Nutrición en Positivo. Un acto de amor propio

La forma en que nos nutrimos es el reflejo de nuestra relación con nosotros mismos. La primera relación que tenemos con el Amor y el Cuidado empieza cuando estamos en el vientre materno, y continua posterior al nacimiento, siendo la nutrición y el acto de alimentarnos el principal signo de atención y cuidado por la vida.

La forma en que priorizamos nuestro cuidado personal influye en nuestra salud emocional y nuestras conductas de bienestar. Por lo anterior, la invitación es a hacer una autoobservación sobre qué sentimientos y emociones predominan en tu entorno a la comida.

Si tu enfoque está puesto en las prohibiciones alimentarias y los daños de los alimentos a la salud, es posible que tus sentimientos con el acto de “Cuidarte” sean negativos y a partir del condicionamiento del miedo.

Esto genera graves daños en nuestro autoestima y en nuestra salud mental en general. Además, nuestra cultura alimentaria siempre estará rodeada de alimentos “No saludables” que tenemos en la lista de prohibiciones, y que por ende, no podremos deshacernos de ellos para siempre, ni por simple fuerza de voluntad.

¿Y si al contrario de fijar nuestra atención en lo que “no debemos comer”, ponemos nuestra foco en lo “debemos comer” para estar más nutridos y saludables? A esto le llamamos Nutrición en Positivo, y nos invita a reconocer las oportunidades de obtener beneficios positivos de los alimentos que escogemos, alimentos placenteros y nutritivos que nos permitan explorar sensaciones de amor con la comida (no de miedo).  

El propósito es comer más de lo que nos llena de energía y salud, y no poner la atención en comer menos de un alimento determinado. Los distintos grupos alimentarios entregan distintos aportes nutricionales a nuestro organismo, y necesitas nutrirnos de todos ellos.

Por eso, poner la atención en nuestra Nutrición en Positivo, significa asegurar los requerimientos adecuados para un mejor funcionamiento endocrino y metabólico de nuestro cuerpo.

Te invito a consumir:

 

Más vegetales y frutas, de distintos colores y con harta diversidad

Más granos enteros que nos aportan energía de lenta absorción y fibra para nuestra Microbiota Intestinal

–  Más semillas y frutos secos que nos aportan ácidos grasos esenciales, fibra, minerales, vitaminas y proteínas vegetales

Más proteínas magras que aseguren cubrir nuestros requerimientos proteicos diarios

Más grasas saludables como la palta y el oliva que potencian nuestra saluda cerebral y cardiovascular

Nutrirnos, cuidarnos y atender nuestra necesidades básicas de alimentación son un acto de amor Propio y no de exigencias con nosotros mismos. Mejora tu enfoque con la comida y mejora la relación contigo mismo.

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Por Catalina Marowski Aguayo Psicóloga clínica Psicoterapeuta de adultos Certificada en EMDR y Coaching (PUC)

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