Psicóloga & Coach, certificada en EMDR
Psicoterapeuta de adultos (Enfoque integrativo) @ps.catamarowski
Por cultura, festividades religiosas ancestrales o actos sociales conmemorativos mayo ha sido el mes escogido para celebrar el día de la madre. Una figura extensamente abordada por la psicología y tema muy recurrente en la psicoterapia de adultos.
No estamos diciendo aquí que el padre no sea importante, por supuesto que los es, ambos apegos primarios son fundamentales para el desarrollo de una persona e influirán en los vínculos que construya en su adultez, pero en esta oportunidad, nos centraremos en la madre.
Tal vez las siguientes líneas te ayuden a ganar claridad sobre si tienes o no asuntos pendientes con ella. No necesariamente debes ir a terapia para hacer el trabajo. Tomar consciencia es el primer paso, qué hacer con eso y cómo manejarlo es una decisión personal.
El día de la madre induce a creer que se trata solo de brindar reconocimiento y agradecer, porque la invitación es a hacerle regalos. No obstante, muchos terminan evaluándola. De todos modos, una vez que reconoces y aceptas que tu madre no fue suficiente, puedes elegir sanar ese vínculo, incluso si ya murió.
LA BUENA MADRE
La psicología ha planteado que no existe tal cosa como la “buena madre”, pues desde nuestra condición humana somos imperfectos y, si hay algo que aprendemos de la vida, es que el daño no intencional forma inevitablemente parte de los vínculos. El concepto empleado entonces es “madre suficiente”.
Con esto aparecen muchos grados de madres suficientes, ¿no? Pero lo realmente importante, al igual que es un examen de grado, no es la nota, sino haber aprobado.
Durante la adolescencia, se desarrolla el pensamiento crítico y mucho de este queda dirigido hacia los padres. En algún punto de la adultez joven se debe iniciar la tarea de integrar a los padres, que la psicología describe como el proceso de tomar todo lo bueno y todo lo malo de cada uno de ellos y construir una nueva imagen, una más integrada.
Cierto… siempre podemos hacer la diferencia entre quién gestó y dio a luz (progenitora) y quien cuidó, crió, atendió y nutrió (madre). Lo frecuente es que si estas figuras están encarnadas por dos mujeres diferentes, de base ya se genera un conflicto importante con la madre. Aun así, el que sea sólo una figura no es garantía absoluta de sano vínculo.
MADRE INSUFICIENTE
Hay madres que no pueden amar, no saben, no van a aprender y no van a cambiar. Es fuerte leerlo y más fuerte vivirlo. Esta es la “madre insuficiente”, la anti madre. No aman, no cuidan, no cobijan, no apoyan, ni contienen. Si lo hacen es con una fórmula envenenada, porque cada copo de amor incluye lo opuesto, a esto se le llama vínculo ambivalente.
Asimismo, existen madres narcisistas, extremadamente egoístas e infantiles, que compiten y actúan su envidia, sus celos. Madres que roban dinero, mienten, manipulan o incluso abusan sexualmente de sus hijos. Lo más triste es que estas mujeres repiten los mismos traumas de su infancia.
A los hijos de estas madres, hay que liberarlos de celebrar aquel día.
Siempre pueden siempre agradecer la vida, a su progenitora y rescatar lo bueno que hayan recibido de quien haya ejercido el rol materno, pero está bien si deciden tener contacto cero. Está bien cuidar primero de uno mismo si el vínculo materno lo ha dañado.
Yo postulo que además es una oportunidad para evaluar cómo lo ha hecho uno como hijo o hija, pues es un rol que se construye a partir del otro.