MUSA

El primer y más grande museo submarino de arte contemporáneo, ubicado entre las aguas de Cancún e Isla Mujeres, nació para conservar la segunda barrera de arrecifes de coral más grande del mundo. Con más de 500 esculturas hundidas a unos diez metros y elaboradas de un concreto marino especial, MUSA promueve la generación y reproducción de la biodiversidad bajo las aguas del caribe mexicano.

Por Cristian Muñoz Caces.

 

“Como despertando de un profundo sueño, vas flotando inerte, por un paraje que parece irreal, pero extrañamente existente. Es un bosque mágico, encantado con decenas de ceibas sagradas para los mayas. Sus raíces las anclan fuertemente al suelo… florecen vivas en un ambiente azulado, submarino, absurdo e irresistible. El espíritu del bosque lluvioso habita en estas selvas subacuáticas. Las esculturas, que han adquirido formas increíbles, están vivas […] Entrar a este bosque encantado y decorado por la Diosa Natura, debe de ser una experiencia espiritual, llena de reverencia y humildad. Se deberá llevar el máximo respeto y amor a la benevolencia de esta exuberancia que la vida nos enseña”.                   

Hacemos eco de estas poéticas e inspiradoras palabras del maestro Roberto Díaz Abraham, miembro fundador y director de Musa, el primer  y más grande museo submarino de arte contemporáneo, creado en el año 2009 para frenar el daño que provoca el turismo de buceo y esnórquel en los arrecifes de coral del caribe mexicano. Situada a unos diez metros de profundidad, esta galería alberga más de 500 esculturas que gradualmente se han ido transformando en arrecifes artificiales que facilitan la proliferación de corales.

Cada una de estas piezas  – en su mayoría obras del artista británico Jason de Caires Taylor – han sido confeccionadas a base de un concreto marino especial con pH neutro, sin hierro que traiga consigo el óxido y un sinnúmero de recovecos adoptados como refugio por la flora y fauna subacuática.

“Peces y criaturas marinas han encontrado sombra y refugio de sus depredadores en estas piezas de arte. Esto ha provocado la reaparición de diversas especies en el arrecife. Un ejemplo es el pez ángel gris francés, que hoy compone una gran comunidad en las aguas del Caribe”, explica  a Costa Magazine el maestro Díaz, presidente de los Asociados Náuticos de Cancún entre 2007 y 2010.

Una loable iniciativa que busca atraer al turista para sensibilizarlo sobre el cuidado medioambiental y disuadirlo de visitar los arrecifes naturales en deterioro del área natural protegida Parque Nacional Costa Occidental de Isla Mujeres, Punta Cancún y Punta Nizuc, zona del caribe mexicano que recibe cerca de un millar de visitantes por año.

 

UN BELLO DESAFÍO

A pesar de que hay varios países anhelando replicar esta apuesta artística-ecológica bajo sus aguas, Roberto Díaz confiesa que la puesta en marcha del proyecto no fue ni ha sido nada fácil, ha significado todo un reto. “Al principio nadie creía que te dejarían colocar piezas de cemento en un área natural protegida. Pero así comenzó. No obstante, como las obras originales (pelotas de concreto) no tenían ningún atractivo para el turista, quisieron clausurar el proyecto. Al oponernos, presentamos al artista Jason de Caires Taylor, quien logró crear  un escenario  único de arte contemporáneo bajo las aguas”.

Una galería submarina que en 2017 recibió cerca de 350 mil visitantes y 516 obras en un espacio cercano a los 1.500 metros cuadrados y que para 2018  espera hundir al menos otras 40 piezas escultóricas.

 

VIDA BAJO LAS ESCULTURAS

Si bien el objetivo de estas piezas era conservar y proliferar la reproducción del ecosistema que habita bajo las aguas del Caribe, “igual nos sorprendió descubrir que bajo las esculturas viven miles de erizos y cientos de caracoles”. Pero eso no es todo – añade Roberto Díaz Abraham -. “Al fin cada una de estas obras comienzan a mutar por la acción natural de los seres vivos. Yo las veo como si un pintor pusiera un lienzo con un bosquejo bajo el agua. Cuando llega la calma, salen los peces y corales para adornarlo y pintarlo. Es una experiencia realmente increíble ver cómo tu obra es transformada por la naturaleza y adoptada por todos los animales”, sentencia el director de MUSA, quien también ha creado algunas obras para  el primer  y más grande museo submarino de arte contemporáneo.

 

 

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