Las madres somos imprescindibles en el desarrollo de los hijos. Y uno de los factores claves para lograr una maternidad positiva, es no perderse de vista a uno misma, como persona. Los tiempos han cambiado y actualmente muchas de las madres también somos mujeres que trabajamos fuera del hogar y, que a la vez estamos pendientes de los hijos, de la pareja y del hogar.
En estos tiempos, sabemos que ser madre es todo un desafío. Contamos con todo tipo de información respecto de las etapas evolutivas de los niños, conociendo qué es lo que necesitan, no teniendo duda de lo importante que es estar presentes durante su crecimiento. Es preciso estar pendientes de su bienestar, tanto emocional, académico como físico, no olvidando propiciar espacios para sus relaciones sociales.
Como madres, también sabemos que debemos mantener con ellos una comunicación fluida, a fin que puedan ser más felices y tomen buenas decisiones, motivándoles a cumplir sus sueños y deseos por alcanzar sus objetivos.
AGOBIADA, SOBREPASADA
Sin embargo, para lograr estar realmente presentes en cada una de estas demandas, debemos necesariamente dejar de lado nuestra ansiedad por NO fallar y estar lo menos cansadas posibles.
No es inusual atender en consulta a mujeres que están al borde del quiebre emocional, con problemas para dormir, falta de control de su ánimo, cansancio y elevada angustia. Para muchas mujeres, formar familia y trabajar al mismo tiempo significa tener que enfrentar diversas funciones relacionadas con las exigencias de los hijos, la pareja y el hogar, sin cuestionarse la mayoría de las veces y sin ser capaces de mirarse de cómo están y cómo se sienten, viviendo todo desde el deber.
Recuerdo una madre de tres hijos, que se culpaba de no poder llegar temprano a casa para estar más tiempo con ellos, hacerles la comida dejándoles todo listo para el otro día. Se había impuesto tantas cosas, que lloró al sentirse extremadamente agobiada por todo aquello que debía hacer, dándose cuenta de lo sobrepasada que estaba.
Para evitar este nivel de angustia, debemos tener claro que no podemos responder a todas las demandas. Y que muchas de las veces estaremos cansadas y que fallaremos en nuestro intento de ser una excelente madre, haciéndolo todo y muy bien.
Indudablemente no podemos dejar de estar atentas para corregir y aprender nuevas formas de apoyar a los hijos; controlar el mal genio, el estrés o la falta de tolerancia. No obstante, el cansancio es lo que más “pasa la cuenta”, ya que trabajar dentro y fuera de la casa, o ambas, además de dormir poco y mal, inhibe la paciencia y la claridad mental.
EL MEJOR REGALO
El mejor regalo que puede hacerse una madre es no olvidarse de sí misma como persona, tratarse con cariño y autocompasión, así recuperarás el equilibrio emocional, el autocontrol y la paciencia. También te sentirás capaz de pedir ayuda asumiendo que no puedes hacerlo todo.
Piensa en el siguiente ejercicio, te dará claridad respecto a cómo está tu Autocuidado: escribe en una hoja dividida en tres:
1. “Lo que no quieres seguir haciendo”. Ejemplo: No voy a pasar la aspiradora los días domingo; no trabajar después de las 10 de la noche o dejar la cocina impecable para poder ir a descansar….
2. “Lo que necesitas para estar bien y con salud mental”. Ejemplo: Tomar un rico baño sin apuros, que tu pareja te ayude con las tareas de la casa; dormir al menos 8 horas o salir a tomar un café con una amiga…
3. “Lo que tienes olvidado que te pesa en la conciencia y que debes hacer ya.” Ejemplo: Tomar esa hora con el médico; ir a comprarte ropa o regresar a la clase de zumba.