Coreografías captadas a media luz, pliés en primera o segunda posición de pies, entrechat, cabriole o assemblé deslumbran en imágenes con fuerza y belleza. La estática propia de la fotografía se envuelve en el ritual que danzan miles de partículas de harina arrojadas sobre el escenario. Mientras, el obturador de la cámara de Fernando Ramírez es presionado una y otra vez con tal de capturar la irrepetible magia de aquel segundo.
Los bailarines danzando sin cesar en una casona abandonada de Providencia, la poca iluminación, ágiles movimientos y destellos de flashes son llevados al límite. Así al menos lo entiende el fotógrafo santiaguino que relaciona cada uno de estos cuadros con situaciones llevadas al extremo. Una tendinitis severa en su brazo en 2015 que hacía ineludible la operación lo obligaron a cambiarse de marca.
“Después de trabajar mucho tiempo con una Canon 6D más el lente 35 mm, peso promedo de 1.600 gramos, sufrí una lesión en el brazo – en un matrimonio debía cargar la cámara unas diez horas -. Me dijeron que la Fuji Xt1 con similares características pesaba solo la mitad, una locura”, recuerda Fernando, quien se apasionó por la fotografía desde los 16 años apenas recibió sus lentes de contacto para combatir la miopía.
El universo hasta ahora asemejado comodamente a Canon le sería arrebatado hacia el mundo Fuji, un desafío mayor. “Era un desastre con el enfoque manual, no había caso. Por lo tanto tomé una decisión extrema”. Para darse a entender, Fernando relata el entrenamiento que tuvieron Goku y Krilin en la serie Dragon Ball Z a cargo del maestro Roshi. “Antes del torneo cargaron durante varias semanas con una mochila que pesaba cerca de 40 kilos; al momento de la competencia sentían que volaban. Yo decidí que mi mochila sería el ballet”.
Fotografiar en espacios de baja iluminación a bailarines en plena coreografía fue un verdadero entrenamiento para Fernando. “Pensé, si puedo sacar fotos a estos bailarines a oscuras es porque dominé el foco manual. Durante varios días asistí a ensayos hasta comprender la lógica Fuji. Cuando volví a los matrimonios todo era mucho más fácil”.
DE TELAS & HARINA
Fernando es actualmente fotógrafo X de Fuji o embajador de la marca en Chile, dicta charlas, capacita a vendedores, testea los prototipos. ¿Cómo llegó a serlo? El ballet le abrió las puertas a este nuevo universo. “Una vez que dominé el foco manual expuesto a sus limitaciones quería más. Me gustó tanto la danza clásica y moderna que emprendí un proyecto con tal de fotografiar a los mejores bailarines de Chile”.
No obstante, había un detalle que Fernando Ramírez aún debía resolver, una nueva limitante. “Cuando fotografías por definición estás congelando el momento, por lo que no tenía manera de ver el movimiento en las fotos. Así que me puse a experimentar con telas y harina”.
En una casa abandonada de Providencia comenzaron a experimentar vistiendo a las bailarinas con tela. A su vez, miles de partículas de harina eran arrojadas al aire en plena oscuridad. Los movimientos aparecían por doquier. En una imagen se capturaba el recorrido de los brazos, de las manos, de las piernas. Cada salto marcaba su trayectoria como la saliva de un caracol. Cada vuelta envolvía el polvillo blanco en interminables y sinuosos caminos. El cuadro inmortalizado en el visor de la cámara se convería en arte puro.
El proyecto de fotografías estáticas pero al mismo tiempo fluidas fue presentado a la marca. Al poco tiempo Fernando fue aceptado como representante de Fuji en Chile, otorgándole valor y prestigio a su desarrollo profesional. Tanto así, que fue el encargado de registrar la campaña presidencial de Beatriz Sánchez en todo el país.
“En este episodio de mi labor quiero hacer un paréntesis para explicar las ventajas de una cámara Fuji – explica-. Para mí es un equipo ninja por su tamaño, peso y comodidad. Pero además, los colores que se obtienen están basados en los antiguos rollos fuji. Por si fuera poco, yo no andaba con laptop, sólo con mi cámara, tres lentes y celular”. Apenas concluía una actividad Fernando la enviada por wifi desde la cámar a su celular y luego a todo el equipo de comunicaciones.
Como él mismo reconoce, “y sin querer evangelizar”, el sistema Kaizen de Fuji le ha permitido aprovechar por más años cada cámara pues constantemente aparecen actualizaciones. “Cuando compré en 2016 la XPro2 obtuve una cámara que hacía videos en HD. Resulta que en enero de este año apareció una actualización que ahora me permite grabar videos en 4K. Si antes tenía 50 puntos de enfoque, ahora tengo 300”, sentencia.