Neurociencia y arquitectura se dan cita para hacer florecer proyectos que tienen efectos y beneficios directos en la calidad de vida de las personas. Una de las exponentes de esta mirada es la arquitecta de interiores, Ana Antico, con quien recorremos espacios que promueven la felicidad, productividad y el bienestar emocional de las personas.
Por Marcela Cademartori
Las variantes ambientales de la neuroarquitectura tienen efectos y beneficios directos en la calidad de vida de las personas. A través del estudio y la aplicación de los principios neurocientíficos, los profesionales de esta disciplina -entre los que destacan arquitectos, diseñadores, biólogos, psicólogos y psiquiatras- buscan generar espacios que promuevan la salud mental, la productividad, la felicidad y el bienestar emocional de las personas.
Todo comienza con la premisa de que los espacios cobran relevancia en la forma en que nos comunicamos, sentimos y nos comportamos. Es el punto de partida para hablar de cómo la neurociencia y la arquitectura se combinan para un proyecto de diseño de interiores.
La arquitecto de interiores y fundadora de Antico Studio, Ana Antico, es quien nos explica esta tendencia, en donde las variables ambientales permiten generar una sinergia entre el cerebro humano y su comportamiento en el entorno donde se desenvuelve de manera habitual.
“Nuestro hogar influye constantemente en nuestro bienestar y nuestro estado de ánimo. Por eso creo en la decoración emocional, que tiene como objetivo, no solo embellecer, sino también ayudar a las personas a estar más felices”.
Como sociedad vivimos hoy bajo un concepto denominado BANI – añade la profesional -, tendencia social que alude a la fragilidad, la ansiedad, a lo no lineal y la incomprensión, repercutiendo en que factores como estrés, y otros trastornos relacionados a la salud mental, se estén convirtiendo en los protagonistas de nuestro día a día, cuando lo que necesitamos es una vuelta al bienestar y a la sensación de plenitud para volver a nuestro origen”.
Se ha demostrado que el gasto destinado a tratar patologías emocionales asciende a cerca de tres millones de dólares al año, lo que cual evidentemente produce un impacto en la economía a nivel mundial. La neuroarquitectura busca abordar esta temática y respaldar con base científica el cómo, dónde y por qué escoger un determinado diseño de interiorismo.
7 PILARES DE LA NEUROARQUITECTURA
Basándose en evidencia científica que demuestra cómo los espacios influyen en las emociones y capacidades de los seres humanos, la neuroarquitectura se ha sustentado en 7 pilares fundamentales:
1. Formas: Está demostrado que las formas curvas disminuyen la sensación de vulnerabilidad, motivando a las personas a permanecer en ese espacio. En cambio, las formas puntiagudas, angulosas o muy cuadradas, asemejan puntas de flechas, generando un estado de alerta e incomodidad. Por lo mismo, se recomienda utilizar formas curvas, ya que producen felicidad, e incluso, están relacionadas al vientre materno.
2. Colores: Los colores asociados a la naturaleza como el verde y el azul reducen el ritmo cardíaco y disminuyen el estrés. Por eso, la recomendación es usar tonos de verde y azul mezclados con beige, especialmente en los dormitorios, que están asociados a la relajación y el descanso.
3. Aromas: El olfato es 10 mil veces más potente que el resto de los sentidos, porque está muy relacionado con el sistema límbico -el de las emociones-. Está demostrado que los aromas cítricos, por ejemplo, son antidepresivos y en el caso del olor a lavanda permite bajar el ritmo cardíaco, por lo que se recomienda para dormitorios o lugares de descanso en el hogar.
4. Iluminación: La luz es un factor muy importante en el día a día de las personas. La luz natural es la más importante, porque permite captar la vitamina D necesaria y contribuye a aumentar nuestra energía, disminuyendo los niveles de tristeza y depresión. En el caso de la luz fría, retrasa la secreción de melatonina, interfiriendo en el ciclo de sueño natural de las personas, por lo que no es recomendable usar este tipo de luz en las casas.
5. Sonidos: La música tiene muchos beneficios para el bienestar y salud de las personas, ya que entrega felicidad, mejora la concentración y favorece la relajación en la vida cotidiana. La música es capaz de trasladarnos a un estado de ánimo mucho más positivo, porque nos permite recordar momentos felices.
6. Biofilia: El contacto con entornos diseñados bajo los principios de la naturaleza impacta positivamente en la salud física, emocional y cognitiva de las personas. Con este concepto se trata de traer la naturaleza a los distintos entornos en los que conviven las personas. Hay estudios que demuestran que las plantas disminuyen en un 37% los niveles de ansiedad y ayudan a relajarse.
7. Personalización: Finalmente, en la neuroarquitectura se reconoce que los espacios físicos no son solo lugares funcionales, sino también extensiones de nuestras identidades y formas de expresión personal. “Nos sentimos mejor cuando el espacio donde vivimos tiene relación con nosotros y con nuestra vida. Los estímulos del lugar donde habitamos tienen importancia en el sentido de pertenencia, lo que tiene directa relación con la felicidad y el bienestar de las personas”.
Anita explica que existe un respaldo científico que le da sustento a los estudios realizados en este ámbito. Se suma ahora la implementación de un software aprobado por la ANFA – The Academy of Neuroscience for Architecture – que permite recoger las percepciones y memorias de las personas con datos precisos, lo que ayuda a una optimización de los tiempos y a una aproximación más real de los que se busca al momento de diseñar un proyecto.
En la actualidad, existen evidencias suficientes para comprender que el contacto con entornos diseñados bajo los principios de la naturaleza impactan positivamente en la salud física, emocional y cognitiva de las personas. Es momento, entonces, de vivir los espacios con sentido, de conectar con el origen y reencontrarnos con el motivo para ser felices.