LUZ, COMPOSICIÓN Y ROCK&ROLL

Matt Wilson espera silente, enfrentado al paisaje, observando el paso de la luz  hasta que la tierra le hable. En ese momento dispara capturando escenas únicas e irrepetibles. En palabras de Olly Smith, escritor especializado en vinos y locutor de televisión, “el estilo de Matt es tan brillantemente audaz que es como un secador de pelo que lanza música rock en la cara de una hormiga. Es fantástico ver a alguien rockear con tanto entusiasmo”.

 

Redactado por Cristian Muñoz Caces

Fotografías: Matt Wilson

 

Cuando revistas de fama mundial como Vanity Fair, Wine Enthusiast o Condé Nast Traveler piensan en escribir artículos de vinos chilenos, se contactan inmediatamente con Matt Wilson. El fotógrafo nacido en Reino Unido pero que vivió gran parte de su vida en Francia y Estados Unidos, reside desde el año 2003 en Santa Cruz, Colchagua, donde se ha especializado en capturar escenas únicas relacionadas al apasionante mundo vitivinícola. 

Una burbujeante bañera de corchos, un rojizo atardecer sobre los valles en que se cultivan finas cepas o huasos sobre sus caballos atravesando los campos de vides, son retratados en el ávido ojo del “gringo loco”, como le llaman algunos de sus conocidos.

Aunque es sabido todo un profesional, por algo unas cuarenta revistas de todo el mundo han publicado parte de su material, a Matt le gusta añadir un tono de humor a sus imágenes, capturando de paso la atención del lector. “El momento en que alguien reconoce mi estilo, es el momento de cambiar”, confiesa Wilson con un rudimentario acento luego de haber cumplido más de treinta años en el rubro fotográfico y unas cuantas exposiciones en Europa, Estados Unidos y Sudamérica. 

Aunque se reconoce un tipo más bien urbano, acostumbrado a viajar de país en país, disfruta de los contrastes y el clima de Chile. “Santiago me parece una ciudad vibrante que ha cambiado mucho en los últimos diez años. La escena de restaurantes y gastronomía es muy entretenida hoy, aunque me cuesta  acostumbrarme a algunas cosas, como la impuntualidad por ejemplo, algo mucho más aceptado que en mi país”.

 

¿Por qué te mudas a Chile, particularmente a la localidad de Santa Cruz?

“Vivo en Chile desde que  conocí a la que sería mi esposa Andrea León, y ella trabaja como enóloga en Santa Cruz. Por mi parte, no tengo ninguna afinidad especial con este lugar, ya que por la naturaleza de mi trabajo viajo constantemente. Es solo un tema práctico, pues me defino como alguien urbano, prefiero vivir en la ciudad que en el campo”.

 

Leímos un artículo en el que hablas sobre tu miedo a los caballos y cómo lo superaste viviendo en Chile.

“Al menos ahora puedo subirme a un caballo sin miedo, lo que era algo impensable para mí. Mi señora tiene un ejemplar en el que cabalga y salta. Y si bien yo superé mi fobia, los caballos me siguen inquietando. No es algo que disfruto en particular”.

 

Te has especializado como fotógrafo de vinos, pero ¿realmente te apasiona esta industria, o fueron los clientes quienes te llevaron a este tipo de fotografía?

“Calculo que un 50 por ciento de mi trabajo está relacionado con el vino, y es parte de las circunstancias de mi vida. Yo me especialicé en fotografía documental y de música, pero cuando me vine a vivir a Chile entré en contacto con el mundo del vino. No tengo ninguna afinidad especial con el vino ni su industria. Me considero un fotógrafo retratista por sobre cualquier otra cosa”.

 

Comida y vino chileno favoritos de Matt Wilson.

“Mi comida chilena favorita son los porotos granados y no tengo realmente un vino favorito. Me gustan bastante los tintos, en particular la cepas Carignan o Syrah, pero no soy realmente alguien que sabe de vinos”.

 

Al capturar una imagen de un viñedo, un huaso por las vides, una bañera de corchos… ¿Qué ves o qué sientes? Y ¿cuál sería un buen momento para disparar?

“No pienso en vino cuando hago una toma, sino que pienso en luz, composición y movimiento, o en si hay una historia detrás de la fotografía. Si la historia se trata de vino, entonces claro pienso en eso, pero en el tema de la foto no es lo más importante”.

 

Para los fotógrafos aficionados que te leen ¿revelarías parte de tu modus operandis?

“Uso flash durante el día, no en la noche. Me gusta usar grandes ángulos con muchos colores, por lo que el flash me ayuda a contrastarlos. Ocupo autofocus solo cuando el sujeto está en movimiento muy rápido, pues me eduqué con film análogo y no digital. Tengo mucho cuidado con la luz, hago todo manual y aún uso un lightmeter (medidor de luz)”.

 

Sabemos que creciste en Reino Unido con gente muy creativa, ¿nos podrías contar  algo más sobre ellos?

“Mis padres son personas de gran creatividad. Mi madre ha escrito muchos libros y mi padre entre muchas cosas, fue un trompetista de jazz en los años cincuenta. Desde niños nos motivaron a escribir, tocar instrumentos y dejar fluir la imaginación.  La familia de mi esposa es muy creativa también, por lo que estoy rodeado de estímulos artísticos”.

 

¿Cuál es tu secreto o receta para lograr una gran fotografía?

“Me encantaría que existiera una receta para hacer una gran fotografía. Pienso que es un buen porcentaje de suerte, y también estar en el lugar y en el instante correcto. Como el gran fotógrafo Robert Capa dijo alguna vez: “Si tu foto no es suficientemente buena, no estuviste lo suficientemente cerca”, o en su idioma original: “If your pictures aren’t good enough, you aren’t close enough”.

 

 

 

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