Por: Pablo Werth Münchmeyer
Fotos: Víctor Montalva
En septiembre se cumplieron dos años desde el arribo de Pablo Lemoine (44) al rugby criollo. El uruguayo, que ya dirigió a los celestes en el Inglaterra 2015, vino para hacerse cargo del desarrollo de los Cóndores, pero también de todo el rugby chileno abriendo camino al profesionalismo.
Por eso, a partir de febrero del presente año, asumió la cabeza de los Selknam, la franquicia nacional que disputa la Superliga de Rugby (SLAR), primer torneo de clubes profesionales de Sudamérica.
Buen momento para realizar un balance sobre los positivos cambios que ha vivido el nuestro deporte en el inicio de un nuevo proceso que apunta a meter por primera vez a la ovalada nacional en la Copa Mundial de Rugby en Francia 2023.
¿Cuál era tu impresión del rugby chileno antes de asumir?
– Mi percepción era más pesimista de lo que realmente encontré. Si lo comparó con lo que había en Uruguay, la capacidad para construir una estructura deportiva que apuntara al alto rendimiento y que buscara el éxito estaba, lo que es muy bueno para cualquier proyecto, pero faltaba un cambio de mentalidad y había que cultivarlo.
En mi experiencia de entrenador enfrenté a equipos chilenos muy fuertes (generación del 98, 2000, 2002, 2011) y sabía que tenían una cultura de trabajo y esfuerzo importante en los seleccionados, sus jugadores y en los clubes. Eso había que reflotarlo.
Entonces, la base estaba…
– Exacto. Chile no es un país que no tuviera bases, sino que su ADN rugbístico se había deformado. El jugador chileno se adaptó a una realidad, desvió su foco, y tomó caminos fáciles, renunciando o haciendo el mínimo indispensable.
Hoy veo como ese rumbo se ha encauzado. La estructura ha respondido con un standard importante que ha permitido que hoy Chile pueda decir que tiene un programa de alto rendimiento. Hoy puedo decir que las cosas están funcionando bastante bien.
¿La realidad chilena era similar a la que tuviste con Uruguay?
– Uruguay tenía menos estructura y posibilidades económicas, pero contaba con una historia detrás. Dos participaciones en mundiales y jugadores con ambición de volver al lugar que ya habían ocupado antes, Chile no tenía eso.
Ahora bien, el problema del rugby chileno es que partió muy tarde con el alto rendimiento. Casi cinco años después de Brasil, Uruguay ya lleva siete, Argentina quince. Además, tuvimos muchos problemas al comienzo. La estructura y los medios que tuvimos con Selknam se acercaron a lo que debe ser el ideal del alto rendimiento. Igual nos falta mucho, pero sin duda estamos cada vez más cerca.
¿Cuál es el principal cambio que has visto en el jugador local?
– El cambio cultural, especialmente de los chicos frente al seleccionado. El dar, en vez de esperar recibir algo a cambio. Han dado todo lo que tienen y hoy entienden la filosofía de este deporte, lo que es representar a su país y también lo que estamos haciendo.
Personalmente creo en mis jugadores y siento que estamos alineados en una misma cultura deportiva. Staff y jugadores tenemos la ambición de buscar el éxito. Lo importante es la camiseta, sin afanes personales, sumar para el crecimiento del rugby chileno.
¿Cómo ves la posibilidad de ir a un Mundial?
– Estamos armando un programa óptimo de cara a las eliminatorias, con las mejores condiciones para los jugadores y para que no haya excusas externas a la cancha. Todo eso englobado en una filosofía de éxito que nos lleve al mundial.
Creo que tenemos posibilidades, pero hay que acostumbrarse a aprovechar cada oportunidad, a ganar partidos, a pelear cada batalla. Los jugadores están convencidos que pueden lograrlo. Tengo mucha fe que Chile pueda cumplir este objetivo.
Obviamente la pandemia movió la agenda original, ¿cómo crees que será el 2021?
– Teníamos armado el calendario 2020 con una cantidad de estímulos importante para todos los seleccionados con mucha competencia. Ojalá todo evolucione para lograr tener el mejor calendario en 2021, fundamental para nuestros objetivos, cumplir con Selknam y después con las eliminatorias para Francia, que es donde debemos poner toda nuestra cabeza y todo nuestro espíritu deportivo. El calendario de las eliminatorias será muy duro, con muchos viajes, con mucho desgaste en lo mental y en lo físico, pero nos estamos preparando para encararlo de la mejor manera.