El color es parte de un relato de experiencias que nos introduce en la obra de Mario Gómez. Su trabajo no pasa desapercebido. Muy por el contrario, es capaz de conectar con un espectador y evocar diferentes sensaciones, todas muy placenteras, por cierto. Esta es la historia de un destacado artista nacional, con más de 30 años de trayectoria, quien, a través de trazos, figuras y colores, cuenta parte de su biografía personal y las sutiles expresiones de su tránsito por la vida.
Por Cristian Muñoz
IG @ mariogomezpintura
www.mariogomez.cl
La calma de los momentos son la mejor manera de comenzar a disfrutar de la obra del destacado artista nacional Mario Gómez. Y es que su proceso creativo no obedece a pautas o esquemas predefinidos. Más bien es el instante, un trazo, un color o una mancha lo que desencadena un proceso creativo sin límites.
Egresó de la Escuela de Arte de la PUC, en donde reconoce haber tenido la formación de destacados artistas como Gonzalo Cienfuegos y Gracia Barrios, ente otros, quienes le transmitieron una particular perspectiva en la manera de concebir el arte.
Hacia el año 1993, se le presentó la posibilidad de trabajar en exclusiva en la galería de Tomás Andreu, lo cual realizó hasta el año 2014, convirtiéndose este en un espacio que le permitió recorrer sus primeros pasos y descubrirse como artista.
“Fue un tremendo soporte el que encontré junto a Tomás. Me ayudó mucho. Durante esos primeros años predominaba en mi trabajo el uso de blanco y negro. Poco a poco, fui incorporando color a mis obras, hasta llegar hoy a un concepto que algunos asocian con la corriente del realismo mágico latinoamericano”.
Y en efecto, el color es el que domina las obras de Mario Gómez en la actualidad. Son tonalidades con la energía necesaria para invitar al espectador a conectar con sensaciones. El color atrapa la atención visual, abriendo el espacio para recorrer su obra de principio a fin, sin que ningún detalle pase desapercibido.
“Mis obras tienen mucho de mi autobiografía. No es un trabajo que hable de contingencia, ni actualidad. Más bien se relacionan con vivencias personales. Quizás por eso, en un inicio, el uso de blanco y negro estaba muy presente en mis cuadros, ya que fueron parte de una etapa difícil por la que atravesaba. Había en ellos una marcada monocromía. Hoy conecto con emociones que se relacionan con felicidad y agradecimiento”.
EN FAMILIA
La versatilidad es otro de los sellos que marcan la trayectoria de Mario Gómez. Esculturas, óleo, cerámica, trabajo en papel, mixtura de técnicas, en fin, para este artista el proceso exploratorio es lo que enriquece un trabajo que evoluciona y transita hacia nuevas esferas que nunca lo dejan de sorprender.
“No tengo un concepto específico al momento de crear. Sí existe una cierta gama iconográfica con elementos que representan una mayor presencia”, reconoce.
Explica asimismo que años atrás, su señor comenzó a hacer cerámica, por lo que también decidió tomarse de esta técnica para desarrollar otra faceta de su obra. A la familia de artistas, se suma su hija mayor quien estudia arte y le acompaña con el trabajo en el taller, mientras que la menor los apoya con fotografía.
“Puedo decir que con mi familia hemos desarrollado una suerte de colectivo, en donde nos alimentamos mutuamente, potenciando nuestras técnicas y las propuestas creativas”.
DESCUBRIMIENTOS
Luego de un paso por el extranjero, Mario Gómez decidió que la vitrina para mostrar sus trabajos sería nuevamente Chile, en específico, en espacios culturales. Desde el 2016 exhibe sus obras en diferentes lugares como el Centro de Extensión de la Católica, su alma mater. “Solo expongo en galerías cuando tengo la oportunidad de hacerlo en el extranjero”, confiesa.
Su próximo desafío es una invitación que recibió del Museo Ralli de Santiago para realizar una exposición en marzo del 2024. “Tengo todo el próximo año para enfocarme en eso, y quizás ahí se dé un punto de inflexión en mi trabajo. Puede ser que transite por un nuevo camino que aún no sé hacia dónde se pueda dirigir”.
Los trazos artísticos de Mario Gómez nacen desde una espontánea expresión. No hay guía, ni una ruta establecida. No hay colores predefinidos, ni conceptos estáticos. Al contrario, estos fluyen en un momento dado, explotando la evolución que ha marcado la trayectoria de este artista en el tiempo. Su proceso creativo avanza, no se detiene. Su arte es expresión que se mueve hacia fronteras desconocidas y que yacen a la espera de ser descubiertas en un proceso de innata espontaneidad.