Les apasiona viajar por valles del norte y sur de Chile conociendo a agricultores que durante décadas han plantado viñedos de antiguas cepas. Por horas se quedan conversando en los campos, admirando la tierra, empapándose del clima. Una búsqueda que tiene como resultado no solo reflejar en cada botella el origen y procedencia de la uva, sino también relatar la historia de aquel lugar.
En solo seis meses – entre marzo y septiembre – la camioneta de Felipe Garcia marca más de 40 mil kilómetros recorriendo viñedos del norte y sur de Chile, desde los suelos calcáreos del Limarí hasta los volcánicos del Malleco. Al enólogo y socio fundador de P.S. Garcia le apasiona en sobremanera conocer los orígenes de cada cepa, por ello en cada viaje aparta un tiempo especial para escuchar las historias de experimentados y canosos agricultores.
“Estamos a fines de septiembre, época del año donde comienzo a visitar a los productores. Don Jorge Ollé de Maule por ejemplo, quien nos vende el Carignan utilizado para nuestras etiquetas Vigno y Facundo, posee parras plantadas desde 1958 y la gente que trabaja con él lleva más de 30 años en los viñedos, preservando por décadas su forma de hacer las cosas… en cada botella hay una historia que relatar.
En Itata – añade el ex enólogo de Casas del Bosque y Kendall Jackson – se encuentra otro productor, Gonzalo Chandía, quien nos vende el Cabernet Sauvignon para Facundo y el Syrah para Bravado. “También es todo un personaje pues hace sus propios vinos. Cada vez que aparecemos nos invita a la bodega a catar sus creaciones mientras nos cuenta una de tantas historias atesoradas”.
Climas, personas, suelos, paisajes, viñedos y relieve geográfico plasman el carácter en las cerca de quince etiquetas (provenientes de once variedades) elaboradas por P.S. Garcia, botellas que buscan reflejar con excelencia la procedencia de cada una de sus uvas. “Contamos con tres etiquetas de Pinot Noir – una de Casablanca, otra de Malleco y la última de Limarí – que son totalmente diferentes aunque proceden de la misma variedad y son tanto vinificadas como guardadas exactamente con el mismo procedimiento”, recalca Felipe Garcia.
Una vez que son embotelladas y etiquetadas en Casablanca, se inicia la distribución y exportación a cerca de doce países como México, Perú, Holanda y Dinamarca. Un dato no menor, es que en el último tiempo Chile desplazó a Estados Unidos como su mercado principal.
ACIDEZ NATURAL
Según consignan en su portal, este proyecto nace en 2006 con la elaboración de los primeros vinos con foco en el origen de sus uvas y el gusto de sus dueños por una buena estructura y rica acidez. Variedades como Sauvignon Blanc, Pinot Noir y vinos espumantes se han construido a partir de su acidez natural generando muy buenas bocas.
Pero es en el Valle del Itata, en la Región del Nuble cerca de Chillán, donde se construye una relación que hoy se consolida como una sociedad entre Felipe y la familia Mendoza (Patricio, Sergio y Nicolás).
Desde un inicio comprábamos en su totalidad las uvas a los productores, inicia explicando el enólogo. “Pero cuando fuimos al campo (llamado Piedra Lisa) de los Mendoza, a conocer sus 40 hectáreas, alzamos nuestra vista a un cerro emplazado detrás de un lomaje de la cordillera de la Costa, y que al cruzar un pequeño arroyo nos conducía a plantaciones de la cepa País, un viejo viñedo que conservaba buen vigor pese a sus más de 120 años de antigüedad, según constata el último certificado de venta de la propiedad. ‘¡Allá está el oro!’, exclamé”.
En 2010 se injertan las parras de País con variedades mediterráneas como Carignan, Grenache, Mourvèdre y un Petit Verdot, este último injertado solo por el amor de Felipe por esta variedad
A partir de este viñedo, P.S. Garcia produce sus vinos en un cincuenta por ciento con uva propia y el restante con productores del norte y sur del territorio nacional. Cada terroir, clima y plantación debe producir uvas de buena acidez natural. Eso es como el mandamiento, explica a su vez el agrónomo de la Universidad de Chile. “Por eso comenzamos este proyecto basado en el Carignan, la uva tinta que tiene la acidez más alta, que envejece muy bien en el tiempo; un vino fresco, vibrante y gastronómico.
Todo lo contrario al Carmenere, que al ser suave en taninos y de baja acidez, estuvo descartado por varios años. “Lo paradójico es que este 2021 lanzamos el vino Mala Fama, una mezcla bien eclética entre Carmenere y Carignan que escapa al perfil algo más serio y cuidado de P.S. Garcia. ¿Resultados? Un hit de ventas que nos obligó a lanzar la segunda cosecha.
PRIMAVERA
Estamos iniciando la estación primaveral, y por ahora, la labor del enólogo y socio de P.S. García se orienta a visitar periódicamente los viñedos emplazados entre el nortino y cálido valle del Limarí hasta el tradicional valle de Itata. “Recorridos que consisten básicamente en constatar que se hagan los deshojes o que se aireen en forma correcta las plantaciones”.
Cerca de marzo se acercan días cruciales. “Por estas fechas hago miles de kilómetros entre los distintos productores probando uvas para determinar el punto de cosecha. Allí es cuando te juegas todas tus fichas, pues decidirás un vino más fresco, más maduro, con menos alcohol, con más tanino”, explica con lujo de detalle Felipe.
En ese preciso momento, cuando los taninos ya maduraron y la acidez es la adecuada, el enólogo jefe dará la instrucción al resto del equipo: ¡Vamos a cosechar esta uva!