia su camino hacia el cielo.