“Soñamos con volar lejos de este mundo, miramos el cielo buscando algo, pero a nuestro alrededor ya hay vestigios de lo que encontraríamos ahí afuera”. Profundas palabras del productor audiovisual Marcelo Sanhueza al describir su exposición Miradas del Cielo, muestra que reúne una serie de fotografías con capturas de momentos universales, imágenes que trascienden vivencias y sentimientos, con un mensaje entre líneas: podemos alcanzar nuestros sueños por altos que parezcan. Muchas veces nosotros mismos fijamos los límites.
Además de desempeñarse como informático en la Universidad Católica durante los últimos catorce años, Marcelo es escalador de alta montaña – cumple un año como vicepresidente del Club Andino Universitario – y un apasionado de las artes como el teatro, la fotografía y el cine.
Un tipo inquieto que a sus 36 años ha logrado compatibilizar sus conocimientos tecnológicos con la pasión del arte y la escena visual. “Hace unos catorce años, cuando comencé a pololear con una estudiante de actuación, descubrí el maravilloso mundo del teatro y me enamoré de este arte. Tenía ganas de crear mis propios documentales o películas, y me dije, primero debo afinar mi ojo, así que en forma autodidacta me inserté en la fotografía capturando maravillosos cielos nocturnos así como la naturaleza que rodea las expediciones”, relata el multifacético creador.
Algún tiempo atrás, Marcelo tuvo un accidente en alta montaña. Descendió cerca de 350 metros por una ladera nevada perdiendo incluso el piolet para frenar la caída. “En un momento me salió lo creyente y pedí a Dios una última oportunidad; cuando creí llegar a una caída libre o cornisa, simplemente paré”, recuerda. Nada de esto lo frenó, ni siquiera el irónico hecho de padecer vértigo.
SIN LIMITES
“Mientras las estrellas giran, los árboles danzan estirando sus brazos al cielo queriendo tocarlas, dan saltos en sus raíces quebrando la arcilla alrededor, piel de nuestro hogar”, añade otras de las descripciones del realizador visual a una imagen capturada desde el Observatorio A.L.M.A en San Pedro de Atacama durante el amanecer. Y es que para Marcelo Sanhueza querer alcanzar el cielo en sentido figurado deja entrever sus ganas por cumplir cualquier meta, por inalcanzables que parezcan.
Un hecho no menor es que Marcelo nació sin el brazo izquierdo en una familia de escasos recursos donde estudiar en la universidad no era tema. El mejor plan consistía en estudiar en un liceo técnico, hacer la práctica y luego ingresar al mundo laboral. “Estudié Administración de recursos computacionales y me encantó lo que aprendí. Pude ingresar a trabajar en HP, luego en VTR internet y finalmente como informático en la Universidad Católica donde permanezco hasta el día de hoy. Desde mi formación tecnológica me he ido desarrollando en forma autodidacta en fotografía, también aprendí francés cuando tuve la oportunidad de ir a estudiar cine en Paris. El punto es que he intentando cualquier emprendimiento antes de rendirme”, reflexiona.
Una anécdota que forjó el carácter y la autodeterminación de Marcelo Sanhueza tiene relación con su adolescencia. “Hasta los 15 años no podía cortar la carne – añade-. De hecho, al estar pololeando rogaba que no sirvieran carne cuando me invitaban a comer. Mi padre me obligó a intentar invertir los cubiertos y lo logré. De ahí entendí que en la mayoría de las ocasiones somos nosotros mismos quienes fijamos nuestros límites”.
Mismo axioma aplica para escalar en alta montaña con cuerda, arnés y piolet o para inmiscuirse en el teatro, cine, o la propia fotografía al punto de hoy estar levantando su primera exposición individual Miradas del Cielo, una muestra que nos invita a mirar a lo alto sin dejar de soñar por un segundo.
Fotografías de Marcelo Sanhueza / Redacción: Cristian Muñoz Caces