Para nadie pasa inadvertido la importancia del precio del cobre en el desempeño de la economía nacional. Esta materia prima es uno de los “Commodities” que a lo largo del siglo veinte y hasta ahora, ha demostrado estar afecto a superciclos. Estos se producen en períodos plurianuales en los que intervienen diversos factores explicativos.
Los commodities o materias primas son bienes que se transan en las bolsas internacionales de valores. Los hay de carácter energético, como el petróleo, gas natural o carbón; de metales, como el cobre, zinc, oro, plata y níquel; y de alimentos, como la soja, maíz y trigo. En tiempos de inestabilidad económica, los inversionistas especuladores prefieren cambiar el destino de sus fondos a productos menos riesgosos, como los commodities, presionando a un alza de precios de estos bienes.
Revisemos brevemente la historia de los precios del cobre (deflactados con PPI, Índice de Precios al por Mayor de Estados Unidos), desde el año 1900.
Durante los primeros veinte años del siglo XX, cuando aún la economía mundial era impactada por los rezagos de la Revolución Industrial, el precio del metal rojo estuvo alrededor de los US$ 3,0 LB (tres dólares la libra). Algunos de los factores que presionaron al alza del precio fueron la Industrialización y la Primera Guerra Mundial. Este superciclo se altera a la baja con la introducción a comienzos de los años veinte de la pala mecánica y de importantes cambios tecnológicos en las operaciones productivas. Es el primer superciclo.
En el período que va entre los años 1920 hasta 1950, el precio se deprime y en esos largos 30 años, el precio giró alrededor de los US$ 1,5 LB. A pesar del aumento de la demanda por la Segunda Guerra Mundial, el precio estuvo bajo, influyendo en esto razones estratégicas de apoyo por parte de los países productores (entre ellos Chile), a los países aliados que combatían en la guerra. Es el segundo superciclo.
En los años de post guerra, a partir de 1950 con la implementación del Plan Marshall además del incremento de las políticas sociales en las economías de los países occidentales, el precio de cobre experimentó un alza sostenida logrando en 1960 superar la barrera de los US$ 2,0 LB, para posicionarse alrededor de US$ 2,5 LB en los primeros años de la década del setenta. Es el tercer superciclo.
De 1975 hasta el año 2001 el mundo pudo observar el cuarto superciclo donde el precio del cobre se desploma, situándose bajo US$ 1,5 LB en los últimos años de la década del noventa. Influyen las restrictivas políticas monetaria y fiscal de Estados Unidos e Inglaterra implementadas por R. Reagan y M. Thatcher, además de importantes cambios tecnológicos en el proceso extractivo y de producción.
El quinto superciclo abarca los últimos años desde 2001 hasta 2014. En este período el precio se eleva sobre los US$ 3,0 LB, con la excepción del año 2009. Esta alza estuvo originada por menores existencias del metal rojo debido a la fuerte demanda China, basada principalmente en la inversión en infraestructura. El gigante asiático en el año 2000, consumía un 12,5% del cobre del mundo, porcentaje que sube a un 50 % quince años después.
El fin de la bonanza se hizo evidente en 2015 con el término del boom de commodities y entre ellos, nuestro principal producto de exportación. El crecimiento chino fue para nuestro país un regalo, un verdadero “maná del cielo” que cayó en términos de un mayor precio del cobre.
La campaña presidencial que se avecina se encuentra en un escenario de término del quinto superciclo. La experiencia indica que la macroeconomía de nuestro país debe vigilarse con atención, teniendo especial cuidado con la futura evolución del precio del cobre y atentos a lo que suceda en Estados Unidos y China. Los gobiernos no deben incorporar la totalidad de los aumentos en el precio del cobre en su política de gastos, ya que esto depende de los parámetros de largo plazo, como se aprecia en los conocidos superciclos.