¿Te resulta familiar la palabra “meditación”? Probablemente tu respuesta sea afirmativa; pero eso no implica que comprendas lo que realmente significa. La meditación se define como un estado de la mente a través del cual podemos llegar a momentos de reflexión, autobservación y contemplación profunda.
Primero, cualquier persona puede meditar. No necesitas ningún equipo especial ni tampoco conlleva gastos económicos. Puedes llevar esta práctica contigo dondequiera que vayas y realizarla en cualquier momento del día.
Al meditar intentamos focalizar nuestra atención en el presente evitando el flujo de pensamientos, emociones y sensaciones que disturben nuestro estado de calma.
La meditación no solo detiene la divagación mental, sino que también construye nuevas conexiones entre las distintas áreas de nuestro cerebro. A través de ella logramos entrenar nuestra mente y mantenernos atentos a lo que ocurre en cada momento.
Al poner toda nuestra atención en la respiración somos capaces de ponernos en contacto con nuestra naturaleza más simple, logrando de a poco ir descubriendo lo que ocurre en nuestra mente.
Práctica Milenaria
Desde hace miles de años se ha utilizado esta práctica contemplativa con diferentes objetivos, siendo el más habitual el de proporcionar estabilidad a nuestro mundo interno, evitando distracciones para vivir el presente de manera más consciente, coherente y tranquila.
Los científicos se han encargado de comprobar a través de estudios y publicaciones los beneficios de la meditación y el impacto que esta práctica tiene sobre la salud física y mental.
Desde inicio de los años ´70 la meditación comenzó a incorporarse con fines preventivos o como complemento al tratamiento de muchas condiciones y enfermedades crónicas. Cada vez se hacía más popular la idea de que esta práctica podía ayudarnos mantener nuestra salud en equilibrio, disminuyendo de esta manera el consumo de fármacos y reduciendo el gasto sanitario en diferentes poblaciones.
A nivel físico la práctica regular de meditación contribuye a reducir nuestra frecuencia respiratoria y cardiaca, así como el consumo de oxígeno, permitiendo que nuestro sistema funcione de manera óptima.
Por otro lado, pareciera ser concluyente que un estado meditativo reduce directamente la estimulación de la corteza prefrontal y amígdala, áreas del cerebro responsables de la sensación de estrés y ansiedad. De esta manera, meditar a diario nos ayudaría a disminuir significativamente los síntomas asociados a estos estados.
Se ha estudiado también cómo esta práctica permite fortalecer distintas áreas del cerebro relacionadas con procesos de creatividad, memoria y aprendizaje. Parece ser que el cerebro de las personas que practican meditación sufre un proceso de envejecimiento más lento y puede llegar incluso a modificar su estructura biológica.
Tips para empezar a meditar:
- Buscar un momento del día propicio y un lugar tranquilo, cómodo y silencioso
- Siéntate en una postura cómoda, manteniendo los ojos entre abiertos y cerrados y mira fijamente un punto en el entrecejo o en la punta de tu nariz
- Comienza a respirar de manera consciente: lenta, profunda y silenciosamente
- Intenta dejar pasar los pensamientos, emociones o sensaciones que aparezcan, sin juzgarlos
- Conéctate con esa calma
Permanece en silencio y quietud algunos minutos al día y observa los cambios!
Dra. Natalia Delorenzo C.