Los tesoros del cerro

El destino unió su gusto por la naturaleza y la aventura. Carla Ramírez y Paula Arselán se animaron a comenzar un apasionante proyecto juntas y hoy son las encargadas de liderar La Senda, empresa de ecoturismo que realiza salidas y rutas a diferentes cerros de la Quinta Región, además de impartir talleres educativos, lo que ha permitido que otras personas inicien emprendimientos propios enfocados en un estilo de vida sustentable.

La empresa de ecoturismo “La Senda” tiene como protagonistas a dos jóvenes mujeres. Se trata de la santiaguina Carla Ramírez y de la cordobesa Paula Arselán, quienes emigraron desde sus ciudades de origen hacia un destino que las enamoró, la Quinta Región.

Acá encontraron una oportunidad para explorar lo que les hacia sentido: generar un sentido de pertenencia con el territorio y de quienes habitan en él para desde allí desarrollar una mirada más consciente del cuidado por el medio ambiente.

“En mi caso me di cuenta que era poco el trabajo realizado en este sentido, y a la vez existían muchas oportunidades de hacer cosas. Me enamoré de esta ciudad y estaba convencida de que existían alternativa de salir adelante”. Así explica Paula la razón del porqué decidió cruzar la cordillera y venirse a vivir desde Córdoba a Valparaíso.

En el caso de Carla, su motivo apuntó más bien a tener un cambio de vida. “Me gusta salir a recorrer cerros, a descubrir flora y fauna, y la asociación entre especies, algo que en Santiago no podía hacer.  Sentía que había algo más allá que solo aprender. Y bueno, las cosas se dieron y me vine a la zona”.

Ambas historias se unieron. Primero, en el aula de clases donde Paula fue profesora de Carla; luego, durante la pandemia, en el gusto de ambas por las pastas y, hace dos años, las juntó un proyecto en común: La Senda.

Carla y Paula estaban seguras de que se podía establecer un negocio local que desafiara la creencia de que el éxito en turismo solo se encontraba en destinos más conocidos. Su objetivo era convertirse en un referente del ecoturismo en la región, promoviendo un sentido de pertenencia y amor por la naturaleza local.

EDUCACIÓN AMBIENTAL

La empresa – que cumplió dos años en agosto- busca demostrar que es posible tener éxito en la industria turística de la Región de Valparaíso y que hay muchas oportunidades por explorar en el área.

Hoy, La Senda tiene diversas líneas de acción, las que incluyen salidas personalizadas al aire libre y talleres de educación ambiental. En este punto, Carla y Paula destacan dos proyectos importantes desarrollado a la fecha: uno para mujeres realizado en Olmué, enfocado en educación ambiental y habilidades técnicas, y otro en Quilpué para adultos mayores, en el cual se abordaron temáticas sobre patrimonio cultural.

Otro hito importante en la trayectoria de estas socias es la certificación como maestras en «No Deje Rastro», programa internacional, impulsado por NOLs (National Outdoors Leadership School), el cual busca enseñar y promover los principios y conductas éticas que debemos tener en la naturaleza.

A dos años de haber iniciado la aventura de emprender, las amigas chilena y argentina analizan los desafíos y oportunidades del ecoturismo en la región, enfatizando la importancia de educar a la población, involucrar a las comunidades locales y promover experiencias positivas en los ámbitos social, económico y ambiental.

“Se hace necesario desarrollar una conciencia y cultura turística, incluyendo la preparación de negocios y comunidades para atender a los turistas, así como la importancia de conectar a las personas con su entorno y patrimonio. Son relevantes las experiencias en la naturaleza para cambiar perspectivas y la importancia de educar sobre la singularidad del ecosistema local”, señalan.

Y entre salida y salida no podíamos dejar de preguntarles por sus lugares favoritos. “Es difícil mencionar un solo lugar, ya que la naturaleza se puede apreciar en diversos sitios como Gómez Carreño, Longotoma o el Parque Nacional La Campana”, explica Carla. En tanto que Paula encuentra sus lugares preferidos en los campos dunares, los humedales y los cerros.

Finalmente, ambas reflexionan acerca de lo que ha significado su experiencia. “Sentimos que a medida que pasa el tiempo, todo se vuelve más desafiante. Nuestro sueño es ser reconocidas en esta área. Ha sido un esfuerzo que nos ha hecho crecer y superarnos, pese a los constantes obstáculos que nos obligan a la necesidad de adaptación”.

 

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