Marley & Jordi

Como buena familia turumbística Jordi Castell y Juan Pablo Montt adoptaron en el cálido verano de 2019 a un tierno peludo que robó sus corazones, al grado que debieron comprar una cama King size dándole en el gusto al regalón, que cada madrugada se arrima a sus dueños para dormir juntos, los tres.

Entrevista de Cristian M. Caces

Apenas asoma el alba, Jordi Castell siente sobre su mejilla, poco a poco, los primeros lengüetazos de la mañana. Aquella es la simpática y húmeda forma que tiene Marley de darle los buenos días… de lunes a lunes. “Ha llegado el momento de mi paseo vespertino” – pareciera insistir el simpático peludo -.

“Marley llegó cuando yo estaba es un momento de mucho estrés, de mucha exigencia y la verdad emocionalmente un poco vulnerable, y el perro me cambió la percepción de los afectos. Una vez más un perro arregla mi vida”, confiesa a Costa Magazine el famoso fotógrafo y comunicador.

Con 55 kilos y 7 años humanos, o en sus cincuenta de vida perruna, este Boyero de Berna llegó a formar parte de la familia en enero de 2019 tras fallecer su dueño, el padre de Juan Pablo Montt. Y aunque antes vivía en el campo, al aire libre, se ha adaptado perfectamente a la vida en la ciudad, en el departamento de Las Condes.

Por las fotos que posteas en Instagram, definitivamente Marley es el regalón de la casa.

“Cuando llegó desde la casa de mi suegro, venía con una cama propia, obviamente de acuerdo a su tamaño.  Pero con el tiempo, el fresco comenzó a pasarse a nuestra cama de dos plazas en plena madrugada. Y se tiraba arriba en el medio como si fuera un chihuahua, así que tuvimos que comprarnos una King para que pudiésemos caber los tres. O sea, es así de dominante el cabro chico ese”.

¿Se les complicó estar confinados, sobre todo en departamento?

“Para ser honesto, me preocupé que el perro nunca se sintiera encerrado. Incluso en los días más duros de confinamiento me las ingeniaba para sacarlo, aunque fuera por el borde del edificio.

Igual el perro es un amor. Todo el mundo lo adora porque se lleva bien con los niños y perros del barrio, nunca muerde a nadie. Es amigable, dócil, súper tranquilo. En verdad los boyeros de Berna son intrínsecamente  buenos perros, súper buenos compañeros”.

Y tienen la ventaja de vivir frente al Parque Araucano…                                                 

“De todos modos. Aprovecho como una terapia salir a pasear con Marley a lugares tranquilos, con viento rico, no tan concurrido de gente ni ruido. Este es nuestro tiempo  a solas y mi momento de desconexión del día real”.

Cuéntanos cómo son los días con este exquisito Boyero de Berna.                                          

“No hay mucha variación entre un lunes y un domingo porque el perro duerme con nosotros arriba de la cama, y cuando él despierta, lo hace poco a poco – por suerte –, y así mismo comienza a despertarme a mí. El resto del día puro  regaloneo en verdad. Los Boyeros de Berna son una raza bien amigable, tranquilos, sólo se pone eufórico cuando sabe que vamos a salir a pasear”.

Comentabas que Marley significa mucho para ti afectivamente.

“Siendo más íntimo,  llegó en un momento de mucho estrés en mi vida, de bastante exigencia y, la verdad, un poco vulnerable. Con su irrupción cambió la percepción de los afectos. Una vez más un perro arregla mi vida. Esta vez fue Marley, como que emocionalmente me reconstruyó, hizo que todo volviera a ser agradable y lindo. Gracias a su cariño, a su alegría, a despertarme todos los días con un lengüetazo en la cara, o con un manotazo en la mejilla, porque él es así, bien demostrativo”.

Volviendo a esta “nueva normalidad”,  ¿qué planes tienen?                                          

Irnos a la playa o al sur. Siempre con el perro, por supuesto. En todos nuestros planes está contemplado Marley”.

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