En el corazón de una exclusiva privada residencial, a las afueras de la Ciudad de Mérida, se erige una obra arquitectónica que redefine la convivencia entre la arquitectura y la naturaleza. Casa PZ no es solo una vivienda; es un refugio donde el diseño contemporáneo se fusiona con la esencia de la tierra yucateca, creando un espacio que invita a disfrutar de la vida con serenidad y en total armonía con el entorno. Con una disposición modular única y materiales que reflejan la calidez de la región, esta obra se presenta como un ejemplo de cómo la arquitectura puede ser tanto funcional como estéticamente sublime.
- Mérida, México
- Arquitectos: FDZ.Arquitectura
- Área: 547 m²
- Año: 2024
- Fotografías: Leo Espinosa
- Arquitectos: Jorge Antonio Fernández Esquivel y Rodrigo David Mari Cabrera Construcción: GBarona
Casa PZ, un proyecto arquitectónico innovador, redefine el concepto de diseño habitacional al integrar de manera fluida espacios interiores con el entorno natural, creando una experiencia única de habitabilidad. Con una estructura modular que se despliega en una disposición rotada, la casa no solo refleja funcionalidad, sino también una profunda conexión con la belleza y la armonía del paisaje que la rodea.
Ubicada en las afueras de Mérida, en una exclusiva privada residencial, esta obra destaca por su enfoque contemporáneo y su capacidad para fusionar la modernidad con el alma de la región yucateca.
Esta ubicación permite a los residentes disfrutar de lo mejor de ambos mundos: la cercanía a la ciudad y sus comodidades, pero también la serenidad de un entorno rodeado de vegetación y espacio.
Desde el primer vistazo, su disposición arquitectónica invita a una lectura cuidadosa de su estructura. En lugar de seguir el patrón ortogonal tradicional, el proyecto se basa en una disposición rotada de sus módulos, lo que permite un diseño más orgánico y conectado con el entorno natural.
Este enfoque innovador facilita la optimización de la luz natural y las vistas, a la vez que asegura un confort térmico ideal gracias a la correcta orientación de los espacios hacia los vientos dominantes del norte.
La disposición de los módulos no es solo una cuestión de estética, sino que tiene un propósito funcional claro: crear una relación directa entre los interiores y la naturaleza circundante. El espacio interior fluye con la misma libertad que el paisaje exterior, creando una sensación de amplitud y apertura, lo que permite disfrutar de vistas ininterrumpidas al parque principal de la privada y a la vegetación que rodea la propiedad.
DESAFÍO & OPORTUNIDAD
El terreno, con un frente de 18 metros y vistas hacia el parque, presentó un desafío importante desde el punto de vista del diseño. Al analizar el entorno, los arquitectos se dieron cuenta de que el norte real del terreno estaba desfasado 45 grados respecto a la cuadrícula ortogonal, un detalle que, lejos de ser un obstáculo, les permitió replantear la distribución y orientación de la vivienda de manera estratégica.
Este descubrimiento no solo mejoró la orientación de las terrazas y habitaciones, sino que también optimizó la circulación de aire y la iluminación natural, elementos cruciales en una región cálida como Yucatán.
Ahora bien, uno de los elementos más distintivos de Casa PZ es su uso de materiales que reflejan la esencia de la región. El concreto enduelado pigmentado en tonos terracota, característico de la tierra roja de Yucatán, cubre las fachadas y forma parte integral de la estructura del proyecto.
Este material no solo tiene un atractivo visual, sino que también aporta una gran durabilidad y resistencia a las inclemencias del clima, fusionándose perfectamente con la vegetación local. Los muros recubiertos en el mismo tono crean una sensación de continuidad, como si la casa emergiera de la propia tierra, estableciendo un diálogo armonioso entre la arquitectura y su entorno natural.
EXPERIENCIA SENSORIAL
El recorrido hacia la casa se convierte en una experiencia sensorial que prepara al usuario para la inmersión en este oasis arquitectónico. Al aproximarse al acceso, un juego de plataformas y una pérgola con elementos de sombra van marcando el camino hacia la entrada, rodeado de vegetación que comienza a desconectar al visitante del ruido urbano.
Este espacio semiabierto, cuidadosamente diseñado, permite que quien lo recorre se adentre gradualmente en la serenidad de la casa, haciendo de la llegada un momento de transición hacia el equilibrio que la arquitectura ofrece.
En su interior, Casa PZ continúa con la misma filosofía de conexión y fluidez. Los amplios espacios están diseñados para aprovechar al máximo la relación con el exterior, sin perder en ningún momento el sentido de privacidad.
El área social, un gran espacio continuo, se caracteriza por su capacidad para transformarse según las necesidades del usuario. Dependiendo de las condiciones climáticas o de la preferencia por más o menos privacidad, el espacio se abre o se cierra, adaptándose a las circunstancias. Esta flexibilidad, sumada a las vistas panorámicas del patio y la vegetación circundante, convierte cada rincón de la casa en un refugio cómodo y en sintonía con la naturaleza.
REFUGIO DEL BUEN VIVIR
Casa PZ no solo es un logro arquitectónico, sino también un ejemplo claro de cómo la arquitectura puede ofrecer una experiencia de buen vivir. Su diseño modular y fluido, su conexión íntima con la naturaleza y el uso de materiales locales hacen de esta vivienda un modelo de cómo vivir en armonía con el entorno.
El diseño contemporáneo no está reñido con la tradición; por el contrario, se complementa con ella, creando un ambiente de paz y confort que invita al descanso, la reflexión y el disfrute del paisaje. En este contexto pasa a ser mucho más que una vivienda: es un refugio, un lugar donde la modernidad y la naturaleza se abrazan para crear una vida más plena y equilibrada.
Un ejemplo excepcional de cómo la arquitectura puede transformar la forma en que vivimos, ofreciendo espacios que no solo son bellos, sino también funcionales y profundamente conectados con el entorno.